La fiesta de los tabernáculos. Análisis, significado
La fiesta de los tabernáculos, también llamado Sucot, es un evento donde los judíos tenían que congregarse en Jerusalén para recordar la providencia de Dios en el desierto y además para esperar la era mesiánica prometida, en la cual todas las naciones se reunirán con el fin de adorar al Señor.
Dios ofrece este tipo de fiestas bíblicas para enseñarle a su pueblo judío sobre su carácter y para que puedan comprender mejor el plan de salvación del Padre Celestial.
Así que cada día de festividad que se le da al pueblo constituye aspectos importantes, ya que Israel debía observar la fiesta en el presente para poder recordar lo que Dios había hecho en tiempos pasados. Además en esos eventos se esperaba alguna profecía escondida.
La fiesta de los tabernáculos. Significado
La fiesta de los tabernáculos es parte del calendario religioso de Israel, y se presenta como la fiesta que finaliza las siete fiestas de Dios. Su nombre en hebreo es Sucot que es el plural de sucá, y significa “tabernáculos”, “cabañas” o “cabinas” Además se les llama “La fiesta de la cosecha”, “La fiesta” o “El Festival”.
Luego un octavo día “Regocijo de la Torá (La ley)”, fue agregado para honrar y celebrar la lectura anual del Torá ante el público.
En este sentido, Sucot celebra dos aspectos importantes, tales como el albergue temporal y la provisión abundante en la cual Dios suplió a su pueblo en el desierto durante cuarenta 40 años con la temporada de cosecha, donde la nación aprovechaba los cultivos para su sustento.
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El mecer de manera frecuente del etrog (citrón) y ellulav (rama de palmera) hacia los cuatro puntos cardinales de la tierra junto con la lectura de los Salmos 113-118, simbolizaba la universalidad del dominio de Dios y su autoridad infinita para reinar en plenitud.
En la actualidad, todo el pueblo, recibe el honor de llevar la Torá, que es el consejo divino de Dios para la nación de Israel, mientras se danza y se canta para celebrar la revelación de Dios.
De esta manera, en la Fiesta de los Tabernáculos se revela el mensaje de que Dios formó su tabernáculo entre nosotros mediante Jesucristo, tal como lo dice su palabra: “Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria (la gloria que corresponde al unigénito del Padre), llena de gracia y de verdad.” Juan 1:14.
En estas festividades, el Templo está gloriosamente iluminado por cuatro candeleros dorados y grandes durante, donde los hombres compasivos danzan con antorchas en sus manos, entonando alabanzas a Dios, y los levitas que son muchos, tocan diferentes instrumentos como las liras, arpas, címbalos y trompetas.
En este sentido, dentro de los tabernáculos, las naciones gentiles fueron llamadas a subir a Jerusalén junto con el pueblo judío para adorar a Dios, donde le mandó a Moisés que congregara a todos los hombres, mujeres y niños, junto con los extranjeros en su tierra, para que aprendieran a temerle al Señor. Tal como se puede observar en el siguiente pasaje bíblico:
“Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley” (Deuteronomio 31:12)
En este sentido, Salomón le pidió al Señor que escuchara las peticiones de los extranjeros que iban a orar en el Templo de Sucot, y aunque pueda parecer extraño Jesús además guardó la Fiesta de los Tabernáculos, diciendo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, de su corazón correrán ríos de agua viva”. (Juan 7:37-38)
¿Qué significa la provisión pasada de Dios?
Dentro de la fiesta de los tabernáculos podemos encontrar diferentes símbolos, y el más notorio es la pequeña caseta en la cual se les manda a los israelitas que vivan durante los ocho días de la fiesta, y las familias judías construyen las chozas improvisadas en sus balcones y patios, las cuales eran decoradas con frutas de colores, cuadros y cintas.
Existen muchas familias que incluso comen en la Sucá y duermen allí durante la noche. Estas cabañas representan un recordatorio para Israel, ya que durante cuarenta años estuvieron en refugios temporales en el desierto, dependiendo solo de Dios, quien les proveyó de todo lo que necesitaban para continuar su camino.
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De esta manera en la fiesta de los tabernáculos, Dios les quiere mostrar y enseñar su providencia pasada, donde los ayudó a salir de la esclavitud.
Esta ceremonia es hecha para agradecer a Dios por su gran generosidad y para que provea lluvia para las cosechas del próximo año. En la actualidad, muchas obtienen agua sin problema, pero anteriormente era muy escasa, y la gente sabía que dependían del Señor para que les proporciona el agua necesaria para dichas cosechas.
Además la lluvia era algo vital para preservar la vida, siendo ésta un símbolo de Salvación y manifestación del Espíritu Santo de Dios. En la biblia se puede visualizar diferentes citas que manifiestan la importancia de esto:
“Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su corazón correrán ríos de agua viva” (Juan 7:37-38).
De esta forma que así como la lluvia alimenta las cosechas, así el espíritu santo, se posa en los creyentes, que se identifican con su sacrificio perfecto y con su resurrección. Y eso es lo que nos refresca, y nos hace experimentar la gracia y la fe. Ese Espíritu es el que nos deja experimentar a Emanuel, que es Dios con nosotros y que está disponible para nosotros en la actualidad.
La promesa de Jesús de proporcionarle a los mayim chayim, agua viva, generó una polémica y un debate importante en el último día del festival de Sucot, donde los líderes se enojaron debido a que los guardias del Templo no estuvieron de acuerdo con su orden de arrestar a Jesús.
Y aunque uno de los suyos, Nicodemo, se expuso en favor de Jesús, repudiaron sus afirmaciones al decir: “Un profeta no sale de Galilea” (versículo 52).
Así que estaban ignorando lo expresado en Isaías capítulo 9: “No habrá más tristeza para aquellos que estaban en apuros. En el pasado humilló a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí, pero en el futuro honrará a Galilea de los gentiles, por el camino del mar, a lo largo del Jordán.
El pueblo que anda en tinieblas ha visto una gran luz; de los que viven en la tierra de sombra de muerte ha amanecido una luz” (Isaías 9, 1-2).
En este sentido, podemos observar otro de los símbolos importantes en la fiesta de los tabernáculos, donde Jesús usó para señalarse a sí mismo como el cumplimiento de las Sagradas Escrituras, donde Dios prometió que saldría de Galilea una gran luz saldría de Galilea.
El significado de la alegría de la era venidera
En la biblia, el profeta Zacarías predijo que habrá un tiempo en el que todas las naciones subirán a Jerusalén cada año con el fin de “adorar al Rey. El Señor de los ejércitos, y celebrar la fiesta de los tabernáculos” (14:16).
De esta forma conservamos Sucot debido a esta profecía. Así que en la era Mesiánica, todos en general celebrarán esta fiesta porque marcará el regreso de Jesucristo a la tierra. De esta forma, en estos tiempos los cristianos acuden en masa a Jerusalén para celebrar esta fiesta, ya que representa una declaración de fe que muestra la creencia de que el Reino de Jesús se acerca.
En este sentido, en los últimos 35 años, cristianos de todas partes del mundo han venido a Jerusalén cada otoño para celebrar la fiesta de los Tabernáculos, la cual es patrocinada por la Embajada Cristiana Internacional de Jerusalén, y constituye una experiencia llena de adoración, donde se manifiesta el gozo pleno del Señor en el siglo venidero.
El uso que Jesús le dio a la fiesta de los tabernáculos
De acuerdo a los Evangelios de Jesucristo, se puede evidenciar que no solo Jesús celebró este tipo de festividad, sino que además agarró los diferentes elementos tradicionales de la celebración y los aplicó a su misión de vida en la tierra.
Esto se puede ver en el siguiente pasaje bíblico, donde Jesús hace uso de dos símbolos tradicionales de la celebración, tal como el agua y luz, para así ayudar al pueblo a comprender quién es Él y lo que Él nos ofrece:
“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero. Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie. Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el que me envió, el Padre” (Juan 8:12-16)
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