¿Cómo Se Manifiesta la Soberanía de Dios en el Hombre?
La Soberanía de Dios, es la interpretación de la Autoridad Divina de Dios. Autoridad que tiene como Señor de todo lo creado, y le otorga el poder ilimitado para estar y ser, crear y diseñar dentro de todo lo que esté en sus planes perfectos. Por esto nada ni nadie puede alterar, o dificultar los planes de Dios, ya que su dominio es sempiterno.
Entonces, La Soberanía de Dios, se hace manifiesta en el hombre a través del amor. En obsequios tan hermosos que nos entrega a nosotros sus hijos cada día, como la oportunidad de vivir, de ser mejores y de ser perdonados.
La Palabra de Dios nos da la bienvenida y la seguridad de que si lo buscamos con fe, y con el corazón contrito y humillado, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y para limpiarnos de toda maldad. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:9 (RVR1960)
A los hombres, les ha sido dada la autoridad de contestar al llamado de Dios, al escuchar la predicación del evangelio. Por eso es que el Soberano Rey de Reyes, también manifiesta su infinita soberanía a través de la misericordia.
“Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.” Hebreos 4:16 (NVI)
Ese trono de gracia enfatiza la bondad inmerecida de Dios con nosotros, y nuestro privilegio de poder acércanos a Él, no como un Dios distante, sino como sus hijitos amados.
Reflejar en nosotros el carácter de Jesucristo es la mejor manera de hacerlo.
¿Por qué se manifiesta la Soberanía de Dios en el Hombre?
Dios es Soberano, y es Rey, pero así como aprendemos del evangelio de su Hijo Jesucristo, nosotros somos sus hijos, y asimismo nosotros somos reyes. Nuestra identidad debe reflejar la soberanía de Dios en nosotros como sus hijos.
No debemos confundir humillarnos ante Dios y la humildad de nuestro corazón, con la lástima humana. En realidad, nuestra estirpe debe ser la de un carácter de un linaje Real.
Podemos leer cómo David, siendo rey, se dirige a Jehová como su único Rey. Esta acción debe ser un modelo a seguir para nosotros, que siendo reyes y sacerdotes, únicamente nos postramos ante nuestro Rey Dios.
“¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla.” Salmo 24: 8 (RVR1960)
Dios nos adoptó como hijos, al enviar a su único hijo a convertirse en nuestro sacrificio eterno. De esta manera nosotros debemos comportarnos como tal y transmitir el inmenso amor que Dios depositó en nosotros. Pues nosotros, los que creemos con todo nuestro corazón y le aceptamos como Señor y Salvador con nuestras palabras, somos sus hijos, no sus esclavos. No simplemente somos su creación, sino SUS HIJOS.
“En cuanto a ustedes, no han recibido un Espíritu que los convierta en esclavos, de nuevo bajo el régimen del miedo. Han recibido un Espíritu que los convierte en hijos y que nos permite exclamar: “¡Abba!”, es decir, “¡Padre!”.” Romanos 8:15 (BLPH)
Dios es el Padre de nuestro espíritu, por eso podemos manifestar la soberanía de Dios en nosotros, pues espiritualmente somos la estirpe del Rey de los Cielos. Debemos reconocer, creer y tener una inmensa fe sobre esta infinita realidad, y aferrarnos a ella. Ya no es de preocuparnos nuestra raza, o nuestra ascendencia, o de dónde vengamos. Sea de dónde vengamos o seamos, nuestra iniquidad ha sido cortada: TÚ ERES UN HIJO DEL DIOS SOBERANO Y REY DE REYES.
Es profetizada nuestra victoria eterna en el libro de Apocalipsis, siendo mencionados nosotros como reyes, esos llamados, elegidos, y fieles.
“Ellos pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque es el Señor de los señores, y el Rey de los reyes: y los que están con Él son llamados, y elegidos, y fieles.” Apocalipsis 17: 14 (RV1909)
Fuimos gestados desde un principio como sus hijos, y esto es desde la creación del mundo. Incluso desde el libro del Éxodo podemos encontrarnos a un Moisés que era aceptado y escogido por Dios. Mucho más nosotros que somos sus hijos.
“Dios hablaba con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo, y después Moisés regresaba al campamento…” Éxodo 33:11 (DHH)
¿Cuándo se manifiesta la soberanía de Dios en el Hombre?
La soberanía de Dios en el Hombre se puede percibir, al ser puestos en práctica las siguientes conductas:
• La soberanía de Dios se manifiesta en el hombre cuando él acepta que su naturaleza espiritual es perfecta y no se deja dominar por las obras de la carne incitadas por la concupiscencia.
“Después la concupiscencia, llegando a concebir los deseos malos, pare el pecado, el cual una vez que sea consumado, engendra la muerte.” Santiago 1:14 (BTA1825)
• La soberanía de Dios se manifiesta en el hombre cuando sus acciones reflejan a Dios, porque de estar entre los escogidos, su rostro siempre se va a postrar como el trigo ante la presencia del Padre.
“Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.”Mateo 13: 30 (RVR1960)
• La soberanía de Dios se manifiesta en el hombre cuando son cosechados sus frutos.
“22 En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, 23 humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.” Gálatas 5:22-23 (NVI)
• La soberanía de Dios se manifiesta en el hombre cuando le hace presente en todas las áreas de su vida, donde coloca a Dios en primer lugar, y la voluntad de Dios es la que prevalece. Desde ese momento, todas las áreas secas de su vida recuperan color, y comienzan a verse los planes de Dios resurgir en ella.
Virtudes de hacer manifiesta la soberanía de Dios en el Hombre
Las virtudes de hacer manifiesta la soberanía de Dios en el Hombre, son aquellas características que proceden en tu diario vivir, después de hacer presente su poderío en tu conducta. Dios padre trae beneficios y ventajas a tu vida acá en la tierra. Estas son:
1. Tendrás un sentido de La Justicia. Cuando haces reconocido en ti la sabiduría de tu Dios padre, la manifestación de su soberanía en ti, te dará una percepción más cercana a la justicia divina. Aunque Romanos 3 nos afirma que en este no existe justo alguno, tú no seguirás la corriente natural de este mundo, pues tu vida será una antorcha encendida por Dios.
2. Tendrás a tu disposición la Fe. Al ver la soberanía de Dios en tu vida, inmediatamente podrás depender, confiar y creer cada vez más en Él. De esta manera podrás estar más confiado(a) de que Él dirige tus pasos y que cada cosa que hagas resultará de la mejor manera.
3. Tendrás el fruto de la Mansedumbre. Si la Soberanía de Dios se manifiesta en tu vida podrías asemejar cada vez más el carácter de Cristo en tu corazón, quien es Manso y Humilde, y aprenderás a reconocer el valor que tiene el prójimo como criatura de Dios.
Oración para hacer manifiesta la soberanía de Dios en el Hombre
Para finalizar con tu lectura en este artículo, te invito a realizar la siguiente oración para hacer manifiesta la Soberanía de Dios en el Hombre:
Papito Dios, te doy gracias por la vida. Te doy gracias por la vida de mis familiares y amigos. Te agradezco por haberme escogido desde ser gestado en el vientre de mi madre para ser tu hijo. Te agradezco, Señor, por todo lo que me has dado, y por todo lo que me has quitado. Agradezco y reconozco padre, que tus planes son los perfectos para mi vida. Que tu voluntad inspira a grandeza. Que tu dominio y tu control es el que escribe en el libro que predestina mi vida. Señor, hoy me hago partícipe para seguir tu voluntad. Hoy reconozco que yo hago mis planes, pero tú diriges mis pasos. Hoy puedo entender que sin ti nada soy, pero gracias a ti, contigo soy más que vencedor, soy hecho para reinar gracias a tu divina bondad inmerecida, para conmigo. Que enviaste a tu hijo Jesús a morir por mí en la cruz, para que mi alma no se pierda, más tenga vida eterna, y me convierta en un sacerdote para ti, porque tus hijos reinaremos, sobre la tierra. Porque tuya es, Padre, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo es el reino, y tú eres excelso sobre todos. En el nombre de Jesucristo, gloria la cordero santo.
¡Amén!
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