La navidad según Génesis - La derrota del Pecado mediante Jesucristo
La Navidad según Génesis se basa en la creación de hombre, donde aparece por primera vez el comienzo del significado de la navidad. En la biblia se nos habla de un hombre que fue hecho a la “imagen y semejanza de Dios”, siendo señor de la creación.
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Este hombre llamado Adán aparece acompañado de una mujer soñada llamada Eva. En ese lugar no había enfermedades, dolor ni muerte. Tenían todo lo que necesitaban, estaban desnudos y eran libres.
Sin embargo, el Señor les puso una sola restricción y era la del árbol de la vida, donde se les advirtió de no comerlo para evitar las consecuencias fatales. Esto se puede apreciar en el siguiente pasaje:
“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis2:15-17).
En esta cita, comienza la semilla de lo que es la navidad cuando el primer hombre fue creado y puesto en el huerto de Edén. Pero el pecado terminó con este plan divino cuando Eva fue seducida por la serpiente, arrastrando también a su esposo, y desde ese momento el hombre inocente se convirtió en un pecador.
En este sentido, especialmente en el versículo 15 de esta cita bíblica se ha llamado el “protoevangelio”, ya que aquí observamos la primera promesa de salvación mediante un redentor prometido. Así que esta es la primera profecía relacionada a la venida del Cordero de Dios. Por lo cual, es la primera visión clara del plan eterno del Señor para redimir al hombre.
La navidad según Génesis – Qué nos muestra la biblia
El libro de Génesis que encontramos en las Sagradas Escrituras es crucial para descifrar el significado de la navidad. Para ello es importante resaltar los aspectos que nos revela este libro:
1.- La personalidad del bebé prometido
Lo primero que nos muestra el libro de Génesis es la promesa de un bebé, y éste sería de la “simiente suya”. Esta es una afirmación que puede ser algo confusa. Se nos muestra que este bebé sería de la “simiente de la mujer”.
Pero qué significa esto, ya que según el diseño de Dios, la “semilla” es otorgada por los miembros masculinos de cada especie. Según esto la mujer va a producir una descendencia sin la ayuda del hombre. Esto hace alusión a la primera profecía del nacimiento virginal del Señor Jesucristo.
En el momento de la creación, Adán y Eva no entendieron las palabras del Señor, ni tampoco a Satanás, Sin embargo, ya esto era parte de su plan redentor. El bebé que el Señor enviaría no tendría nada que ver con la participación del ser humano.
En el libro de Isaías 7:14 se hace referencia al nacimiento de una virgen: “He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”, después esta palabra se confirma a través del ángel Gabriel a María en el libro de Lucas 1:30-31 “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS”
Estas citas bíblicas reafirman lo señalado por el Señor en el libro de Génesis 3:15 “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”
Esto resulta relevante en el sentido de que el pecado y su naturaleza se trasmiten mediante el hombre. Así que cada bebé que nace bajo una relación sexual ya trae consigo el germen del pecado en su vida; ya tiene de por sí una naturaleza pecaminosa, tal como se señala en la palabra: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23)
Sin embargo, esto no se presenta de esta manera en el caso de Jesús, ya que él era, y es, Dios en la carne, por lo cual debía ser nacido de una virgen, tal como se señala en las citas anteriormente expuestas.
Por otro lado, otro aspecto en la personalidad del bebé es que venía a este mundo para entrar en una batalla genuina contra las fuerzas del mal. Así que “El calcañar”, o talón, se muestra como la parte favorita de la serpiente, luego que en su maldición tuvo que arrastrarse por el suelo hasta morder a sus víctimas.
Por eso en la palabra se hace referencia a la herida en el calcañar, y esta herida simboliza toda la maldad que traería Satanás a la toda la humanidad, la cual le causaría la más grande desgracia para el hombre que estuvo en el paraíso de Dios. Así que la llegada del redentor, al ser procedente de la simiente de la mujer, heriría a la serpiente en la cabeza, donde tiene su veneno.
Esto implica una lesión fatal. De esta manera vemos que aquel bebé vendría a este mundo no para mostrar a los hombres una mejor forma de vivir. Él no vino a esta tierra para mejorar su entorno.
Tampoco Jesucristo venía para cambiar su posición social, sino que venía a derrotar el mal. Y esta era y es su única misión: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (Hebreos 2:14).
De este modo, Satanás se encarnó en una seductora serpiente para engendrar el pecado, pero el Señor se personificó en un bebé para derrotar al que tenía al imperio de la muerte.
El redentor haría por la humanidad lo que ellos nunca podrían hacer por su propia cuenta, les dio la libertad a través de la muerte de Jesús en la Cruz del Calvario, donde dio su vida para darnos salvación, y ahora tenemos acceso al reino de los cielos.
2.- El propósito del bebé prometido
La lucha que perdió Adán en el Edén tenía que ser retomada por el Señor desde su nacimiento. Sin embargo, no sería fácil porque el diablo usó todo su poder para detener ” la simiente de la mujer ” que nacería de ella.
De esta manera, Satanás ha pretendido destruir esa simiente desde la muerte de Abel hasta la esclavitud del pueblo de Israel en Egipto.
Ciertamente que el mayor intento por querer matar a Jesucristo, se dio cuando Herodes trató de matarlo cuando era un bebé, tal como se observa en la palabra:
“Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos” (Mateo 2:16)
De igual forma Satanás intentó tentar a Jesús lo mismo hizo en las tentaciones en el jardín del Getsemaní, y su último intento fue en la cruz del calvario, pero en sus intentos, Jesucristo lo venció, por eso él es conocido como el “León de la tribu de Judá” quien también vino como un poderoso guerrero.
En este sentido, el propósito del bebé prometido era vencer a Satanás, así que este bebé aparecería como un ganador. Existe una diferencia una diferencia entre “herir en el calcañar” y la herida en la cabeza que recibiría la serpiente.
La primera hace referencia a una herida temporal, pero la herida en la cabeza, es eterna y fatal. El término “herida” tiene la idea de “hundimiento”. De modo que mientras la serpiente podía golpear el talón o calcañar de toda la humanidad, el redentor aplastaría la cabeza de la serpiente mediante una herida mortal.
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La cruz del calvario fue la que hizo la herida mortal en la cabeza de la serpiente, y Nuestro Señor Jesucristo padeció la muerte por todos los que en Adán habían pecado, pero la muerte no pudo entorpecer. En la mañana del tercer día resucitó de entre los muertos de forma gloriosa.
Cuando Jesucristo murió en la Cruz del Calvario y resucitó al tercer día, no solo derrotó a la serpiente sino que la condenó a la oscuridad eterna en el lago de fuego, junto a todos sus demonios: “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Apc. 20:10).
Pero qué aconteció al final con esta batalla, pues que El “príncipe de la vida” entró en el campo de batalla con el “príncipe de la muerte”. Una vez que dicha lucha había culminado, el “príncipe de la vida” surgió como el único vencedor.
Por lo cual, en estos momentos podemos disfrutar de su victoria y compartir las bendiciones de su conquista. Cuando Jesucristo se levantó de entre los muertos, derrotó a todos los poderes y potestades y ahora le otorga la vida eterna a todos los que le reciben por fe, tal como se aprecia en la palabra:
“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan. 5:24).
3.- Una imagen redentora del bebé prometido
Luego de que el Señor pronunciara el juicio a los culpables, mata a un animal, quizás una oveja, y usa su piel para hacer vestidos para Adán y Eva. Esta es una figura única de la muerte del Cordero que se haría presente por parte de Dios.
Por lo cual teneos en la palabra de Dios una imagen del sacrificio de Jesucristo: “Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió” (Génesis 3:21)
En este sentido, Adán y Eva fueron testigos de la muerte por primera vez, ya que nunca habían observado ningún derramamiento de sangre. Pero luego de su pecado, pueden ver como el Señor haciendo uso de sus propias manos, mata a este animal que suponemos es una oveja para poder vestir la desnudez de éstos.
Podemos tener una idea de la impresión que este acto causó en ellos que estaban acostumbrados a vivir en el huerto de Edén. Pudieron ver que la paga del pecado es muerte, tal como se observa en la palabra: “mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:17)
En este sentido, podemos visualizar una imagen clara de los planes divinos de Dios, donde enviaría a su hijo Jesús como el cordero para vencer de esta manera el pecado que había surgido de su propia creación tras dejarse engañar por la serpiente que es Satanás.
Según la palabra, Jesús sería el cordero sin mancha para el perdón de pecado de la humanidad. De tal forma que vino a esta tierra para tener el “calcañar herido” de manera que luego pudiera aplastar la cabeza de la serpiente.
Al ver la imagen reflejada en este primer libro de la biblia cuando el Señor mata a un cordero con sus propias manos para dar abrigo a su creación, es una alusión a lo que se haría, es la profecía de la existencia de Jesús aquí en la tierra, de su muerte y resurrección.
Al detenernos a pensar en la manera en la que Dios mata a este animal con su manos , es la misma imagen de Jesucristo al derramar su sangre en la Cruz del calvario.
Cuando Adán y Eva pecaron se dieron cuenta de su desnudez y les dio pena, por eso se cubrieron con hojas de la higuera pero no fueron suficientes, así que el Señor tuvo que matar a un cordero inocente para tapar su desnudez, es decir para tapar su pecado.
Con esto el Señor, les mostraría a ellos, que las obras de la carne no pueden cubrir el pecado, ya que se necesita de la muerte de un inocente que tome el lugar del pecador.
De esta forma la Biblia confirmará que el pecado sólo puede ser quitado mediante el derramamiento de la sangre inocente. Esto se puede apreciar en la palabra: “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” (Hebreos 9:22)
En esta imagen podemos ver las limitaciones que tiene la humanidad para hacerse aceptable ante los ojos de Dios mediante sus propias fuerzas. Así que lo mejor de nuestras obras siempre serán semejantes a un trapo de inmundicia, tal como lo apreciamos en la palabra:
“Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento” (Isaías 64:6)
En este sentido, el hombre ha tratado en vano de taparse con su propio manto de justicia y se escudan bajos religiones y creencias falsas. Sin embargo, este esfuerzo no es exitoso porque nadie puede cubrir sus pecados delante de los ojos de Dios.
Así que el bebé de la profecía que encontramos en el libro de Génesis 3:15, se convertiría finalmente en el Cordero de Dios, quien vino a este mundo y murió en la Cruz del Calvario. Su muerte le otorgó al hombre el vestido que cubrió su misma vergüenza que trajo el pecado en su vida.
Pero tenemos esperanza en Cristo Jesús, ya que él nos justifica delante del Señor, Nuestro Padre, así que cuando una persona viene a Jesucristo por la fe y nace de nuevo, él los cubre con su misericordia, amor y justicia, y los hace dignos de estar en la presencia del Señor. De esta manera que ya no debemos escondernos porque nuestro pecado ha sido perdonado delante de la presencia del Altísimo. Tal como lo confirma la palabra:
“y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe” (Filipenses 3:9).
En este sentido la navidad según Génesis nos habla desde el principio de la creación del anuncio de un salvador aunque Adán y Eva no lo comprendieron.
En este libro se anunció la llegada del redentor del mundo, del cordero que sería inmolado por nuestro pecado, que sería clavado en un madero derramando su sangre bendita por cada uno de nosotros, muriendo para derrotar al enemigo y resucitando para proclamar su Gloria en el cielo y en la tierra.
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