Jesús libera de yugos - Qué nos oprime

 Jesús libera de yugos que pueden estar atando la vida de las personas que aún no lo han aceptado como su único y verdadero salvador. Sin embargo también el enemigo puede atacar a los creyentes y colocarle cadenas para evitar, de esta manera, que se cumpla el pan divino de Dios.

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Es decir que los cristianos no deben estar desapercibidos de las maquinaciones del enemigo porque éste siempre va a querer colocar yugos a los hijos de Dios para impedir que se cumple el propósito que tiene asignado. Por lo cual debemos atesorar las promesas que Jesús nos regaló mediante su sacrificio perfecto, tal como lo podemos observar en el siguiente pasaje:

“El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18)

En este sentido, Nuestro Señor Jesucristo vino a este mundo a liberar a sus hijos del yugo, y darles la oportunidad de ser salvos mediante su sacrificio en la Cruz del Calvario, en la cual venció a la muerte y le aplastó la cabeza a Satanás.

Cuando entendemos esto, tenemos paz en medio de la tormenta, sabiendo que nuestro Jesús tiene la potestad de liberarnos de todo yugo, de toda opresión que no nos permite vivir plenamente. Solo debemos buscarlo en espíritu y en verdad, y él comenzará a darnos vida y vida en abundancia.

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    Jesús libera de yugos – A qué se refiere a la luz de la palabra

    Para comprender lo que significa que Jesús nos libera de los yugos, debemos tener conocimientos acerca de lo que es un yugo.

    A nivel físico, un yugo se refiere a una pieza de madera larga que tiene dos arcos que se colocan en el  cuello de uno o más animales, tales como la mula o el buey. Así que cuando están dos animales con el yugo sobre sus cuellos, entonces forman una yunta.

    En la biblia podemos encontrar diferentes pasajes en los que se hace referencia a los yugos físicos y otros tienen una connotación simbólica.

    En el caso de las leyes que el Señor le dio a Moisés, tenía mandamientos determinados sobre la yunta de los animales, y eso también incluía el uso del yugo para evitar que se dieran mezclas indebidas, tal como lo señala la palabra: “No ararás con buey y con asno juntamente.” (Deuteronomio 22:10)

    Por otro lado, el término “yugo” posee mucho simbolismo, y en literatura se emplea para tratar temas relacionados a la esclavitud, ataduras, esclavitud, obligaciones, dominio y cargas.

    En las Sagradas Escrituras podemos encontrar mucho simbolismo y formas gramaticales que enriquecen los mensajes que transmite, y la biblia está orientada al reconocimiento de aquello que es bueno o que es malo, de lo que me beneficia y lo que no.

    Por esta razón es importante enriquecer nuestro vocabulario, instruirnos más para asó comprender mejor lo que nos dice la palabra, porque muchas veces se pueden hacer interpretaciones erradas por nuestra ignorancia en muchos aspectos.

    Cabe destacar que sin el Espíritu Santo, no vamos a lograr comprender la biblia, ya que éste es quien nos dirige a toda verdad, es decir, nosotros debemos ser investigadores pero además debemos dejar fluir al Espíritu Santo para que nos de la revelación.

    Los Yugos que nos impiden vivir plenamente

    En el mundo siempre existirán yugos y ataduras que detienen nuestro crecimiento personal y espiritual. Existen diferentes yugos, dentro de los cuales se pueden mencionar los siguientes:

    1.- El yugo de la opresión

    En tiempos de tanta opresión en los tiempos de Cristo, aparece Nuestro Señor como una luz en medio de las tinieblas, para dar mensajes de paz, de amor, de salvación, de misericordia. Esto le devolvía la esperanza a muchas personas en Israel.

    Así que Jesús era como Moisés, ya que venía a liberar al pueblo de la esclavitud, ya que las ataduras que tenían los yugos de la opresión para los judíos, eran muy difíciles de romper. Al respecto la palabra nos señala lo siguiente:

    “Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus siervos; y rompí las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar el rostro alto.” (Levítico 26:13)

    En este sentido, de la misma manera en la cual Moisés tuvo la misión de liberar al pueblo, Jesucristo vino a este mundo para romper el yugo y dar vida y vida en abundancia.

    El mensaje del Evangelio de Jesús es un mensaje capaz de sanar los corazones, confrontar tradiciones culturales, enfrentar espíritus demoníacos, y liberar familias completas de la esclavitud.

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    La Biblia nos señala que “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” (Hebreos 13:8) Así que Jesucristo nos libera de los yugos que nos oprimen mediante su ejemplo, ya que en cada enseñanza nos mostraba la manera en la que se podía liberar, sanar, consolar a los demás.

    La obra de Jesús comienza primeramente por dentro; para luego, ser liberados de toda opresión que generan los miedos a la esclavitud del pecado.

    2.- El yugo del dominio humano

    En la actualidad muchos de los países tienen gobiernos de autoridad déspota para con su pueblo, y a pesar de que seamos cristianos y prediquemos acerca del Reino de Dios y su justicia, El mismo Señor nos ha mandado a someternos a las autoridades, porque es puesta por él mismo. Al respecto, la palabra señala lo siguiente:

    “Toda alma se someta a las potestades superiores; porque no hay potestad sino de Dios; y las que son, de Dios son ordenadas.” (Romanos 13:1)

    En este sentido, una de las cosas que caracteriza a los hijos de Dios es porque es sumiso, obediente y porque se somete a las autoridades porque es mandato de Dios. Sin embargo siempre hay que pedirle dirección y sabiduría a Dios para que podamos actuar conforme a su perfecta voluntad y no nos dejemos llevar por nuestras emociones y propios impulsos.

    3.- El yugo de las rebeliones

    Cuando nos mostramos rebeldes, sin duda alguna veremos las consecuencias de nuestras propias acciones. El Señor es santo y aborrece el pecado porque él es justo y castiga a sus hijos por amor a ellos, porque todo padre que ama a su hijo lo reprende, lo exhorta y lo corrige, tal como lo señala la palabra: “El que escatima la vara odia a su hijo, mas el que lo ama lo disciplina con diligencia” (Proverbios 13:24)

    En este sentido, como seres humanos somos vulnerables a ser rebeldes y a dejarnos arrastrar por el pecado de la rebelión. El Señor conoce perfectamente lo frágil que somos y por eso él se muestra compasivo ante nuestras debilidades y nos hace fuertes en medio de nuestras limitaciones.

    De esta manera que Dios se glorifica en sus pequeñitos, haciéndolos grandes a pesar de sus debilidades, porque la misericordia para con sus hijos es para siempre. Sin embargo, como hijos de Dios debemos poner de nuestra parte y no dejar que el enemigo tome parte en nuestras vidas.

    Por esta razón, debemos reconocer ante el Padre nuestro pecado de rebelión y arrepentirnos para que Dios quiebre los yugos de toda rebeldía, para otorgar perdón y misericordia, dándole consuelo al afligido. Al respecto, el apóstol Pedro dice lo siguiente: “El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9)

    4.- El yugo del matrimonio

    El matrimonio se relaciona con un yugo, porque ya no será  uno solo, sino dos dentro de una relación, en la cual tendrán que convivir juntos. Por esta razón, cuando tomamos la decisión de casarnos, debemos pedirle dirección al Señor, ya que debemos unirnos con un yugo igual, que tenga las mismas creencias, ya que la luz no tiene parte con las tinieblas. Tal como lo dice la palabra:

    “No os juntéis en yugo con los infieles: porque… ¿qué compañía tiene la justicia con la injusticia? — ¿y qué comunión la luz con las tinieblas?.” (2 Corintios 6:14)

    En este sentido, en todo yugo matrimonial debe estar en primer lugar Dios, ya que él debe ser el fundamento que sustente toda relación, y debe ser bendecida por el Señor para que sea fortalecida en Cristo y que cuando vengan las tormentas, no se derrumbe. Es decir, se debe construir la relación matrimonial sobre la roca que es Jesucristo.

    5.- El yugo del legalismo

    Aquellas personas que colocan el yugo del legalismo sobre el cuello de otros, están haciendo una obra que estorba la misma obra de Dios mediante su Espíritu, ya que mediante Nuestro Señor Jesucristo hemos sido liberados de todo yugo, de toda ley de condenación porque ahora hemos sido justificados por medio de la sangre de Cristo derramada en la Cruz del Calvario. Al respecto la palabra de Dios señala lo siguiente:

    “Ahora pues, ¿por qué tentáis á Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos yugo, que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?“. (Hechos 15:10)

    Por otro lado, el apóstol Pablo compara el legalismo al salario por el trabajo: “Empero al que obra, no se le cuenta el salario por merced, sino por deuda. Mas al que no obra, pero cree en aquél que justifica al impío, la fe le es contada por justicia.” (Romanos 4:4-5)

    En este sentido, el yugo del legalismo ha hecho mucho daño porque es la contraparte al Ministerio de Jesús, donde ahora estamos en la Gracia y por esta Gracia somos salvos. Ciertamente debemos someternos a las leyes establecidas en la palabra, pero tenemos al Espíritu Santo que nos ayuda en este proceso de aprender a ser verdaderos hijos de Dios.

    En este mismo orden de ideas, el apóstol Pablo, dice: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no volváis otra vez á ser presos en el yugo de servidumbre.” (Gálatas 5:1) Así que es mejor afianzar la fe en la obra de gracia que Nuestro Señor Jesús hizo por cada uno de nosotros, que volver a caer en el yugo de la esclavitud y del legalismo.

    6.- El yugo de Jesús

    El yugo de Jesús nos regala el privilegio de dejarle nuestras cargas a él, descansar en él y esperar en su perfecta voluntad: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.” (Mateo 11:29)

    Jesús libera de yugos
    Jesús libera de yugos

    En este sentido, todos debemos dejar atrás nuestra vida pasada y comenzar a caminar en los caminos de Cristo para que él nos libere del yugo que nos mantiene oprimidos y esclavizados a las cosas pasadas, a los deseos carnales.

    El yugo siempre va a existir en este mundo, pero si estamos en Cristo debemos confiar plenamente en sus promesas y comprender que el yugo de Jesús aligera nuestras cargas y así podemos descansar en su presencia, sintiendo la paz que sobre pasa nuestro entendimiento, porque en medio de las adversidades hallamos misericordia.

    Al respecto, el apóstol Pablo, señala lo siguiente: “¿O no sabéis que a quien os presentáis a vosotros mismos como siervos para obedecerle, sois siervos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?“. (Romanos 6:16)

    En este sentido, cuando somos obedientes estamos alcanzando la justicia de Dios, la cual es perfecta. Pero si estamos en pecado, estamos dándole cabida al yugo de la esclavitud, y solo mediante el arrepentimiento podemos quitar este yugo de nuestra vida entregándoselo a Cristo, quien nos limpia, nos purifica y nos redime de toda iniquidad.

    De esta manera, la influencia de Jesús fue tanta que no pudieron resistirlos las fuerzas del mal. Por esto, cuando escuchaban el mensaje de Jesús, sus enseñanzas, sus parábolas, cuando veían sus milagros, prodigios y maravillas, se sentían maravillados porque Jesús detenía las tinieblas solo con su presencia, echando fuera todo yugo que los estaba oprimiendo.

    En este sentido, las obras milagrosas de Jesús nadie las pudo refutar, ni cuestionar porque eran muy sorprendentes, sobre todo para aquella época. Sin embargo, como hijos de Dios debemos dejar nuestros yugos porque éstas representan cargas que destruyen nuestra vida. Pero tenemos acceso al yugo de Jesús que nos proporciona bendición, da descanso a nuestra alma y quita de nosotros toda carga.

    Así que el yugo de Jesús no debe ser algo impuesto, porque debe tomarse de forma voluntario. Este yugo es para toda la vida, ya que él estará con nosotros hasta el fin del mundo y su misericordia es para siempre.

    El yugo de Jesús dirige nuestra vida en la medida en que le permitamos que entre a nuestra vida, ya que como se dijo anteriormente debemos tener la decisión firme de seguir sus caminos y de aceptarlo en nuestro corazón.

    Jesús tomó nuestras cargas, nuestros pecados y debilidades en la Cruz del Calvario, así que él representa nuestro yugo y la libertad que tenemos en su presencia, en la cual tenemos el privilegio de descansar.

    Así que cuando tomamos el yugo del Señor, estamos tomando su pacto divino, estamos tomando sus promesas, y nos estamos dejando dirigir por él. Al respecto la palabra nos dice lo siguiente: “Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” (Mateo 11:30)

    En este sentido, Jesús libera de yugos porque él es nuestro yugo, y ahí no hay opresión, sino que vamos a encontrar paz. El yugo de Jesús no es un peso sino es nuestra fortaleza en medio de nuestras debilidades. En su yugo encontramos libertad, y ese regalo debemos atesorarlo en nuestro corazón y no desperdiciarlo, ya que los tiempos son cortos y ya se acerca su segunda venida.

    Puedes leer: Qué Es Un Yugo. Qué Significa El Yugo En La Biblia

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