Jesús Calma la Tempestad. Reflexión, Significado Bíblico

Jesús calma la tempestad y nos ayuda a superar con temores que vienen con las adversidades que se nos presentan en la vida. Cuando se nos hace referencia a una tormenta en el mar, pensamos que es algo muy impresionante.

Sin embargo existen tormentas que nos azotan durante nuestra vida que son muy similares a las que nos ofrece la naturaleza y que nos remonta a la época de Jesús y sus discípulos, ya que en el mar demostró su poder y calmó aquella tempestad para darle una lección a sus discípulos.

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    Jesús calma la tempestad. Reflexión

    Antes de analizar esta frase “Jesús calma la tormenta” debemos conocer el significado de las palabras. Según el griego el término tempestad se escribe seismós (σεισμός) que proviene de la palabra sismo, que hace referencia a un terremoto.

    Esto nos da una idea de la magnitud de aquella tormenta a la cual se hace referencia en la biblia para explicar la enseñanza acerca de que Jesús calma la tempestad, ya que ésta se había manifestado de forma súbita con vientos fuertes y escandalosos que formaban a su vez olas gigantes que hacían que la barca se balanceara casi al punto de hundirse.

    Al respecto en la biblia aparece que las olas cubrían la barca: “Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba” (Marcos 4:37)“ Por otro lado, en el libro del profeta Jonás podemos encontrar otra historia de marineros, los cuales se vieron atrapados en medio de una tormenta terrible: (Jonás 1:4-5) “Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave. Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno clamaba a su dios” (Jonás 1:4-5)

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    En este sentido, tanto los discípulos de Jesús como los marineros que aparecen en la historia de Jonás tuvieron que luchar por controlar la nave, y no debemos olvidar el hecho de que éstos en su mayoría se trataba de pescadores con experiencia, que fueron criados en el mar.

    Sin embargo la tormenta era tan grande que los esfuerzos no eran suficientes. De esta forma en la historia de Jonás, podemos encontrar que los marineros también se vieron afligidos al intentar luchar en contra de la tormenta para evitar que se hundiera la nave, mientras que Jonás dormía.

    Asimismo, Jesús dormía en medio de la tormenta y sus discípulos sintieron gran temor. En Mateo aparece que los discípulos clamaron: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Marcos dice que ellos gritaban: “Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?” Mientras que Lucas dice que ellos decían “¡Maestro, Maestro, que perecemos!”, (Lucas 8:24).

    Así que se puede ver que todos gritaban de pánico y clamaban que Jesús los ayudara, pero no se daban cuenta que la ayuda les sería dada por su fe y creencia de que junto a Jesús, estarían a salvo. Igualmente pasa en la vida cotidiana de las personas, en la cual las adversidades pueden superar sus creencias y hacerlos pensar que todo está perdido. Pero si estamos de la mano con Jesús, podemos sobrellevar cualquier tempestad y aprender lecciones de vida. Aunque en algunos casos la enseñanza sea muy dura y dolorosa.

    Jesús calma la tempestad
    Jesús calma la tempestad

    De forma extraña mientras estos acontecimientos se daban en los cuales los discípulos temieron por su vida, Jesús permanecía dormido en la popa de la barca. “Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal”, (Marcos 4:38).

    En las escrituras muestran la tranquilidad de Jesús en medio de la gran tempestad en contraste con el pánico de sus discípulos. Esto demuestra la confianza y seguridad que éste tenía en su Padre celestial. Por lo cual ni el fuerte sonido del viento ni el enorme tamaño de las olas y ni siquiera el balanceo constante del barco pudo despertarlo.

    Esto nos deja ver claramente cómo debemos actuar cuando estemos sumergidos en una tempestad de esta magnitud, ya que la confianza puesta en Jesús, nos permitirá reposar en su regazo y no perder el control ante las situaciones, problemas y momentos difíciles que se nos presenten.

    Sin embargo él tiene misericordia de nosotros y entiende nuestra debilidad y no nos juzga, sino que nos muestra el camino para alcanzar esa paz que sobrepasa todo entendimiento.

    Esta escena donde Jesús calma la tempestad, nos demuestra que cuando tenemos fe, la paz está junto a nosotros aunque estemos en medio de los peores momentos de nuestra vida.

    En la historia referente a Jonás los marineros despiertan a Jonás y se dan cuenta que la tormenta se había presentado por la presencia del profeta en el barco, tal como se puede apreciar en la siguiente cita: “Él les respondió: Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros”, (Jonás 1:11-12).

    Pero esta opción no les pareció la indicada, así que decidieron continuar luchando por su propia cuenta: “Y aquellos hombres trabajaron para hacer volver la nave a tierra; mas no pudieron, porque el mar se iba embraveciendo más y más contra ellos” (Jonás 1:13)

    En la actualidad podemos encontrar muchas personas que actúan como estos marineros, a los cuales se les muestra el camino de salvación, pero deciden continuar esforzándose por solventar por su propia cuenta sus problemas, a pesar de que muchos de estos problemas sean bastante fuertes. Lo cual resulta ser agotador tratar de sobrellevar toda la carga, cuando debemos considerar que Jesús calma la tempestad y tiene el poder de controlar toda la situación que nos adversa.

    Retomando la historia de los discípulos de Jesús en medio de la tormenta, podemos notar la poca fe de éstos ante una situación difícil que estaban atravesando, a lo cual Jesús los reprendió diciéndoles que eran hombre de poca fe porque a pesar de haber visto los milagros, dejaron que el temor se apoderara de ellos y por eso perdieron la calma. Sin embargo al buscar a Jesús y tratar de despertarlo, mostraron su confianza hacia él.

    Esto nos puede mostrar que la fe va de la mano de la valentía y confiar en Dios tiene que ver con no dejarse acorralar por las duras pruebas de la vida y si tenemos confianza en la providencia del Señor, nos traerá la paz de Dios aun en medio de las situaciones más adversas. De esta manera que en el camino del cristianismo no podemos evitar pasar por las tormentas en la vida, las cuales en determinado momento pueden incluso destruirnos sobre todo si no estamos firmes en la fe.

    Aspectos importantes sobre las enseñanzas de Jesús en medio de la tempestad

    Cuando Jesús está en medio de la tormenta junto a sus discípulos, hay diferentes aspectos que se deben analizar y compararlo con nuestra vida diaria, para así tener las herramientas necesarias para sobrellevar las adversidades y confiar en él, tales aspectos son los siguientes:

    1.- El temor a morir

    Cuando los discípulos se hallaban en medio de la tempestad, llegaron a sentir mucha angustia y  tuvieron miedo de morir ahogados, ya que la mayoría de los que iban en esa barca sabían cómo era el mar de Galilea y sus tormentas. Esto nos dejó algunas enseñanzas:

    • Dios puso a prueba la fe en la cotidianidad.
    • Las pruebas difíciles de la vida nos muestran la incapacidad del ser humano, aun cuando pensemos que teníamos el control de la situación.
    • Al final estas situaciones eliminan nuestro orgullo y nos muestran que no somos autosuficientes y que necesitamos de Jesús.

    En este sentido, el mensaje de la barca nos enseña que mientras los discípulos luchaban contra la tempestad para estabilizar la barca, el Señor estaba durmiendo. Pero ellos pensaron que era una actitud un poco irresponsable, así que lo despertaron bruscamente.

    Y en muchos casos pensamos que Dios no se interesa por nuestros problemas, que no responde a nuestras peticiones. Pero debemos entender que Jesús calma la tempestad aun cuando pensamos que no nos escucha, ya que él obra a su tiempo y nos da lecciones de vida que a veces no entendemos al momento. Todo tiene un propósito de ser y todo es al tiempo de Dios. Así que debemos ser pacientes y confiar en él.

    2.- La falta de fe

    El temor en el ser humano es normal, ya que al vernos en peligro esa es la reacción más natural. Pero cuando todo se pone en las manos de Dios, podemos tener la certeza de que él no nos desamparará. Así que en el caso de los discípulos el mayor peligro no era la tempestad sino la falta de fe, ya que sin ella es imposible agradar a Dios.

    3.- La obediencia es la clave

    En la historia de la cual hemos hecho mención Jesús mostró su autoridad para que cesara la tormenta, pidiéndole al viento y al mar que se calmaran e inmediatamente todo se calmó. Esto le abrió los ojos y las mentes de los discípulos ante el poder que tenía Jesús para calmar esa tormenta. Por lo cual así como la naturaleza obedeció a su mandato, igualmente los hombres debían hacerlo.

    En este sentido, se puede afirmar con toda seguridad que Jesús calma la tempestad más allá de nuestra visión y entendimiento, ya que él actúa de forma sobrenatural y hace que las cosas imposibles sean posibles.

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    Por lo cual nos cuesta comprender su manera de actuar en nuestra vida, haciendo que nuestra fe se debilite. Pero si somos firmes y fieles a su palabra aunque andemos en valles de muertes, en tormentas y pruebas muy duras, confiaremos en que su voluntad es perfecta.

    1. José del Carmen céspedes Moneró dice:

      No importa cual sea las advercidades o dificultades por la que estemos pasando, si ceemos con fe en Jesús el nos dará la victoria

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