Desafío a una nueva vida en Cristo - Cómo afrontarlo

Desafío a una nueva vida en Cristo es tomar el reto de apartarnos del mundo para vivir para él y dedicarnos a su obra aquí en la tierra. Para ello debemos hacer morir la carne y nacer de nuevo, tal como lo señala la palabra:

“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan 3:5-6)

De esta manera uno de los desafíos de ser cristiano de corazón es nacer de nuevo, y ésta es una experiencia muy diferente a lo que conocemos como el nacimiento natural, ya que proviene netamente de Dios.

Te invito a leer: El Cristiano y sus Problemas. Parte 1. La Actitud Correcta Para Enfrentarlos.

Por este motivo, el apóstol Pablo ve al Cristiano como una nueva Creación. Al respecto la palabra nos dice lo siguiente: “De modo que si alguno esta en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, e aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17)

En este sentido, cuando se acepta a Cristo como único y verdadero salvador, debemos dejar el pasado atrás, arrepentirnos de todo nuestro pecado y comenzar de nuevo, transformados en una nueva creación. En nuestra nueva vida seremos moldeados a imagen y semejanza de Cristo.

Índice De Contenidos

    Desafío a una nueva vida en Cristo Jesús – Retos a enfrentar

    Tener una nueva vida en Cristo Jesús es un gran reto, ya que en este camino encontraremos muchos obstáculos que pasar. Pero si estamos firmes en la roca que es Nuestro Señor Jesucristo, lograremos vencer y lograr el propósito que él tiene para nosotros.

    De esta manera debemos comprender que Jesucristo es quien tiene el poder de transformar al creyente, pero la palabra es la que lo forma, ya que el Señor busca un crecimiento progresivo, no busca que seamos perfectos. Pero si quiere que vivamos una vida de santidad.

    Al respecto el apóstol Pablo nos enseña que se nos han dado las enseñanzas para que podamos alcanzar "la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Efesios 4:13). Pero este proceso requiere más que la adquisición de conocimiento.

    Resulta insuficiente conocer la verdad y estar seguros de la certeza del evangelio, ya que es necesario cambiar nuestra forma de pensar y actuar conforme a la voluntad de Dios.

    Esto resulta ser un gran reto ya que vivimos en un mundo donde existen muchas tentaciones que nos apartan del propósito que Dios tiene para nosotros. Por eso debemos estar centrados en la nueva vida que queremos forjar.

    Vivimos en el mundo pero no somos de este mundo, pertenecemos al reino de los cielos, y por eso quizás podamos ser juzgados y mal interpretados. Por eso debemos estar bien preparados para la batalla espiritual que tendremos que enfrentar día a día.

    Ciertamente tendremos que tener una vida en la cual trabajar, estudiar, ser padres, entre otros. Pero las enseñanzas seculares, nos dan información y conocimientos útiles e importantes. El evangelio de Jesucristo nos desafía a llegar a ser alguien.

    ¿Cómo podemos enfrentar los desafíos?

    En la biblia, hay muchos versículos que hacen referencia al juicio final, y ese es el mayor desafío para el cual debemos estar preparados. Aquí todas las personas serán recompensadas de acuerdo a sus acciones aquí en la tierra

    Por otro lado, encontramos pasajes bíblicos que nos hablan acerca de que seremos juzgados de acuerdo a la condición que hayamos obtenido.

    Desafío a una nueva vida en Cristo
    Desafío a una nueva vida en Cristo

    Así que el juicio final no se refiere a una simple evaluación de todas las cosas buenas que hemos hecho en este mundo.

    Tiene que ver con el arrepentimiento y la manera en la que se encuentra tu corazón, ya que si has caminado los caminos de Cristo, se deben manifestar los frutos de su Espíritu: Benignidad, bondad, mansedumbre, templanza, tolerancia, paciencia, amor, compasión, entre otros.

    De esta forma, el juicio final y sus resultados representan el reconocimiento de todo nuestro proceder en la vida y si hemos seguido el camino de Cristo y hecho su voluntad. Lo cual es un desafío porque cuando estemos en la presencia del Señor, nuestras vestiduras deben estar limpias y sin mancha.

    Tal como lo señala la palabra: “El que venciere, será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles” (Apocalipsis 3:5)

    Tal como lo señala esta cita cuando Jesucristo venga por segunda vez, debemos estar listos para la batalla final y vencer todos los desafíos de la vida, para así ser vestidos con vestiduras blancas y poder acceder a la presencia divina del Señor.

    Problemas que se presentan en nuestra vida como cristianos – Elementos internos y externos

    Cuando decidimos seguir a Jesucristo en nuestra vida y ser transformador y moldeados por él, vamos a tener al Espíritu Santo en todo momento, y nos dará fortaleza en los momentos difíciles.

    Sin embargo, también tenemos al enemigo principal de Dios que es Satanás, quien tratará de desviarnos del camino correcto y pondrá muchos obstáculos para que tropecemos y nos apartemos del Señor.

    Este es uno de los problemas a los que todo cristiano se debe enfrentar porque ciertamente los hijos de Dios son los más atacados por el enemigo, ya que el enemigo no descansa y quiere destruir la obra del señor aquí en la tierra.

    Por lo cual él usa elementos internos y externos para llevar a cabo su plan maligno, y es importante que nosotros conozcamos para saber la manera en la que debemos enfrentarlo:

    1.- Elementos Internos

    Los elementos internos se refieren a aquellos conocimientos que hemos obtenido a lo largo de nuestra vida y que pueden considerarse en prejuicios, ya que resultan ser un impedimento para comprender las verdades bíblicas.

    Dentro de los elementos internos que nos coloca el enemigo, encontramos las dudas, las cuales pueden entorpecer nuestro crecimiento espiritual en todo sentido. Dentro de estas dudas encontramos:

    • Dudas intelectuales: Recaen sobre los principios de nuestra fe, de esta forma podemos llegar a dudar de la inspiración divina de la palabra, de la divinidad de Jesucristo o de la Trinidad del Señor.
    • Dudas espirituales: Interfieren con nuestro crecimiento espiritual porque afecta la relación que tenemos con la verdad que hemos aceptado. Por lo cual dudamos acerca del perdón por considerar que no somos lo suficientemente buenos para alcanzar la salvación.

    En este sentido, estas dudas que el enemigo nos coloca para hacernos tropezar y desistir de nuestra nueva vida como cristianos, puede llegar a afectar nuestra salud, causándonos angustia, depresión, aislamiento, entre otros. Pero todas estas dudas proceden de Satanás, quien es el padre de la mentira y quiere desviarnos para que ya no confiemos en nuestro Señor, tal como lo afirma la palabra:

     “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.” (Juan 8:44)

    En esta cita Dios nos advierte acerca de la manera en la que actúa el enemigo y que cuando seguimos los deseos de la carne es porque estamos deseando hacer lo que hace el diablo. Así que como cristianos debemos mantenernos firmes y no dejarnos engañar por el enemigo porque es muy Astuto.

    2.- Elementos externos

    Se refieren a los diferentes problemas que se derivan de la  relación que tengamos con los demás, bien sea amigos, familiares o colegas, que no conocen ni comprenden el sentido de nuestro cambio como cristianos.

     Esta situación es aprovechada por Satanás, y puede desatar un ambiente de contienda en contra de los nuevos creyentes en Cristo, donde aparecen las burlas, desprecios, ofensas, malestar, entre otros.  Por esta razón es importante fortalecernos cada día en el evangelio de Cristo para no caer en provocaciones ni dejarnos amedrentar, ya que Cristo es nuestra roca y fortaleza, tal como lo realza la palabra:

     “Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme, Porque tú eres mi roca y mi fortaleza.” (Salmos 71:3)

    Por otro lado, el sufrimiento también forma parte de los elementos externos que usa el enemigo para amedrentar a los hijos de Dios. Éste se puede manifestar a través de una enfermedad, pérdidas físicas y materiales, traiciones, entre otros.

    Puedes leer: Venciendo A Satanás: Las 6 Claves Para Derrotar A Satanás Y Sus Mentiras

    De igual forma, el enemigo puede formar parte de nuestra vida, valiéndose de nuestras debilidades e imperfecciones, ya que somos pecadores por naturaleza. Si por ejemplo tenemos un vicio, éste traerá consecuencias a nuestra vida que nos puede generar a su vez, sufrimiento.

    Es decir que este sufrimiento es producto de mi desobediencia y pecado. Pero la misericordia del Señor es grande y a través de esta prueba, nos puede disciplinar, así como cuando un padre corrige a su hijo. Esto se puede apreciar en la palabra:

    “Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos”  (Hebreos 12:5-8)

    De esta manera, la disciplina es necesaria en el proceso de transformación por el cual deben pasar los hijos de Dios, para así tener una nueva vida en Cristo, dejando atrás los deseos de la carne y asumiendo nuevos retos como creyentes fieles al Señor.

    Sin embargo, el hecho de ser cristianos, nos puede llevar a tener momentos amargos porque no siempre seremos del agrado de los demás y muchos juzgarán nuestro estilo de vida. Sin embargo, el único juez en nuestra vida debe ser Jesucristo.

    Así que Dios permite el sufrimiento para que la fe sea probada y genere paciencia en nosotros, tal  como el oro es probado para obtener una preciada joya, así somos moldeados por Dios, quien es el gran escultor: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.”  (Santiago 1:2-3)

    Cómo podemos defendernos de los ataques del enemigo

    Tal como se expresó anteriormente, muchos desafíos debe enfrentar el cristiano cuando decide cambiar su vida y nacer de nuevo, ya que el enemigo va a comenzar a colocar obstáculos para desviar el propósito que Dios tiene para nosotros. Así que una de las maneras en las que podemos enfrentar estas adversidades y enfrentar los desafíos es la siguiente:

    • Tener una mente positiva: Esto implica pensar y estar totalmente convencidos en la felicidad que resulta el hecho de ser cristiano y vivir una vida en victoria. Para ello es necesario desechar todo pensamiento pecaminoso que puedan hacernos caer en tentaciones, tales como el rencor, avaricia, venganza, entre otros.
    • Tener la presencia de Cristo siempre en nuestra vida: Sin Cristo nada podemos hacer, estamos sin rumbo y sin salida. Es importante que todo creyente sepa que la presencia del Señor es indispensable para derrotar las huestes de maldad que nos quiere derribar. Tal como lo resalta la palabra: “para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,” (Efesios 3:17)
    • Velar y orad: Una de las armas poderosas que tenemos es la oración, ya que a través de ella nos comunicamos directamente con el Señor y él actúa y obra en nuestra vida. Pero debemos mantener esa comunión siempre y no solo cuando estemos en problemas: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;” (1 Pedro.5:8)
    • Crecimiento espiritual: Todo cristiano debe dedicarle tiempo a su vida espiritual, a su relación íntima con Dios, para así activar el poder de Dios en su vida y manifestar los frutos del Espíritu. Si estamos débiles en la fe, el enemigo nos va a atacar y es muy probable de que caigamos. Pero si estamos fortalecidos y nutridos de la palabra, vamos a vencer en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

    En este sentido como creyentes fieles a Cristo, debemos procurar estar llenos de la presencia del Señor, entregarnos por completo a él, dejándole nuestras cargas al Supremo, ya que por nuestras propias fuerzas nunca lograremos derrotar al enemigo ni avanzar.

    Por esta razón es necesario estar preparados y pedirle los dones espirituales al Señor para así tener las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos propios de la vida. Es importante nutrirnos de la palabra, aprender, estudiar, ayunar, orar, velar, alabar y adorar a Dios con todo nuestro corazón. No basta solo con creer, el Señor quiere que nos levantemos como guerreros de Cristo y peleemos la buena batalla.

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