Cómo atacar el desánimo - 4 formas para vencerlo según la biblia
Cómo atacar el desánimo, cómo podemos sobrellevar las cargas propias de la vida sin descuidar nuestra parte espiritual, cómo podemos levantarnos en medio del cansancio, de la fatiga. Todas estas interrogantes están presente en la vida de todo creyente porque ciertamente somos humanos y vivimos en un mundo minado de caos, donde la rutina, la tecnología se ha apoderado de la vida de las personas.
De esta manera se está perdiendo la motivación para salir adelante y avanzar. Por esta razón debemos centrarnos en Cristo Jesús aunque no tengamos ánimo, aunque estemos tristes, aunque nos sintamos derrotados.
Debemos tener conocimiento al mismo tiempo de la palabra que nos anima a levantarnos de la siguiente manera: “que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos” (2 Corintios 4:8-9)
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Cómo atacar el desánimo
La manera en la debemos atacar el desánimo está en las Sagradas Escrituras, donde se ordena en diferentes versículos a que debemos levantarnos, esforzarnos, darnos ánimo en todo momento. Esto se puede apreciar en los siguientes pasajes:
- “Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová”(Salmos 27:14)
- “Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, Y tome aliento vuestro corazón” (Salmos 31:24)
- “Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él” (2 Crónicas 32:7)
- “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará” (Deuteronomio 31:6)
En este sentido, la biblia es nuestro mayor aliciente en los tiempos difíciles, en los momentos de gran tribulación porque nos da las herramientas para enfrentar las pruebas y nos da las fuerzas a través del Espíritu Santo para resistir en los tiempos malos.
Así que no demos entrada al desánimo, no dejemos que nuestra propia carne nos domine, y esto se logra es accediendo al reino de los cielos que nos ofrece la palabra de Dios, cuyo centro es Cristo y la salvación que nos dio a través de su pacto divino.
La oración nos aleja de todo temor porque sabemos que el ángel de Jehová no nos desampara, y nos resguarda en todo momento. Pero la fe es fundamental para recibir esas bendiciones porque somos cristianos y fieles creyentes por medio de la fe. Por otro lado es importante resaltar que en la biblia encontramos hombres de Dios que tuvieron que pasar por pruebas y ser valientes para enfrentarlas.
Cuando el Señor escogió a Josué para sustituir a Moisés como líder de los israelitas, una de sus primeras palabras a Josué fueron estas: "Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas" (Josué 1:9).
De esta manera el Señor estableció este mandato en su promesa anterior a Josué en el versículo 5: "Como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé". (Josué 1:5)
Al respecto Dios tenía pleno conocimiento de que Josué tenía que afrontar ciertas batallas grandes y no quería que su siervo se desanimara. Por lo cual él le da estas palabras poderosas y llenas de aliento.
De esta forma, la clave para vencer el desánimo es considerar e internalizar las promesas de Dios y llevarlas a la práctica. Así que cuando conocemos al Señor, podemos detenernos en las promesas que Él nos ha proporcionado en su palabra. Estas promesas siguen vigentes en la actualidad y debemos apropiarnos de la palabra de nuestro Dios:
“Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra” (Hebreos 11:13).
Este conocimiento logró que el apóstol Pablo persistiera, proclamando el evangelio y terminando en una cárcel romana donde perdió la vida. Pero desde la cárcel, escribió "prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús" (Filipenses 3:14). De este modo, él pudo continuar a pesar de la persecución, rechazo, los golpes y el desánimo, ya que sus ojos estaban enfocadas en Cristo.
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En medio de todo su pesar alababa al Señor y le daba la Gloria y la Honra porque reconocía su poder y majestad en medio de su tribulación, en medio de su prueba: “Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:23)
El desánimo nos puede estar advirtiendo que estamos alejándonos de la presencia del Señor, ya que cuando sentimos que nuestras fuerzas flaquean es cuando más debemos buscar de nuestro Padre Celestial.
Así que debemos estar atentos y buscar la fuente de nuestra vida que nos proporciona el alimento y la luz en nuestro camino.
4 Pasos para vencer el desánimo
El desánimo es una de las causas fundamentales por las cuales una persona puede verse limitada y por eso nos podemos ver sumergidos en cosas negativas. Por ello es indispensable comprender que cuando sentimos desánimo estamos condicionando nuestra vida a cosas contrarias a lo que Dios quiere con nosotros.
Por lo cual cuando queremos vencer el desánimo es fundamental saber la manera en la que está perjudicando nuestra vida. Existen cuatro pasos que puedes aplicar para atacar el desánimo:
1.- Identifica la causa del desánimo
El desánimo es un sentimiento que puede estar presente en cualquier persona, en el caso de los cristianos este ataque se presenta para evitar que tengas un encuentro con la presencia del Señor. Busca alejarte del propósito que Dios tiene en tu vida, busca hacerte creer que la oración no es necesaria, que no eres escuchado. Por eso te sientes afligido, débil, sin fuerzas, sin fe.
Esto ocurre en tu interior y se manifiesta en tus acciones, sustituyendo tu devocional por las cosas del mundo, por cosas carnales que no te permiten ver las cosas espirituales con claridad.
Para atacar el desánimo debes conocer la raíz, saber que el enemigo te quiere perturbar, te quiere apagar el fuego del Espíritu Santo en tu vida, quiere verte derrotado y destruido. Es necesario que sepas que nuestra lucha es espiritual y se debe combatir con oración, ayuno y lectura de la palabra de Dios.
Al respecto la palabra de Dios nos advierte lo siguiente: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12)
2.- Conocer los efectos del desánimo
Otro de los aspectos que debemos considerar es tener conocimiento de los efectos que el desánimo ha causado en nuestra vida, para frenar todo aquello que nos pueda estar afectando en cuanto a nuestra salud, nuestras labores en el hogar, en el trabajo y en los estudios.
Es importante detectar aquello que nos está perjudicando para erradicarlo en el nombre de Jesucristo, para saber en el momento en el que estamos siendo atacados por este mal.
El desánimo nos puede alejar de nuestros sueños, metas, objetivos y propósitos de nuestra vida y puede afectar nuestro entorno, porque ciertamente si estamos apáticos, esto puede ser contagioso y empañar nuestro hogar.
Cuando conocemos que hay algo que está interfiriendo con nuestro propósito, debemos ponernos entonces la armadura de Cristo, vestirnos con su santa presencia y prepararnos para la buena batalla, tal como lo expresa su palabra:
“Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6: 13-17)
3.- Cambiar nuestros pensamientos y emociones con acciones conforme a la voluntad de Dios
Para atacar el desánimo debemos tener claro lo que significa la voluntad de Dios, la cual es perfecta y no añade tristeza en nuestro corazón. Esta perfecta voluntad está en la palabra de Dios, la cual dictamina lo que debemos hacer y cómo debemos actuar en la vida, para estar al servicio del Señor.
Las cosas posibles en la vida, las podemos hacer nosotros porque Dios nos ha dado dominio propio para poner nuestra parte, esforzarnos y levantarnos en el nombre del Señor, rompiendo todo desánimo y tristeza. Sin embargo, existen cosas que escapan de nuestras manos y por eso debemos dejárselas a Dios y entregarle nuestras cargas a él, al Dios de lo imposible, al que Todo lo puede.
4.- Mantener la comunión con Dios
La comunión con Dios debe ser algo fundamental en la vida de todo cristiano porque es lo que nos permite resistir en el día de la prueba. Si no tenemos una relación el Señor no podremos tener las fuerzas necesarias para avanzar en sus caminos porque nuestra fuente es Dios, y sin esto no somos nada, así de simple.
Mantener nuestra comunión con el Señor nos permite caminar firmes y seguros porque tenemos la cobertura del Altísimo, quien nos da la fuerzas como las del búfalo. Nos levanta en medio de la adversidad y nos llena de su presencia.
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