Cómo cuidar la mente – 3 maneras para evitar los malos pensamientos

Cómo cuidar la mente es una de las interrogantes que muchos cristianos se pueden hacer, ya que constantemente somos atacados y nuestros pensamientos se pueden desviar del propósito de Dios.

Te invito a leer: Medios que destruyen tu mente - Cómo combatirlos mediante la palabra de Dios

Por lo cual debemos cuidar primeramente nuestros ojos, ya que son la luz que alumbran nuestros pasos y esto lo podemos apreciar en el siguiente pasaje:“La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? ” (Mateo 6:22-23)

Por otro lado, debemos cuidar nuestro corazón, ya que cuando dejamos que el enemigo tome ventaja en nuestra vida, nuestra mente puede enturbiar nuestro corazón. Es decir que si queremos cuidar nuestra mente debemos estar atento a lo que vemos, escuchamos y sentimos.

Al respecto la palabra de Dios nos señala en el libro de Proverbios 4:23 dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida”. Así que cuando se habla del corazón, se está incluyendo la mente y todo lo que emana de ella.

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    Cómo cuidar la mente – 3 maneras para evitar los malos pensamientos

    Cuidar los pensamientos nos puede apartar del pecado porque antes de accionar en contra de los principios de Dios, ese pecado reside en nuestra mente. Por esta razón es importante alejarnos de todo lo que pueda perturbar nuestros pensamientos, y aquí podemos mostrarte algunas sugerencias de gran utilidad:

    1.- Leer la palabra de Dios

    Es de suma importancia leer la palabra de Dios para que la mente esté ocupada en las cosas del Reino de los cielos y no en las cosas terrenales y carnales.

    Cuando estamos escudriñando las Sagradas Escrituras, nos estamos preparando para cualquier tentación que se nos pueda presentar en la vida. Es importante recordar a Jesucristo cuando estuvo en el desierto y fue tentado por el propio Satanás.

    Cuando Jesús fue tentado a convertir las piedras en pan, él dijo con voz firme “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (San Mateo 4:3-4)

    De igual forma, Jesús fue tentado a servir a Satanás con el fin de obtener la gloria del mundo, tal como se aprecia en este pasaje:  “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían” (Mateo 4: 8-11)

    Por otro lado, Jesús fue tentado por Satanás para probar a Dios, donde este enemigo quiso desafiar la fidelidad des Señor ante el cumplimiento de sus promesas y fidelidad. Pero Jesús respondió con versículos de la palabra que resaltan la importancia de creerle plenamente a Dios sin tener que verlo.

    Cuando se cita la palabra de Dios no se está usando como un amuleto de protección, sino que se está proclamando una verdad latente que destruye el plan maligno que el enemigo tiene para con los hijos de Dios porque este enemigo está vencido.

    De esta manera que es fundamental crear el hábito de leer constantemente la palabra de Dios porque así estamos combatiendo a nuestro enemigo con fundamento bíblico, lo cual es un arma poderosa para derrotar al maligno y plantarnos sobre la roca que es Cristo Jesús Señor Nuestro.

    En este mundo siempre vamos a tener tentaciones y es por ello que es importante conocer la armadura de Cristo, conocer la palabra en la cual se nos enseña cómo defendernos de los ataques, tal como lo señala el siguiente pasaje:

    “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6:13-17)

    En este sentido, en la palabra de Dios podemos encontrar las herramientas necesarias para cuidar la mente, el alma, cuerpo y espíritu, solo debemos escudriñarla diariamente para estar preparados ante los ataques del enemigo.

    2.- Refugiarnos en el Espíritu Santo

    Jesucristo cuando vino a esta tierra, nos dejó el Espíritu divino, quien nos resguarda, protege, redarguye y es nuestro consolador ante las tribulaciones. Por esta razón debemos depender de él y poner nuestra confianza plena en él.

    De esta forma estaremos caminando confiados, cuidando nuestros pensamientos y nuestro andar, porque todo lo que hacemos es porque primero lo pensamos. Así que nuestra mente debe estar llena de la presencia de Dios que es nuestra luz en medio de la oscuridad propia del mundo en el que vivimos.

    Para poder vivir plenamente bajo la cobertura del Santo Espíritu debemos mantener la comunión con nuestra fuente principal que es Dios a través de la oración, tal como se expresa en la palabra: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26:41).

    Por el contrario si nosotros pretendemos forzar las cosas y actuar bajo nuestras propias decisiones y con  nuestra propia fuerza, sin duda alguna fracasaremos, tal como se señala en la palabra: “El que confía en su propio corazón es necio; Mas el que camina en sabiduría será librado” (Proverbios 28:26)

    Así que debemos andar con sabiduría pero no la sabiduría de nuestro propio entendimiento sino aquella que viene de lo Alto y para ello debemos estar firmes en la palabra de Dios y guiándonos por el Espíritu Santo.

    3.- Evitar pensamientos pecaminosos

    Otra de las cosas que debemos hacer para cuidar la mente es evitar los pensamientos pecaminosos, y para ello debemos cuidar lo que vemos porque a través de la vista podemos captar las tentaciones y enturbiar nuestro corazón.

    Cómo cuidar la mente
    Cómo cuidar la mente

    De esta forma debemos guardar nuestro corazón y procurar no alimentar nuestra menta. En el libro de Job podemos observar como este siervo de Dios se expresa: “Hice pacto con mis ojos; ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?”  (Job 31:1) En la actualidad  esto hace referencia a nuestro entorno, donde a través de las redes sociales podemos hallar las cosas que perturban nuestra mente y que están disponibles ante nuestros ojos.

    Al respecto en el libro de Romanos 13:14 se nos exhorta de la siguiente manera: “…vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”. Así que debemos seguir el ejemplo de Cristo y adquirir el carácter de él en la medida en que crecemos en sus caminos, alejándonos del pasado, del viejo hombre.

    De igual forma debemos evitar las malas compañías y hacer alianzas con personas que no aman a Dios ni pretenden hacer su voluntad, ya que pueden influenciar de forma negativa en tu vida, tal como lo advierte la palabra:  “No os dejéis engañar: Las malas compañías corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33)

    Por lo cual debemos cuidarnos de todo, de las amistades, de aquello que miramos, escuchamos y hasta de lo que hablamos, ya que todo puede contaminar nuestros pensamientos.

    4.- Buscar intensamente a Dios mediante la oración

    La oración es la manera efectiva de comunicarnos con nuestro Padre Celestial, quien nos escucha en medio de nuestra tribulación y debilidad.  Cuando lo buscamos con todo nuestro corazón, el Señor no nos rechaza y nos ayuda en todo.

    De igual manera, Dios nos aleja mediante la oración de nuestros deseos carnales y malos pensamientos que nos alejan de su presencia. Así que cuando nos acercamos a él podemos cambiar los pensamientos negativos con acciones llenas de piedad, haciendo el bien en todo momento para no darle entrada al enemigo, tal como lo revela la palabra:

    “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44)

    En este sentido, cuando amamos a nuestros enemigos estamos haciendo la voluntad de Dios y evitamos además la tentación de obrar mal ante cualquier circunstancia que se nos presente.

    5.- Practicar el amor

    Debemos utilizar el compañerismo con otros creyentes en la forma que el Señor lo quiso. Esto lo podemos encontrar en el libro de Hebreos 10:24-25 “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”.

    No hay nada más hermoso que los hermanos en Cristo en perfecta comunión con Dios y armonía. Por esta razón es importante crear lazos con personas de fe porque en el tiempo de tribulación nos pueden ayudar a levantarnos con palabras de aliento.

    El amor de nuestros hermanos puede fortalecernos y darnos las herramientas necesarias para poder continuar en estos caminos y así mantener la mente limpia para el agrado de nuestro Señor Jesucristo.

    En este sentido, debemos cuidar la mente para evitar accionar en contra de los principios establecidos por la palabra de Dios. Para ello debemos estar atentos a lo que nos rodea, a lo que observamos, escuchamos y hablamos.

    El amor de Dios es lo único que nos puede limpiar la mente y sanar las heridas de nuestro corazón. Cuando aceptamos a Cristo, estamos aceptando la cruz y estamos poniendo nuestra vida en sus manos para ser moldeados a su imagen y semejanza.

    Puedes leer: Los pensamientos de Dios y los pensamientos del hombre después de Adán

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