La eternidad y los impíos a la luz de la Palabra de Dios
La eternidad y los impíos es un tema controversial que muchos incrédulos ponen en tela de juicio para justificar sus iniquidades. Sin embargo Dios nos deja en claro en su palabra que los impíos no heredarán el reino de los cielos. Esto se aprecia en el siguiente pasaje:
“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis: Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones” (1 Corintios 6:9)
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En esta cita queda claro que los impíos, injustos, incrédulos y aquellos que rechazan a Dios y no son obedientes a la palabra, no podrán alcanzar la salvación. Sin embargo mediante Jesucristo podemos ser justificados y perdonados delante del Padre porque su misericordia es para siempre.
La eternidad y los impíos a la luz de la palabra de Dios
La palabra de Dios nos habla acerca de que cuando Jesucristo venga por segunda vez a este mundo, peleará como poderoso gigante para resguardar a su pueblo y destruirá a todo impío: “He aquí los ojos de Jehová el Señor están contra el reino pecador, y yo lo asolaré de la faz de la tierra; mas no destruiré del todo la casa de Jacob, dice Jehová.” (Amós 9:8)
En este sentido, la Gran Tribulación no será el juicio de Dios para su pueblo, sino el tiempo para destruir a todos los impíos de la tierra, que se refiere a los incrédulos, injustos, inconversos. Este es el periodo previo al regreso de Nuestro Señor Jesucristo, de modo que luego de esta Gran Tribulación es que Jesús regresará, no antes, y lo hará precisamente con el fin de destruir a los gobiernos y las naciones impías.
Cuando se habla de las naciones, hace referencia a los que no creyeron en él, quienes serán alcanzados por el fuego eterno y las plagas descritas en el libro de Apocalipsis. Y este es el juicio de Dios para las distintas naciones que han negado su nombre y le son infieles con otros dioses ajenos.
Esto lo expresan las Sagradas Escrituras: “Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. En Jesús” (Apocalipsis 21:24)
En esta cita no se menciona que los impíos permanecerán en este mundo cuando Nuestro Señor Jesucristo vuelva por segunda vez, sino por el contrario, declara que solamente los justos estarán con vida para adorar al único y verdadero Dios.
En este sentido, la salvación se refiere al hecho de salir ilesos de esta terrible etapa de la vida. Ésta representa la entrada o acceso al Reino de Dios, el cual será establecido en la tierra cuando Jesucristo vuelva: “Espera en Jehová, y guarda su camino, Y él te exaltará para heredar la tierra; Cuando sean destruidos los pecadores, lo verás” (Salmos 37:34)
De esta manera, la destrucción de los pecadores es imperiosa porque Jehová así lo ha establecido. Él arrancará totalmente a aquellos que se afianzan en las mentiras y la impiedad y entregará la tierra a los justos.
No tenemos que ser estudiosos ni teólogos para comprender que la biblia declara que solo los justos heredarán la tierra. Así que cuando Jesucristo implante su reino sobre la tierra no quedarán Impíos sobre ésta.
En este sentido, el Señor vendrá a reinar sobre las naciones de la tierra y aquí el Señor no va a permitir pecadores: “Alégrense y gócense las naciones, Porque juzgarás los pueblos con equidad, Y pastorearás las naciones en la tierra. Selah” (Salmo 67:4)
En esta cita tenemos esta hermosa promesa y debemos comprender que el Reino de Dios aún no se ha establecido ni lo hará mediante gobiernos, e instituciones humanas, sino que Dios establecerá su Reino en la tierra de forma literal.
El Señor ama la rectitud y aborrece la maldad
El Pueblo de Nuestro Señor debe estar basado en la sabiduría y en su amor, a pesar de que el panorama mundial no sea el más idóneo, ya que tendremos muchas situaciones adversas en esta vida. Pero debemos estar sobre la roca. Al respecto la palabra nos dice lo siguiente: “Porque Jehová ama la rectitud, Y no desampara a sus santos. Para siempre serán guardados; Mas la descendencia de los impíos será destruida” (Salmos 37:28)
En la presencia del Señor podemos alcanzar salvación, si obedecemos su palabra, seguimos su voluntad y vivimos en rectitud, ya que cuando Jesucristo venga por segunda vez a este mundo, no quedará descendencia de maldad sobre la faz de la tierra.
Así que el Señor no quiere que estemos mezclados con las costumbres de las naciones, de los pueblos, y por esta razón vendrá a devastar todo rastro de maldad sobre este mundo; y de la misma manera que el Señor ordenó a su pueblo para eliminar a las naciones impías como el Amorreo.
Él vendrá a eliminar a toda persona que no aceptó a Jesucristo como su Señor y Salvador en sus vidas. Esto con el fin de que no se contamine el pueblo de Dios con sus pecados. Tal como lo señala la palabra:
“Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con vida, sino que los destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al hevea y al jebuseo, como Jehová tu Dios te ha mandado; para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y pequéis contra Jehová vuestro Dios” (Deuteronomio 20:16-18)
De esta manera, será eliminado de raíz a todo impío y todo aquel que tiene maldad en su corazón, “Mas los transgresores serán todos a una destruidos; La posteridad de los impíos será extinguida” (Salmos 37:38)
Esto nos quiere decir que Dios no transformará a los inconversos mediante la llamada Gran cosecha de almas, sino que los que no se han arrepentido en el tiempo que Jesucristo venga serán eliminados, ya que la ira del Señor caerá sobre todos los impíos el mismo día. Tal como dice la palabra:
“Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino está fermentado, Lleno de mistura; y él derrama del mismo; Hasta el fondo lo apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra.” (Salmos 75:8)
Por esta razón, como creyentes debemos servirle al Señor, prepararnos, escudriñar las escrituras para conocer el propósito de Dios para nuestra vida y lo que acontecerá el día de la segunda venido de Cristo.
De igual forma debemos ser obedientes y llevar el mensaje de salvación a toda criatura, a todas las naciones porque ese es nuestra misión en este mundo porque el Señor no quiere que ningún alma se pierda, tal como lo afirma la palabra:
“El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; pero es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9)
En la actualidad , se quiere ocultar el mensaje del Apocalipsis que habla sobre la segunda venida de Cristo. Muchas veces los pastores modernos tratan de minimizar lo que acontecerá en los días finales. Sin embargo como cristianos tenemos la responsabilidad de decir la verdad para estar apercibidos.
El libro del Apocalipsis nos habla acerca de la ira del Señor, la cual se derramará también sobre todas las personas que hayan adorado la imagen de la bestia, y no importa si son creyentes a Cristo. Esto se ve reflejado en la palabra:
“él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero” (Apocalipsis 14:10).
Es triste como muchos cristianos son engañados en estos tiempos, pero cuando el regreso del Señor se va acercando, el engaño será extensivo y debes estar sobre la roca para poder tener discernimiento y apartarte del mal.
En la biblia encontramos que Salomón comprendió que el Señor hará justicia a los justos de la tierra en el día del juicio final: “Mas los impíos serán cortados de la tierra, Y los prevaricadores serán de ella desarraigados” (Proverbios 2:22)
Sin duda alguna, el Señor hará cosas terribles en contra de todos los impíos; no será Satanás, ni la Bestia, quien destruirá al hombre, sino será Dios y al tener conocimientos de todas estas cosas, debemos estar apercibidos para no desviarnos de los caminos de Cristo porque sin él no podremos alcanzar la salvación, tal como lo anuncia su palabra:
“Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, !!Cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12 esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!” (2 Pedro 3:11-12)
Ante todas estas cosas y todas las catástrofes que nos señalan en el libro del Apocalipsis, podríamos preguntarnos ¿dónde está la misericordia de Dios? Ante esta interrogante debemos comprender que es esa misericordia de Dios la que nos brinda la oportunidad de enmendar todo lo que nos separa de nuestro Padre.
En la medida en que tenemos vida, tenemos la oportunidad de arrepentirnos y de aceptar a Nuestro Señor Jesucristo como nuestro único y verdadero Salvador.
Sin embargo podemos encontrarnos con muchos cristianos modernos que nos pueden desviar de la sana doctrina que nos habla de la verdad. En la actualidad muchos enseñan falsas doctrinas que tienen un concepto errado acerca de los impíos, ya que consideran que éstos son aquellos incrédulos, inconversos, drogadictos, alcohólicos, o que pertenecen a otra religión.
Sin embargo, la Palabra de Dios señala que el impío es la persona que se aparta de Dios, a pesar de que tenga alguna posición privilegiada dentro de las congregaciones. Al respecto la biblia nos dice lo siguiente:
“Tanto el profeta como el sacerdote son unos impíos, dice Jehová. Aun en mi casa he hallado su maldad. Por tanto, como resbaladeros en la oscuridad será su camino. Serán empujados y caerán en Él, porque yo traeré el mal sobre ellos en el año de su castigo, dice Jehová” (Jeremías 23:11-12)
En esta cita, podemos apreciar que aún los cristianos pueden caer en el engaño del diablo y mostrarse impíos delante de Dios. Así que el Señor dentro de su misericordia nos está llamando constantemente para que nos arrepintamos y busquemos cada día más de él.
Muchos escuchan pero aún así no dan el paso de aceptarlo como su único y verdadero Dios, y sirven a otros dioses. Esto no es del agrado de Dios porque é quiere que le seamos fieles y solamente lo adoremos a él.
Tal como se mencionó anteriormente, Dios no quiere que nadie se pierda, Dios quiere que le prediquemos el evangelio a toda criatura para que pueda alcanzar la misericordia del Señor y ser salvos.
Nuestro Dios en su infinita misericordia esta llamando a su pueblo al arrepentimiento, él no quiere que nadie perezca, busca que sus hijos caminen en rectitud y justicia, que dejen todos sus ídolos con los cuales han fornicado y que los han apartado del Dios único y verdadero.
Buscando nuestra salvación
La biblia nos señala las consecuencias del pecado, pero a pesar de esto, muchos cristianos se muestran reacios al igual que el pueblo de Israel, ya que menospreciaron las amonestaciones del Señor y quieren eliminar sus mandamientos, señalando que la salvación es un derecho.
Sin embargo, hay que resaltar que la salvación no es un merito que hemos ganado por nosotros mismos, sino que es un regalo inmerecido de parte del Señor. Pero no señala que sea otorgada a pesar de ser desobedientes a la palabra de Dios.
Y hay que hacer énfasis en este punto, ya que somos salvos es por medio de nuestro Señor Jesucristo quien nos perdona de nuestras iniquidades y nos da la oportunidad de acceder al reino de los cielos. Pero debemos primeramente arrepentirnos y buscar sus caminos de luz porque ciertamente Dios conoce nuestro corazón y lo escudriña. Por lo cual no podemos engañarlo ni ocultad nuestra maldad.
En este sentido, la salvación que los primeros cristianos cuidaban con temor y temblor ahora se considera como un derecho de todos los creyentes que pertenecen a una congregación tienen solo por el hecho de ser hijos de Dios.
Pero en la biblia podemos apreciar que se resalta el hecho de que la salvación tiene condiciones muy claras y firmes que no se pueden obviar, entre las cuales encontramos las siguientes:
- Perseverar hasta el final: “Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mateo 10:22)
- Cumplir la palabra de Dios y bautizarse en el nombre de Jesucristo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16)
- Confesar de boca al Señor Jesucristo como nuestro único y verdadero Dios: “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9)
- Dejar nuestra propia vida por causa de Cristo: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:25)
- Entrar por el camino angosto: “Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán” (Lucas 13:23-24)
- Oír la palabra de Dios y guardarlas en el corazón: ” Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo” (Juan 12:47)
Todas estas condiciones nos indican el camino a la salvación, el cual es un proceso que permanece hasta el momento en que morimos. No representa un regalo obtenido por medio de una oración y ya y que podemos modificar en cualquier instante, no importando nuestras debilidades.
Tenemos que estar claro que el pecado es una de las barreras que nos impide encontrarnos realmente con el Señor para que podamos alcanzar las promesas que Dios tiene para sus hijos.
Satanás es nuestro enemigo principal y él siempre va a querer entorpecer nuestros caminos hacia el Padre Celestial. Por lo cual debemos velar y no distraernos del propósito que Dios tiene para nosotros, reconociendo que lo único que nos separa de nuestro Señor es el pecado. Así que debemos analizar la siguiente palabra:
“Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio: ¿por qué ves los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él” (Habacuc 1:13)
De esta manera, la mentira en la que muchos persisten los mandará directo al infierno, ya que la palabra nos dice lo siguiente: “ Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio por el pecado, Sino una horrenda esperanza de juicio, y hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios” (Hebreos 10:26-28)
En este sentido, la eternidad y los impíos es un tema controversial que muchos pastores modernos quieres minorizar y ocultar. Pero la verdad siempre saldrá a la luz y debemos comprender que como cristianos también podemos caer en las tentaciones del diablo.
Por lo cual debemos permanecer firmes en la roca que es Cristo para evitar ser juzgados por la ira del Señor, y por el contrario ser salvos, alcanzados por la Gracia y misericordia de Dios.
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