3 Razones Para Tener una Actitud Diferente

Explicaremos brevemente, en 3 Razones Para Tener una actitud Diferente, como manejar nuestro carácter a la imagen de Cristo, conociendo sobre nuestras actitudes y como transformarlas.

El cristiano debe salir de lo común, de lo vulgar y de lo vano con respecto a las actitudes que predominan en el mundo y ser diferente al entorno que le rodea, tema que vamos a desarrollar en este estudio:

Índice De Contenidos

    Definición de actitud. Clases de actitud

    Para poder comprender las 3 razones para tener una actitud diferente, debemos sentar bases conceptuales. Una de las definiciones de actitud, y es la aquí nos compete, la muestra como la disposición de ánimo manifestada de algún modo.

    Podemos tener una actitud benévola, pacífica, amenazadora, puede ser de una  persona, de un partido, o de un gobierno. De acuerdo al parámetro bíblico, una persona solo puede tener dos tipos de actitud: actitud espiritual y actitud carnal (Gal. 5:16).

    Una actitud espiritual es la disposición de ánimo  para ser guiado bajo el control del Espíritu Santo. Mientras que una actitud carnal es la disposición de las personas para satisfacer  las cosas carnales, es decir a la naturaleza que persiste en el ser humano después de la caída de Adán y Eva. Analicemos el segundo caso:

    La actitud común de nuestra sociedad.

    3 Razones Para Tener una Actitud Diferente

    La actitud común de la sociedad es persistir en su naturaleza caída, aquellos que corrompieron los atributos de  santidad, justicia  y verdad con que fueron creados (Efe 4.24)  y la convirtieron en corrupción, maldad y mentira, de tal manera que tienden hacia estos estados de ánimo de manera natural (Gen 6.5).

    Es como si le colocaran a un león un plato de lechuga a su lado izquierdo y un plato de carne a su lado derecho, todos sabemos cuál va a ser su elección porque conocemos su naturaleza, así las personas tienden  al mal porque su naturaleza se corrompió y hace a toda nuestra sociedad esclava de las actitudes carnales (Jn 8.34).

    La corrupción de su naturaleza y su imposibilidad de escapar de ella nacen en su corazón (Mat 7.23) y distorsionan  los preciosos dones con que Dios les creó y los hace actuar de la siguiente manera:

    La Justicia fue cambiada por ir con disposición de tener enemistades, pleitos, celos, iras contiendas, disensiones, envidias y homicidios,

    La santidad fue cambiada por actitudes  que se asocian con el adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,  borracheras y orgias. La verdad del conocimiento de Dios fue cambiada por idolatría, hechicería y herejía. (Gal. 5:19)

    Consecuencias de la actitud carnal.

    De tal manera que nos hemos vuelto una sociedad que ha apartado a Dios de sus corazones y se ha predispuesto a vivir en los deseos del mundo, es decir, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida. La música  se ha vuelto vulgar, distorsionando el concepto de amor con actitudes lascivas. La industria del porno en películas e internet. La difusión de la violencia y la prostitución en las redes.

    El cambio de valores religiosos en cuanto al homosexualismo, lesbianismo, transgéneros y el aborto, ha producido una distorsión en los valores cristianos y se ven los destrozos y las calamidades dentro de la familia y la misma sociedad, acarreando la ira y el juicio de Dios en el entorno  que nos rodea. Dice la Biblia que los que practican tales actitudes no heredarán el Reino de Dios (Gal 5.21).

    ¿Cómo llegar a tener una actitud diferente?

    La buena noticia es que sí podemos tener una actitud diferente. Dios ha tomado la iniciativa para ello. Su misericordia se ha extendido hasta esta sociedad y ha enviado a su Hijo Jesucristo, para redimirnos de la esclavitud de esa naturaleza caída a la cual ha sido sometido este mundo y darnos una vida nueva y abundante, restaurando aquellos preciosos dones que se perdieron en Adán Y Eva, y por ende en toda la raza humana, y abriendo la puerta para que esos dones sean restituidos en nosotros (Ti 2.11-14).

    El creyente redimido por Jesucristo (a través de la fe), adopta una nueva actitud que consiste en  ser guiado por el Espíritu Santo para dar los frutos del Espíritu, y que está en lucha contra los deseos de la carne, es decir, que adquiere la disposición de alejarse de las pasiones que predominan en los que aún persisten en su naturaleza caída.

    De tal manera que en su nuevo andar es movido a  comportarse y tener actitudes de la manera que Dios le ha mandado en su Palabra y empieza a adquirir una actitud diferente a la que está sometida el mundo que vive en su propia corrupción, siendo un testimonio ante él del poder transformador de Dios que puede experimentar una persona, y que definitivamente nos llena de esperanza al saber que sí podemos cambiar y liberarnos de las malas conductas a las cuales hemos sido sometido durante nuestras vidas.

    ¿Cómo poner en práctica diariamente una actitud diferente?

    No tendría sentido avanzar hacia las 3 razones para tener una actitud diferente, si no sabemos poner en practica dicha actitud. Gracias a Dios que tenemos textos en su Palabra que nos ayudan a corregir nuestras actitudes y en esa practica, avanzar hacia el discernimiento y la comprensión de por qué debemos hacerlo: Revisemos la carta del apóstol Santiago en el capitulo 1:12-15

    1.- Debemos obedecer al mandato del Espíritu santo: ¡Soportemos las tentaciones!

    Este soportar normalmente se asocia con la actitud que se debe tener con aquellos que nos agreden y nos hacen sufrir su desprecio hacia nosotros (Mat. 10:22; 24:13), y en todo caso, cualquier tipo de tribulación (Rom 12:12). Se trata de mantenerse firme ante ello, perseverando hasta el final si decaer.

    2.- Debemos comprender la naturaleza y el proceso de las tentaciones:

    .- No provienen de Dios.

    Echarle la culpa a Dios y desmoralizarse ante la tribulación o prueba es la actitud carnal mas común en nosotros. Caer en el lamento, empezar a decir ¿Porqué a mí?, ¿Porqué Dios me hace esto? es una actitud errada que solo denota inconformidad y rebeldía ante Dios.

    .- Provienen de los deseos de nuestra carnalidad.

    Realmente las tentaciones provienen de nuestra propia carnalidad. Vi el caso de una persona que comentó sobre otra: "¡Es que cuando lo veo me da mucha rabia!" Esto no es cierto. La rabia la tenía en su corazón, solo que la manifestó cuando vio a aquella persona que le era molesta.

    El estímulo externo que es percibido por nosotros, es procesado en nuestra mente y en nuestro corazón según los parámetros de nuestra propia carnalidad, que estimulan las actitudes pecaminosas inherentes a la naturaleza corrompida que tenemos. Esto nos lleva al siguiente paso:

    .- Estos deseos nos llevan a pecar.

    Pecamos de  pensamientos, palabras, obras, omisión o naturaleza. Una vez que hemos procesado en nuestra naturaleza corrompida entonces podemos pensar mal de Dios o del prójimo, Hablar mal de él, actuar en contra de su persona o simplemente no hacer nada que pueda ayudarle,  cuando solo tendemos al mal, es muy fácil destruir con nuestros actos. Esto nos lleva a las siguientes consecuencias:

    .- El resultado de la acción de pecar es la destrucción y muerte espiritual.

    Es decir, la ruina espiritual y la separación de Dios. Con nuestra actitud carnal  solo despreciamos el consejo de Dios y mostramos odio y egoísmo en perjuicio de nuestro prójimo. Y no solo eso, separados y alejados de la gloria de Dios y merecedores del juicio y la muerte eterna. Entonces ¿Cómo debemos comportarnos? ¿Qué actitud adoptar?

    .- La solución:

    Ante tales casos debemos mantener una actitud positiva y confiar en las promesas de Dios en cuanto al futuro eterno de gloria, donde estas leves tribulaciones momentáneas representan un obstáculo mínimo que nos hacen considerar con fortaleza y optimismo la gloria venidera. Así, debemos producir un corto circuito ante el proceso de la tentación, evitando que llegue a consumarse.

    Alguien dijo: "No puedes evitar que los pájaros vuelen sobre tu cabeza", pero si podemos evitar que hagan un nido y tengan polluelos. Debemos cortar el proceso en cualquiera de sus etapas, y buscar el fruto del Espíritu Santo en cada situación.  Así, las 3 razones para tener una conducta diferente en la sociedad adquiere sentido en nosotros.

    .- 3 razones para tener una actitud diferente

    El tomar esta actitud diferente no es de balde, sino que conlleva objetivos que Dios ha trazado para la vida del creyente redimido, y que podemos encontrar en su Palabra:

    La primera de las 3 razones para te una actitud diferente es el crecimiento espiritual personal.

    Estamos llamados al estudio  de la Palabra de Dios para poder nutrirnos de su conocimiento y fortalecer nuestra fe hasta alcanzar la estatura de Cristo (Efe 4.13). Una nueva actitud que debe habituarnos a la lectura y estudio sostenido y sistemático de las Escrituras para crecer nuestra fe y conocimiento de las doctrinas que hablan acerca del evangelio y de nuestro Señor Jesucristo. Eso nos hará madurar y estimularnos a seguir el ejemplo de Cristo, en bondad, justicia y santidad de la verdad.

    La segunda de las 3 razones para tener una actitud diferente es  dar el buen  testimonio ante la familia y la iglesia y la sociedad.

    Dios nos ha llamado a ser irreprensibles en cuanto a nuestra actitud, y sobre todo a los que tienen un liderazgo espiritual, o aspiran a tenerlo.  Sería interesante ller las cualidades del carácter de un líder cristiano como se nos muestra  en la primera carta a Timoteo, capitulo 3:1-7

    La tercera razón, y no por eso menos importante, de las 3 razones para tener una actitud diferente  es vivir para la gloria de Dios.

    Dice la Palabra que todo lo que hagamos sea para la gloria de Dios. dios debe ser glorificado en nuestro andar diario, dse tal manera que nuestro testimonio produzca que hasta los impíos glorifiquen su nombre a causa de nuestra actitud.

    .- Seamos diferentes: Tengamos una actitud diferente

    Exhortémonos unos a otros a andar en amor y  las buenas obras que Dios tiene preparadas para nosotros, abundemos en el fruto del Espíritu, que consiste en la disposición de conducirnos en gozo, paz, paciencia, benignidad, mansedumbre, fe y templanza.

    Poner en practica nuestras nuevas actitudes para que las 3 razones para tener una actitud diferente sean válidas en nuestras vidas para vivir para la gloria de Dios.

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