La fidelidad infinita de Dios – En qué consiste según la biblia
La Fidelidad infinita de Dios hace referencia al hecho de que él nunca nos dejará y siempre estará al lado de sus hijos. Esta fidelidad es eterna, nunca se apartará de los que en el Señor han creído con fe, cumplen sus mandamientos y hacen su voluntad. Esto lo podemos apreciar en el siguiente pasaje: “Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones”. (Deuteronomio 7:9)
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La fidelidad infinita de Dios – En qué consiste según la biblia
Cuando se habla del término “fidelidad” se hace alusión a una persona que cumple lo que dice superando todos los obstáculos. La fidelidad infinita del Señor abarca las promesas que encontramos en la palabra, las cuales él cumplirá a cabalidad.
En este sentido, todo lo que Dios dijo que hará, sucederá y está establecido en su palabra. El Señor no olvida sus promesas para con sus hijos y su pueblo. Por eso, lo que hemos creído en él, debemos tener la certeza de que él cumplirá todo lo que ha dicho.
Fidelidad es lealtad, es permanecer firmes ante cualquier situación. Por eso encontramos la fidelidad infinita de Dios en todo momento, y aunque caigamos, él nos levanta, nos sostiene y nos ayuda a continuar con nuestro propósito.
De esta manera, el Señor no se niega, no vacila, no cambia porque su fidelidad es para siempre, y el propósito en tu vida se cumplirá mientras tú como hijo permanezcas firme como la palmera, fuerte como el búfalo y renovado como el águila.
Sin embargo, aunque somos hijos de Dios tenemos que vivir en este mundo lleno de tentaciones, maldad, vanidades y egoísmo, porque tenemos un enemigo que anda siempre pendiente de nuestros pasos y busca desviarnos del camino correcto, quiere que nuestro pie tropiece en piedra.
El diablo conoce perfectamente que el Señor es fiel para con sus hijos y por eso busca crear dudas e incertidumbre para que pensemos que Dios nos dejó solos en un momento difícil de nuestra vida y se apartó de nosotros.
La palabra de Dios nos revela desde el principio hasta el final, la fidelidad infinita de Dios y él no miente, cumplirá todo lo que ha prometido pero lo hará a su tiempo y de acuerdo a su perfecta voluntad, tal como lo establece el siguiente pasaje: “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?”. (Números 23:19)
En este sentido, queda claro que Dios no es mentiroso, que él llevará a cabo su palabra y se cumplirá en su tiempo conforme a su propósito para cada uno de sus hijos. Dios es soberano, así que él hace como él quiere y cuando quiere, no podemos pretender saber más que Dios porque él conoce lo que nosotros no podemos ver porque tenemos una mente limitada.
La fidelidad de Jesucristo – Antigua Alianza y Nueva Alianza
Para poder profundizar en la fidelidad de Nuestro Señor Jesucristo primeramente se debe abordar el tema relacionado a la fidelidad humana de forma general y sus dificultades.
En este sentido, la fidelidad se manifiesta de distintas formas: Estabilidad en el matrimonio, Lealtad en la amistad, vocación, perseverancia, paciencia de los padres con un hijo enfermo o rebelde, firmeza en la palabra, obsesión de un artista determinado, incondicionalidad a una persona en específico, lealtad a la patria, acatamiento de las enseñanzas de la Iglesia, entre otros.
Por otro lado, la fidelidad se relaciona a la entrega y al sacrificio. Por eso es fundamental abordar la fidelidad de Jesús y a su ministerio en este mundo para tener conocimientos acerca de la antigua y nueva alianza:
1.- La fidelidad de Dios durante la Antigua Alianza
En Cristo Jesús podemos encontrarnos con la máxima expresión de la fidelidad del Señor con la humanidad, el ejemplo digno de la fidelidad humana y la gracia para alcanzar la reconciliación.
Así que la fidelidad de Nuestro Señor Jesucristo no se origina de la nada sino que queda grabada en la historia y permanece como una muestra de la fidelidad infinita de Dios con su pueblo.
En este sentido, es importante escudriñar las Sagradas Escrituras y apreciar cómo se presenta la infinita fidelidad de Dios en el Antiguo Testamento, en la cual podemos encontrar la antigua alianza.
Cabe destacar que en el mundo antiguo, en medio de otros pueblos que se asociaban con Dios a través de la naturaleza y sus ciclos. El pueblo de Israel fue el único que estableció una relación con el Señor en términos de "libertad", en función de un vínculo "histórico" conocido como la alianza.
La historia del pueblo de Israel empezó con la liberación de Egipto y la promesa de una tierra. Desde ese momento, Israel fue propiamente "pueblo", el pueblo escogido de Yahvé.
Esta elección de Israel finaliza con una alianza que establecería las relaciones del Señor con su pueblo, reafirmando un futuro histórico. En la zarza ardiente Dios le reveló a Moisés su nombre: YHWH, que significa "Yo soy el que soy", "yo soy el que seré", "yo soy el que estaré contigo" (Éxodo 3:13-15).
De esta manera, la Alianza estableció un pacto de co-pertenencia y de fidelidad entre el Señor y el pueblo de Israel: "Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios" (Éxodo 6: 7). Así que el Señor estaba comprometiéndose a través de un contrato irrevocable a favor de ese pueblo que había sido liberado de la cautividad.
Por esta razón, este pueblo estaba obligado a no rendir tributo a ninguna divinidad, solamente se le tenía que adorar a Yahvé. Esta elección sellada por esta alianza no significaba ningún favoritismo, ya que de la misma manera en la que Dios permanecía fiel y misericordioso con Israel, en Israel tenía que existir el amor fiel y compasivo con el prójimo y la justicia con los pobres.
La fidelidad a nuestro Dios, se cumpliría a través de los mandamientos que implementaban el amor de Dios por Israel y establecen las bases de una buena convivencia con los demás, donde reinara la justicia de Dios.
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En este sentido esta antigua alianza debe considerarse como un acto del amor de Dios: “Y por cuanto él amó a tus padres, escogió a su descendencia después de ellos, y te sacó de Egipto con su presencia y con su gran poder” (Deuteronomio 4:37)
El amor que encierra la alianza representa la firmeza del hombre, quien tiene la capacidad de cumplir sus pactos, pero también tiene que ver con la fraternidad entre las familias. Así que esta alianza hace referencia a dos términos: “salvación” y "fidelidad".
La fidelidad infinita de Dios entonces se asemeja al amor matrimonial, al perdón al prójimo, y el origen de esta alianza israelita y el cumplimiento de las promesas que se señalan en la historia de este pueblo, son exclusivamente propios de Yahvé.
La historia de Israel representa la historia de la fidelidad del Señor, a pesar de la ingratitud mostrada por el pueblo. Así que cuando Israel se asentó en la tierra prometida y logró implementar su monarquía, Dios no retiró de forma inmediata al rey David, sino que le renovó la promesa de un Mesías, donde la alianza se presentaría en términos de filiación: "Yo seré para él padre y él será para mí hijo" (2 Samuel 7: 14-16).
En este sentido, tenemos en este pasaje una promesa latente hoy en día, donde Nuestro Señor reafirme su infinita fidelidad y nos asegura que siempre será nuestro Padre. Además envía a su único hijo Jesús como una muestra de su amor y de su misericordia para con su pueblo, así que a pesar de nuestras debilidades, él seguirá siendo nuestro Padre y nosotros sus hijos. Esta es la verdadera fidelidad de Dios.
En este sentido, cuando tiempo después el pueblo de Israel fue deportado a Babilonia, perdiendo su territorio, su independencia política, el templo y el sacerdocio, Dios, mediante los profetas, le mostró a su pueblo su pecado y su desidia con respecto a la Alianza establecida.
De esta manera, los profetas le atribuyeron el fracaso del exilio a la idolatría y a la deslealtad del pueblo y los reyes hacia la alianza establecida con Dios. Pero Dios anunció un futuro nuevo a su pueblo y a la humanidad mediante los profetas.
Al respecto en la biblia podemos encontrar a grandes personajes como Oseas, quien proclama que el Señor no abandonará a Israel: “En aquel tiempo responderé, dice Jehová, yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra. Y la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jezreel. Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi: Tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío” (Oseas 2:21-25)
Por otro lado, Jeremías profetiza una Nueva Alianza, una en donde el Señor dará a cada uno de los israelitas lo que hasta ahora no ha tenido, capacidad para cumplir la Alianza: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo” (Jeremías 31: 31-33)
En este pasaje, el Señor nos da la promesa de un nuevo pacto, a pesar de que el pueblo de Israel invalidaron la antigua alianza por su desobediencia y falta de fe. Este pueblo tuve el privilegio de ver las maravillas y prodigios de Jehová de los ejércitos.
Fue testigo del Poder de Dios para mandar las plagas, abrir el mar rojo, sacar al pueblo y liberarlos de la opresión. También tuvo la oportunidad de ver la Gloria de Dios en el día como una columna de nube y en la noche como una columna de fuego. Pero cuando se sintieron hambrientos y cansados, dudaron de la provisión de Dios, incluso a pesar de que les mandó el maná del cielo.
En este orden de ideas, Dios anunciaba la nueva alianza como un nuevo pacto que se concretaría mediante la llegada del Mesías, del hijo de Dios, quien se sacrificaría por cada uno de nosotros para redimirlos de toda culpa.
2.- Fidelidad de Dios durante la Nueva Alianza
La antigua alianza que se estableció entre el pueblo de Israel y Dios surgió con el éxodo de ese pueblo, el cual fue liberado de la esclavitud física que les había tocado vivir durante muchos años. Sin embargo, este pueblo en su mayoría no supo valorar este pacto y por eso tuvo que pasar por diferentes pruebas.
En este sentido, la nueva alianza se presenta como un nuevo comienzo, un nuevo pacto, en el cual Jesucristo se hace presente en este mundo para cambiar el curso de la humanidad y derrotar al enemigo para siempre. Dios hace una nueva alianza con su pueblo y envía al Mesías para liberarlos una vez más de la esclavitud en la que se encontraban, ya que eran esclavos del pecado y de las ataduras propias del mundo.
Esta Alianza entre Dios y su pueblo se manifestó en esa relación de Dios como Padre de Jesús y de Jesús como Hijo de Dios. Así que nuestro Padre confía en Jesús, de la misma forma en la que Jesús confía en su Padre. Pero ésta es una relación centrada en una confianza, y tiene como fin el advenimiento del Reino, donde el Padre confía a Jesús la llegada de su Reino y Jesús hace llegar el Reino de Dios.
En este sentido, cuando se habla de la Pascua de Jesús, se habla de la fidelidad infinita de Dios para con la humanidad entera y de la humanidad para con el Señor, ya que el propio Jesús siendo totalmente inocente asume la infidelidad humana y carga con sus pecados, liberándola de esta manera de la esclavitud.
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