El pecado oculto y sus consecuencias según la biblia
El pecado oculto se refiere a la transgresión que se hace a los mandamientos que son desconocidos por los demás, y perjudican nuestra vida en gran manera. Así que como creyentes debemos mantener la comunión con Dios y arrepentirnos de esos pecados ocultos que nos hieren y retrasan nuestro crecimiento espiritual.
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El pecado oculto según la biblia
En las Sagradas Escrituras podemos encontrar ejemplos del pecado oculto y las consecuencias que puede acarrear. El Rey David fue un rey que experimentó esta terrible y penosa situación:
"Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano". (Salmo 32:3-4)
Tal como nos muestra la cita bíblica, este hombre de Dios cometió diferentes errores y pecados en su caminar con el Señor: Por orgullo censó al pueblo y muchos murieron; no reprendió a su hijo Amnón cuando violó a su hermana Tamar; y tampoco a su hijo Absalón por haber asesinado a su hermano.
Además también lo sucedido con Betsabé y Urías heteo, entonces debemos analizar algunos factores como: El orgullo, engaño, inmoralidad sexual, negligencia, homicidio. De igual manera, por más de dos años, ocultó su relación con Betsabé y esto lo llevó al homicidio. Por lo cual cuando estamos en medio de una situación que no arreglemos con Dios, nos llevará a otras cosas de mayor complejidad y dificultad.
De esta manera, podemos observar que muchas personas con situaciones ocultas como abortos, abuso sexual, robos, estafas, infidelidades, rencores, entre otros, y todo esto puede ocurrir aun cuando se conozca al Señor, lo cual puede afectar su vida por completo.
Las consecuencias del pecado oculto en la vida del Rey David
La palabra de Dios está llena de sabiduría y de verdad y nos muestra de forma muy clara y precisa que si una persona vive en desobediencia al Señor, no será prosperado.
Quizás pueda alcanzar ciertos logros materiales y temporales, pero la prosperidad del Señor es integral porque encierra lo materia, espiritual y emocional. Tal como lo refleja la palabra:
"El que encubre sus pecados no prosperará; más el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia". (Proverbios 28:13)
Como se mencionó anteriormente la vida de David estuvo llena de tropiezos, ya que cometió muchos errores de gran importancia. Por lo cual vivió en carne propia las siguientes consecuencias:
1.- La salud espiritual del rey David fue quebrantada
La comunión que este rey tenia con el Señor fue fracturada, tal como lo podemos apreciar en la palabra: "No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu Santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente". (Salmo 51:11-12)
En esta cita se muestra el clamor de David para que Dios no se aparte de él. Sin embargo cuando el pecado entro a su vida, el Señor lo aparto de sí.
2.- La salud física del rey se vio afectada
Tal como lo dice la palabra, Dios puede librarnos de las enfermedades y traernos sanidad cuando estamos en obediencia.
Pero cuando rompemos esa comunión con nuestro pecado oculto, pueden acarrear daños a la carne. Esto lo podemos apreciar en el siguiente pasaje: “Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira; Ni hay paz en mis huesos, a causa de mi pecado” (Salmos 38:3)
De esta manera cuando tenemos un pecado oculto, esto le da entrada a una acción demoniaca, y como resultado se pueden presentar muchas enfermedades.
A pesar de que no todas las enfermedades tienen su origen en el pecado de la persona, ciertamente Dios quiere el bienestar de sus hijos, por lo cual señala lo siguiente en su palabra: “Hijo mío, no te olvides de mí ley, y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida, y paz te aumentarán” (Proverbios 3:1-2)
3.- La salud emocional de este personaje bíblico fue afectada
David al cometer pecado, no podía encontrar la serenidad ni la paz que solo Dios nos puede dar: “David no hallaba paz, y llevaba una fuerte carga sobre él, y parece que cada vez era más pesada, por eso dice: “se ha agravado sobre mí". (Salmo 38:3-4)
Cuando una persona peca, emocionalmente se ve afectada y se quebranta la relación con Dios porque este se aparta del pecado, y comienzan a manifestarse las consecuencias de nuestro pecado.
Comenzamos a sentir mucho temor, se acrecienta nuestra inseguridad en nuestro andar porque sabemos que hemos errado y que le hemos fallado a nuestro Dios.
De igual forma nuestra conciencia se muestra intranquila porque tenemos conocimiento de nuestro pecado y aunque queramos esconderlo de Dios, no lo podemos hacer.
Por eso podemos sentir ansiedad, intranquilidad, tristeza. Lo cual a su vez conlleva a un desgaste físico y mental, es decir que viviremos sumergidos en una gran inestabilidad emocional, una ruina espiritual que nos aleja cada vez más del Señor.
¿Qué nos hace el pecado oculto?
El pecado oculto es repudiado por Dios y por lo tanto trae consecuencias a nuestra vida si no nos arrepentimos de corazón y buscamos a Dios en todo momento.
Tal como el caso del Rey David, cuando existe el pecado, el Señor se aparta, y es allí cuando se comienzan a manifestar situaciones complicadas y todo se torna oscuridad. Al respecto presentaremos lo que el pecado oculto puede hacer en nosotros:
1.- Dios deja de escucharnos
Cuando estamos en pecado, el Señor no nos escuchará: “Si observo iniquidad en mi corazón, el Señor no me escuchará” (Salmos 66:18).
Muchos nos preguntamos por qué el Señor no responde nuestras oraciones y la respuesta se encuentra en esta cita. Si estamos sumergidos en el pecado, Dios cierra sus oídos a nuestras peticiones y nunca escucha lo que decimos. Este es tal vez el mayor peligro cuando ocultamos el pecado.
2.- El pecado oculto enturbia nuestra alma y espíritu
Cuando estamos en pecado, estamos inmersos en la confusión y en la tristeza: “Cuando me quedé en silencio, mis huesos se gastaron por mi gemido todo el día. De día y de noche tu mano pesaba sobre mí; mi fuerza fue minada como en el calor del verano” (Salmos 32:3-4).
En esta cita, David escribe sobre su adulterio con Betsabé, ya que él pensaba que su pecado estaba oculto hasta que el profeta Natán lo señaló con el dedo, y David pagó las consecuencias. Así que su próximo hijo estaba condenado a morir y su familia se vio sumida en mentiras, asesinatos, violaciones y rebeliones.
3.- El pecado causa dolor, tristeza y tribulación
Sin duda alguna la persona que comete algún pecado oculto se siente mal, triste, atribulado, porque sabe que algo no está bien en su vida. Así que mientras la persona no reconozca sus fallas, no podrá salir de ese círculo en el que se encuentra, ya que ha permito que el enemigo tome lugar en su alma.
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En la biblia podemos tomar como ejemplo la vida de Acán, donde se revela la tragedia del pecado oculto: “Entonces Josué, y todo Israel con él, tomaron a Acán hijo de Zera, el dinero, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo cuanto tenía, y lo llevaron todo al valle de Acor” (Josué 7:1-26).
En esta cita podemos ver una consecuencia terrible del pecado oculto, ya que Acor por su avaricia destruyó a su propia familia. Así que el precio del pecado oculto puede acarrear consecuencias fatales contra nuestra familia, amigos y seres queridos.
Por esta razón es importante detectar los pecados ocultos, pedirle dirección a Dios para no pecar contra él y afectar a los que nos rodean. La oración y el arrepentimiento nos libran de todo pecado, pero debemos tener un corazón dispuesto a reconocer las fallas cometidas.
¿Cómo podemos obtener la victoria sobre el pecado oculto?
Como creyentes tenemos en nuestra vida a Cristo, quien debe ser a roca, escudo y fortaleza. Pero esto no nos impide cometer algún pecado oculto porque simplemente somos humanos y vivimos en una lucha constante contra el maligno Satanás, que es nuestro enemigo principal.
Aun que vivimos en el mundo, definitivamente no pertenecemos a este mundo, ya que estamos sellados con el Espíritu Santo, quien nos dirige por las sendas de justicia, por esos caminos de paz que solo le pertenecen a Cristo.
En este sentido, somos más que vencedores por medio del cordero, por medio de la sangre derramada en la cruz del calvario, quien nos liberó de todo pecado, aun de aquellos desconocidos.
Así que debemos apoderarnos de la palabra y usarla de estandarte para defendernos de los zarpazos del enemigo y vencer en esta lucha constante llamada vida, pero luchar no contra sangre y carne, sino contra las huestes malignas que nos asechan para destruir la obra perfecta de Cristo. Tal como se aprecia en la siguiente cita bíblica:
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12)
De esta manera, Dios nos ha dado las herramientas necesarias para obtener la victoria en medio de nuestros pecados ocultos, nos ha dado la fortaleza necesaria para combatir contra el mal, contra las huestes de maldad y oscuridad, y contra nuestros deseos carnales. Dentro de estas herramientas encontramos las siguientes:
1.- El arrepentimiento sincero, de corazón
Si queremos alcanzar la victoria en medio de nuestro pecado oculto y debilidades, es necesario el arrepentimiento, el reconocer el pecado y humillarnos delante de nuestro Señor, porque él no nos rechazará, tal como lo muestra la palara: “Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás” (Salmos 51:17)
En este sentido, cuando sentimos un verdadero arrepentimiento delante del Padre Celestial, él no nos rechazara y nos perdonara porque es misericordioso y nos ama.
Así que debemos reconocer nuestros pecados e iniquidades, tal como lo demanda la palabra: "Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí". (Salmo 51:3)
En esta cita el vocablo "reconocer" denota también: Discernir, cuidado, conocer al ver y observación. El Espíritu Santo y la biblia nos ayudan en esta labor, ya que nuestro propio corazón es engañoso.
Cuando entramos en la presencia de Dios, nuestro corazón queda expuesto totalmente para ser escudriñado por Dios. Por lo cual cuando oramos, debemos hacerlo de manera sincera y humilde.
2.- Desechar el pecado oculto de nuestra vida
El siguiente paso que debemos considerar es confesar el pecado y desecharlo. Esto representa una herramienta que nos permitirá obtener la victoria enfrente de nuestros enemigos, tal como se aprecia en la palabra:
“Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio” (Salmos 51:4)
En esta cita podemos apreciar que el rey David abre su corazón delante de Dios, reconociendo su justicia, misericordia y majestuosidad. Revela su deseo y su propósito de apartarse de todo lo malo, de aquello que perjudicó su vida y su comunión con el Señor.
3.- Pedir apoyo espiritual
Este tercer punto es fundamental y constituye una herramienta con poder en la lucha espiritual que enfrentamos día a día en esta vida. Es relevante reconocer que necesitamos ayuda y apoyo espiritual, ya que solo es más difícil.
Al respecto la palabra de Dios nos muestra la importancia que tiene el orar unos por otros, en buscar la intercepción espiritual:
"Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos". (Mateo 18:19)
En este sentido para ganar la batalla espiritual, se debe acudir a personas espirituales que nos ayuden en oración a enfrentar al enemigo, sobre todo cuando a situación se ha salido de control y nos está causando mucho daño.
4.- Confiar en Dios
Como seres humanos podemos atravesar situaciones de mucha dificultad, a las cuales no encontramos ninguna solución. Pero si ponemos nuestra confianza en Dios y su poder, y o buscamos de corazón, él es fiel y justo para socorrernos y liberarnos de las cargas que no nos dejan tener una vida llena de paz y armonía.
En este sentido, nuestro Dios es misericordioso, fiel y justo, y nos está llamando constantemente al arrepentimiento, porque nos quiere bendecir en gran manera, él quiere nuestro bienestar, quiere usarnos y cumplir su propósito aquí en la tierra.
Debemos comprender que hemos sido llamados a seguir el ejemplo de Jesucristo, debemos presentarnos delante del Padre con un corazón sincero, humilde, contrito.
El Señor Jesucristo es omnisciente, omnipotente, y conoce todo de nosotros, tiene el poder de escudriñar nuestro corazón, tiene el poder de perdonar nuestros pecados ocultos e iniquidades, porque su fidelidad es para siempre:
“Que las misericordias del SEÑOR jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¿grande es tu fidelidad!” (Lamentaciones 3:22-23)
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La Gloria es de Dios, me alegro que haya sido de gran bendición
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