Cuando la cárcel libera - Estudio bíblico
Cuando la cárcel libera, lo hace de una forma sobrenatural que a veces las personas no pueden entender, pero las cosas de Dios tienen un propósito de ser, solo hay que esperar en su tiempo para comprender.
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Lo que si es cierto es que todas la pruebas que el Señor nos coloca son para bendición, para moldearnos a imagen y semejanza de Cristo, para transformarnos cada día, limpiarnos y renovarnos. Además Dios no nos pone pruebas que no podamos sobrellevar, tal como lo señala la palabra:
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla” (1 Corintios 10: 13)
Cuando la cárcel libera - Estudio Bíblico
Estar en la cárcel es uno de los mayores castigos a los que una persona puede ser sometida. El no poder desplazarse con libertad hacia donde uno quiere y cuando uno así lo desea, puede causar daños emocionales permanentes en el individuo.
En la actualidad, muchas cárceles parecen hoteles y tienen comodidades de todo tipo. La cárcel en la que se encontraban Pablo y Silas era realmente un sitio insoportable, maloliente, húmedo, oscuro, con excremento.
Allí estaban amarrados y debían estar siempre sentados. Pero no solo estaban en condiciones deplorables sino que estaban ahí de forma injusta.
Pablo y Silas eran condenados por el hecho de haber liberado a una joven endemoniada. Por lo cual esta acción de servicio cristiano y expresión del Reino del Señor, causó que los privaran de libertad. Tal como lo señala la palabra:
“Entonces la multitud se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados mandaron que les arrancaran la ropa y los azotaran. Después de darles muchos golpes, los echaron en la cárcel, y ordenaron al carcelero que los custodiara con la mayor seguridad. Al recibir tal orden, este los metió en el calabozo interior y les sujetó los pies en el cepo” (Hechos 16:22)
En este sentido, cuando nos encontramos ante situaciones que nos oprimen nuestra libertad, debemos tomar decisiones que incrementarán o disminuirán nuestra carga. Y esto tiene que ver con la manera en la que enfrentemos cada situación de nuestra vida.
En el caso de Pablo y Silas estaban azotados, adoloridos, injustamente encarcelados, pudieron tomar la decisión de lamentarse, rebelarse, estar amargados, quejarse y hasta renegar del Señor. Pero ellos decidieron orar y alabar a Dios.
De esta manera que la situación en la cual te encuentres puede liberar alabanza y oración. Solo depende de la decisión que tomes de cómo enfrentarla. Así que ante el problema que estas atravesando, ante tus carencias, enfermedad, pérdida, separación, tienes la opción de orar, alabar, adorar a Dios.
Pablo y Silas estaban adoloridos, inmovilizados por un cepo que apretaba sus pies y se los hinchaba cada vez más. Pero ellos decidieron orar y alabar al Señor en medio de su aflicción, sintiendo dolor, angustia, importancia por la injusticia, entre otras cosas.
Así que cuando en medio de tu dolor y aflicción sientas que ya no tienes fuerzas, aprende de todo lo que Pablo y Silas tuvieron que pasa y la manera en cómo se enfrentaron a la situación orando y alabando al Señor tan alto que todos podían escuchar sus alabanzas, tal como se puede apreciar en la palabra: “A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban” (Hechos 16:25)
En este pasaje podemos observar cómo esas alabanzas podían ser escuchadas por todos los presos. Nosotros ante una situación adversa debemos alabar a Dios y permitir que los demás escuchen y se deleiten en la presencia del Señor, quien nos regocija en medio del dolor.
Así que cuando tu cárcel libera adoración y alabanza, las cosas no permanecen iguales, las cosas comienzan a cambiar y la presencia del Espíritu Santo se hace presente. No sabemos cuándo pero hay que estar atentos porque tarde o temprano la cárcel se moverá, y las cosas cambiarán, tal como lo señala la palabra:
“De repente se produjo un terremoto tan fuerte que la cárcel se estremeció hasta sus cimientos. Al instante se abrieron todas las puertas y a los presos se les soltaron las cadenas” (Hechos 16:26)
Una vez que tu cárcel libera alabanza, bendiciones, clamor, adoración, se presenta una reacción en cadena, y se manifiesta el poder de Dios. De esta forma lo sobrenatural se hace presente a través de sacudimientos, terremotos, donde se muestra la acción poderosa del Señor. Tal como se muestra en la anterior cita bíblica donde se abrieron las puertas por la sacudida, y los presos fueron liberados.
Así que resulta ser una experiencia increíble el hecho de ser liberado por medio de nuestras experiencias de prisión, y todo va a depender de las decisiones que tomemos, de la manera en cómo manejamos la situación de nuestra vida.
Sin embargo, solo las puertas se abrirán mediante la alabanza y oración en medio de la prueba, en medio de la prisión. Esa cárcel puede incluso liberar misericordia y amor, la misma que Dios tiene por cada uno de sus hijos.
De igual forma, tu cárcel puede liberar una total renuncia del yo, así como en el caso de Pablo y Silas que se olvidaron de sí mismos, de su dolor, del cansancio, de sus heridas, de la injusticia, del insomnio, sólo para proclamarle al perverso, el mensaje de la salvación.
En este caso, el perverso se refiere al carcelero que pudo levantar a su familia y permitió que Pablo y Silas les explicara la Palabra del Señor. Esto se puede apreciar en el siguiente pasaje:
“El carcelero pidió luz, entró precipitadamente y se echó temblando a los pies de Pablo y de Silas. Luego los sacó y les preguntó: —Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo? —Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos —le contestaron. Luego les expusieron la palabra de Dios a él y a todos los demás que estaban en su casa. A esas horas de la noche, el carcelero se los llevó y les lavó las heridas; en seguida fueron bautizados él y toda su familia” (Hechos 16: 29-33)
La historia bíblica que Pablo y Silas vivieron en la cárcel, nos muestra claramente la manera en la que Dios se manifiesta cuando la cárcel libera adoración, amor y alabanzas. Allí se desata el poder sobrenatural del Señor haciendo estruendo y moviendo cimientos.
Esos cimientos logran impactar vidas, salvar almas a través de nuestro testimonio, de la manera en la que sobrellevamos una determinada situación. Podemos optar por quejarnos, lamentarnos; o podemos alabar y honrar al que es sobre todo nombre.
Esa decisión puede cambiar el curso de nuestra vida y nos puede condenar al sufrimiento. Por eso debemos seguir el ejemplo de Pablo y Silas, quienes a pesar de su sufrimiento nunca emitieron queja alguna y por el contrario se deleitaron en cantar alabanzas a Dios.
Formas de esclavitud espiritual
Muchas veces pensamos que los incrédulos son los únicos que son esclavos del pecado, que son atacados por el enemigo y que están atados a las cosas del mundo. Pero muchos creyentes pueden ser atacados así como lo fue Elías, a quien Dios usó poderosamente y horas después que ocurrieran por su mano hechos extraordinarios, Jezabel manifestó contra él amenazas y maldición, tal como lo podemos apreciar en la palabra:
“Acab le contó a Jezabel todo lo que Elías había hecho, y cómo había matado a todos los profetas a filo de espada. Entonces Jezabel envió un mensajero a Elías para decirle: «¡Que los dioses me castiguen sin piedad si mañana a esta hora no te he quitado la vida como tú se la quitaste a ellos!»” (1 Reyes 19:1-2)
Elías tuvo que enfrentar tres consecuencias de un ataque satánico que le llevaron a la esclavitud, temporal, donde estaba sumergido en el temor, el desánimo y el deseo de morirse. Esto puede ocurrirle a muchas personas, incluso a los creyentes. Así que cuando enfrentemos situaciones adversas y todo parezca estar en nuestra contra, lo único que debemos hacer con fervor es orar porque Dios es quien obrará en nuestro favor.
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Satanás busca encarcelarnos
Aparte de estar asechando a la creación de Dios, busca destruirla y por eso no descansa en su propósito y hace ataques, ya que pretende encarcelarnos y mantenernos atados y sumergidos en el pecado.
En la biblia podemos encontrar un ejemplo claro de los ataques de Satanás a los hijos de Dios. Tal es el caso de Job, cuyas asechanzas del enemigo se hicieron presente en su vida, tal como lo observamos en la palabra:
“Satanás replicó: —¿Y acaso Job te honra sin recibir nada a cambio? 10 ¿Acaso no están bajo tu protección él y su familia y todas sus posesiones? De tal modo has bendecido la obra de sus manos que sus rebaños y ganados llenan toda la tierra. 11 Pero extiende la mano y quítale todo lo que posee, ¡a ver si no te maldice en tu propia cara! —Muy bien —le contestó el Señor—. Todas sus posesiones están en tus manos, con la condición de que a él no le pongas la mano encima” (Job 1:9-12)
En esta cita bíblica se puede apreciar que el enemigo tenía como fin causar caos y deleitarse en la destrucción de la vida de un hijo de Dios como Job. Satanás tenía la intención de generar una desgracia total para que este siervo de Dios renegara de Dios en el momento de calamidad.
Ciertamente satanás busca atacar a los hijos de Dios que son fieles a él y tienen una vida íntegra, tal como pasó en el caso de Pablo y Silas, de Elías, de Job, entre otros. Y esto es precisamente lo que busca en la actualidad el enemigo, tener el control total sobre toda la tierra, donde expone tentaciones, y prepara el terreno propicio para que las personas pequen y así trasgredir los preceptos de Dios.
Cristo nos libra de las cárceles espirituales
Todas las personas están expuestas a los ataques del enemigo, y es un hecho que no podemos negar, ni tampoco debemos subestimar al enemigo, sino por el contrario debemos velar y estar atentos a sus zarpazos.
Para ello debemos cerrarle las puertas al enemigo y dar entrada al Espíritu Santo, ya que donde está la luz admirable del Señor, no puede estar Satanás. No podemos permitir que siga adueñándose de nuestro territorio, sin hacer nada al respecto. Y para ello tenemos a Nuestro Señor Jesucristo, quien nos asegura la victoria frente al enemigo. Por eso debemos estar preparados para luchar contras principados y huestes de maldad.
Jesucristo en la palabra nos da instrucciones precisas de cómo ser libres de las prisiones espirituales en las cuales busca Satanás meter a todas las personas. Al respecto la palabra nos señala lo siguiente:
“Jesús contestó: — Les digo la verdad, todo el que comete pecado es esclavo del pecado. Un esclavo no es un miembro permanente de la familia, pero un hijo sí forma parte de la familia para siempre. Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes son verdaderamente libres.” (Juan 8:34-36)
En este pasaje bíblico, Jesucristo nos revela que no podemos descuidarnos porque si pecamos, le estamos dando entrada a Satanás en nuestra vida y por eso tendrá “derecho legal” para mantenernos cautivos. Esto resulta ser un gran problema para aquellos que siendo fieles creyentes de Cristo, se dejan arrastrar por el enemigo, cayendo en sus trampas.
Por otro lado, el mensaje de Jesucristo también resulta alentador, ya que nos enseña que al obedecer al Señor, caminando de su mano, nos libra de la esclavitud del pecado.
Él puede romper todas las cadenas que nos atan a los deseos carnales, a las cosas del mundo que son contrarias a las cosas de Dios. Él puede limpiarnos y liberarnos de nuestra iniquidad. Pero debemos tener un corazón dispuesto, arrepentirnos, buscar cada día la presencia del Espíritu Santo, leer la palabra, orar, ayunar, velar, alabar, adorar, honrar al Señor porque él es digno de toda gloria.
Así que no permitas que el enemigo te mantenga encarcelado espiritualmente. Desata todo lo que te ate a las cosas banales del mundo. Recuerda que Dios tiene para ti muchas bendiciones y cosas maravillosas que nunca has visto. Así que activa el poder de Dios en ti y deja que la cárcel libere oración y alabanzas para nuestro Señor para que se manifieste lo sobrenatural en tu vida.
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