El Diablo y sus Demonios: Las 3 Caídas del Mal.
El Diablo y sus demonios, al contrario de las sensaciones que pueda despertar este tema, resulta de mucha edificación si se trata santamente y de manera adecuada.
A medida que crecemos en el conocimiento de este tema, vamos perdiendo el miedo y adquiriendo la conciencia de cómo enfrentar este aspecto que es común en nuestras vidas con la espiritualidad que Dios requiere de su pueblo y para la edificación.
Muchas veces hemos folklorizado este tema en las iglesias, lo que ha traído como consecuencia desconocimiento y temores infundados que perturban la paz espiritual del creyente. Vemos algo de lo que nos dice la Palabra de Dios al respecto.
1.- El diablo y sus demonios caen de sus lugares santos en el cielo.
El diablo y sus demonios reciben su primera derrota ya en el cielo, luego de su creación y los primeros actos que de ellos recoge la Palabra de Dios. Hay dos textos en el Antiguo Testamento, de los profetas Isaías y Ezequiel (Isa 14.11-15; Eze 28.11-19) que nos van a dar un panorama bastante claro de esta primera caída. Analicemos:
Satanás fue creado perfecto.
Satanás era un querubín protector. Los querubines son criaturas celestiales que rinden su servicio directamente a Dios, Satanás era un querubín protector, al parecer de los que rodeaba al trono de Dios con sus alas, de su entorno más cercano y grande entre otros querubines.
Así fueron representados en el propiciatorio (Éxo 25.20; 37.9). A Satanás se le dieron excelentes atributos en su creación: era perfecto, lleno de sabiduría y hermosura.
Dice que Satanás era “el sello de la perfección”. Los sellos eran usados como insignias de autoridad y autenticidad. Era una marca de gran honor.
Su sabiduría y hermosura con las que fue creado eran distintivas sobre todos los otros seres espirituales creados. Satanás fue vestido con la gloria que no podía vestir ningún rey en la tierra: Estaba vestido de toda piedra preciosa.
Esta colección de gemas habla del prestigio y el honor con que Dios le honró antes de su caída. Y finalmente fue colocado por Dios en su santo monte, en medio de las piedras de fuego.
Satanás tuvo el privilegio de ser colocado por Dios en esta posición. Él no la ganó, fue Dios quien le dio ese honor. En este lugar privilegiado, Satanás se paseaba con libertad.
Es impresionante con la belleza, poder, status, hermosura y esplendor con las cuales fue creado Satanás, ningún querubín era como él, y lo podemos corroborar porque en toda la Palabra no vemos destacar a ningún ser espiritual creado por Dios como a Satanás antes de su caída, Sin embargo, Satanás no lo entendió así, se sintió inconforme y quiso más.
Su caída comenzó cuando fue hallada maldad en él.
Sin querer discernir sobre el origen del bien y el mal, que es un tema filosófico inagotable, la palabra de Dios nos dice que el mal proviene de Satanás, dice que la maldad fue hallada originalmente en él antes que en cualquier cosa creada en el universo (Eze 28.15). Ese mal se manifestó en las diferentes actitudes que tomó Satanás a raíz de ello. Vamos a discernir sobre algunas de las actitudes causadas por ese mal hallado en Satanás:
Se llenó de iniquidad a causa de la multitud de sus contrataciones. Es decir, Satanás quiso sobresalir sobre todos en el ambiente celestial donde se desenvolvía, lo que lo condujo a alguna forma de violencia en el cielo.
La multitud de contrataciones alude a muchas negociaciones, en este sentido, quizá haya sido el caldo de cultivo entre otros seres celestiales a quienes había de convencer mediante negociaciones para liderar una rebelión en el cielo.
Se llenó de orgullo a causa de su posición y hermosura. Se infló su corazón a causa de su propia belleza, se embriagó de belleza y esplendor, y sin dar gracias por ello a su Hacedor, se hizo su oponente, porque Dios resiste a los soberbios, pero da gracia al humilde (Stg 4.6)
Se corrompió su sabiduría a causa de su esplendor. Satanás fue cegado en su esplendor y su sabiduría y conocimiento del Altísimo fue corrompida, desconoció los límites de la voluntad de Dios para él y trató de imponerse como Dios asumiendo sus propias consideraciones por encima del conocimiento de Dios. Dice la palabra de Dios que el principio de la sabiduría es el temor a Dios (Pro 1.7), Satanás rompió este principio y quiso temerariamente ser como Dios (Isa 14.13)
Todas estas acciones llevaron a Satanás a atentar contra Dios, lo que trajo las consecuencias que veremos a continuación
Dios le echó de su presencia.
Este deseo de exaltarse a sí mismo lo condujo a una batalla contra Dios (Apo 12.7), que terminó en una derrota espantosa de Satanás y sus huestes, y a salir de lo santo a lo profano, del cielo a la tierra, con las siguientes consecuencias para él:
Fue echado de la presencia de Dios. Fue expulsado de ese lugar de privilegio donde Dios le había colocado, donde le rendía directamente adoración a Dios (Eze 28.14), de la misma presencia de la gloria de Dios. El Señor Jesucristo dijo que había visto caer a Satanás del cielo como un rayo (Luc 10.18). Ya no habitaría en el monte santo de Dios, sino en sitios profanos de la tierra. Fue arrojado hasta el Seol, a los lados del abismo.
Fue consumido en fuego y ceniza. Dios hizo salir fuego de en medio de Satanás y quitó con ello la gloria y la hermosura de Satanás, y cambio su aspecto a espanto ante los hombres en la tierra.
De esta terrible caída, aprendemos que debemos ser humildes y agradecidos a Dios cuando él nos coloca n posición de privilegios, adornándonos con su gracia y dándonos los excelentes dones y talentos que podamos ejercer para la edificación de la iglesia y su propia gloria.
Nunca debemos tomar estos dones de Dios solo para nuestro beneficio personal y pasar con ellos por encima de los demás, buscando posiciones de realce y exhibiéndonos con soberbia, orgullo y autosuficiencia, pasando por encima de Dios.
2.- El diablo y sus demonios caen de la presencia de Dios.
El diablo y sus demonios reciben su segunda derrota cuando Cristo triunfa sobre ellos en la cruz y los excluye de la presencia de Dios. Veamos de qué manera ocurre esto.
Satanás tenía acceso a la presencia de Dios. Si bien fue echado de la presencia permanente del trono de Dios, Satanás tenía acceso a la presencia de Dios. En el libro de Job vemos a Satanás presentándose reiteradamente ante Dios (Job 1.6; Job 2.1).
Lo vemos actuando como acusador de los hijos de Dios ante la presencia del Altísimo (Zac 3.1-2). Mientras los hombres no tuvieran un Mediador ante Dios, Satanás haría de acusador perenne de los hombres ante Dios.
Con la obra de Jesucristo la cruz, Satanás fue confinado a la tierra. Jesús vino para deshacer la obra del diablo, para juzgarle y para echarle fuera de la presencia de Dios (Jn 12.31), fue juzgado con la obra de la cruz.
Ya Jesucristo habrá deshecho la mentira del diablo, anulando el acta de decretos que Satanás tenía contra nosotros y Cristo triunfó sobre el diablo y sus demonios, cuando en su resurrección y ascensión les exhibió públicamente públicamente (Col 2.15), así como en el pasado, cuando un general ganaba una batalla, exhibía a los cautivos ante su pueblo de manera humillante en su derrota.
Ya Satanás no tiene más acceso al Padre, y al diablo y sus demonios solo les queda guerrear contra los santos de Dios.
Desde entonces, el diablo y sus demonios hacen la guerra en contra de los santos. Una vez derrotados en los cielos y echado de la presencia de Dios (Apo 12.7-17), no le queda otra alternativa que luchar contra los que guardan el mandamiento y tienen el testimonio de Jesucristo (Apo 12.17).
El diablo y sus demonios utilizan diferentes agentes para hacer la lucha en contra de la humanidad de Dios. Satanás obra en este mundo a través de personas y a través de seres espirituales que reconocen su autoridad. Sus agentes se oponen a la voluntad de Dios y sus propósitos.
Satanás obra a través de personas. Los agentes humanos de Satanás persiguen sus malos deseos. En el evangelio de Juan vemos a Jesucristo hablando de la relación entre algunos judíos incrédulos y Satanás (Jn 8:44).
En el libro de Hechos vemos las palabras del apóstol Pablo reprendiendo al mago Elimás cuando trataba de apartar de la fe al procónsul de Roma (Hch 13.10). En el evangelio de Mateo vemos a Pedro siendo utilizado por Satanás para apartar al Señor del camino de la cruz (Mat 16.23). Así que Satanás obra mediante personas que se oponen a los propósitos de Dios.
La Palabra de Dios nos muestra varios ejemplos de personas haciendo obras de Satanás: Falsos profetas (Deu 13:5). Los que alejan a otras personas de Dios (Deu 13.13). Manasés y su hijo Amón (2 Rey 21.9-26) y la mujer adúltera (Pro 7.21)
Satanás también obra a través de sus agentes espirituales. Satanás tiene sus demonios (Luc 13.11-16), este texto habla de una mujer atada una enfermedad por Satanás y sus demonios. En Mateo se habla un endemoniado (Mat 12.22) al cual Jesús libró del poder de los demonios.
La Biblia identifica a los agentes espirituales de Satanás, el diablo y sus demonios, con varias imágenes y títulos: El cuerno pequeño (Dan 8:9–12). Este probablemente representa a Antíoco Epífanes, lo vemos alzándose contra Dios y derribando el santuario y el lugar del sacrificio continuo que era realizado por el pueblo de Israel a Dios (Dan 8.11).
El príncipe de Persia (Dan 10:13), probablemente representando un demonio con influencia sobre el reino de Persia, acá se observa cómo se opone a que la oración de Daniel sea contestada, y aún combate para que ello no ocurra. El rey del norte (Dan 11:28), probablemente representando a Antíoco Epífanes, enaltecido en su corazón y actuando en contra de la ciudad santa.
El anticristo (1 Jn 4:1–4; 2 Jn 7) negando la deidad de Cristo y la doctrina de la palabra de Dios. El hombre de pecado (2 Tes 2:3–10) que se opone a Dios y a todo lo que es objeto de culto al Señor. La bestia (Apo 11:7) que mata a los testigos que predican el evangelio. El falso profeta (Apo 16:13). La prostituta o Babilonia la grande (Apo 14:8), la que incita a los reyes de la tierra a fornicar en pos de otros dioses junto con ella.
El diablo y sus demonios cayeron de la presencia de Dios y utilizan cualquier artimaña para engañar si fuese posible aun a los elegidos de Dios. Debemos estar pendientes, vigilantes y en oración, pidiendo a Dios que nos ayude a discernir entre el espíritu de verdad y el espíritu del error, para mantenernos apegados a la verdad de la mano de nuestro Señor Jesucristo.
3.- El diablo y sus demonios serán condenados en el día del juicio final.
Al final de los tiempos, las restricciones impuestas a Satanás, el diablo y sus demonios, por Cristo van a ser quitadas para que se cumplan los propósitos de Dios en su juicio definitivo. Su poder de engañar va a ir creciendo hasta congregar todas las naciones en contra de la ciudad amada (Jerusalén).
Los poderes políticos y religiosos en el mundo van a ejercer control sobre las naciones siendo dominados por Satanás, quién engañará a las naciones de los cuatro rincones de la tierra para guerrear en contra de los santos y de la ciudad amada.
El número de adeptos en estas naciones crecerá en el tiempo como la arena del mar. Dios permitirá que estos ejércitos rodeen la ciudad, y hará descender fuego del cielo que los consumirá en un instante, antes de empezar la batalla (Apo 20.9).
Entonces la bestia y el falso profeta que hicieron todas las señales milagrosas para lograr que las naciones le siguieran en contra del pueblo de Dios serán lanzados en el lago que arde con fuego y azufre, junto con el diablo que los engañaba (Apo 19.20; Apo 20.8-10), y junto con todos sus adoradores.
Muchos autores difieren con la dispensación de los tiempos en que esto va a ocurrir, pero ocurrirá como un hecho innegable. Esta será la tercera derrota que sufrirán el diablo y sus demonios, juntos con los demás agentes de los que ya habíamos hablado anteriormente. En esta etapa, el diablo y sus demonios serán derrotados definitivamente, en el infierno, donde serán atormentados eternamente.
Alguien decía de manera jocosa, que se sentaba a leer las noticias en la prensa para ver cómo iba desarrollándose el reloj de Dios. Y no le faltaba razón.
Hoy en día vemos como la imposición de un nuevo orden mundial empieza a hacerse público. Vemos un conglomerado de naciones tratar de acabar con el orden establecido, ya no en base a guerras convencionales, como en el pasado se impusieron los imperios, sino a través de guerras no convencionales, con armas biológicas convertidas en pandemias con millones de muertos sin disparar una bala, paralización de la economía mundial y control social sobre las poblaciones.
A través del manejo de las economías, las alianzas y liderazgos político y las falsos líderes religiosos que no persiguen más que acaparar poder uniéndose al orden político antidemocrático que están intentando imponer en el mundo. Allí podemos empezar a interpretar la señal de los tiempos, y ver que todos esos eventos acercan el día glorioso de la venida de nuestro Señor Jesucristo.
El mensaje de Jesús a las siete iglesias de Asia en el libro de Apocalipsis sigue siendo pertinente hasta hoy: El cristiano debe mantenerse firme contra las artimañas de Satanás: La lucha contra los falsos profetas, falsas doctrinas, inmoralidades, contra el poder económico y político que es erige contra Dios es característico de todos los tiempos, y estamos llamados a vencer perseverando en la Palabra de Dios y en nuestro testimonio y vida cristianos, para recibir la corona de gloria que Dios tiene para los que le aman y no se contaminan con las obras de Satanás.
Amados, el diablo y sus demonios han sido derrotados, aprendamos de sus errores, a no caer en el orgullo, la soberbia, a defender la verdad de la Palabra de Dios, y a vivir perseverando en Cristo a través de este difícil andar de los tiempos actuales, para decir con el apóstol Pablo que hemos acabado la carrera, hemos peleado la batalla de la fe, y nos espera la corona de gloria que Dios tiene preparada para nosotros. Amén.
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