Las derrotas cuando Dios no está en nuestro corazón - Qué debemos hacer ante el fracaso

Las derrotas cuando Dios no está en nuestro corazón son seguras debido a que navegamos sin rumbo ni motivo por la vida, llegando un momento en que no se le encuentra razón a la vida, hay individuos que se preguntan qué pasará conmigo, ya que nada les sale bien y tampoco logran ser felices ni tener paz.

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    Las derrotas cuando Dios no está en nuestro corazón - Qué debemos hacer ante el fracaso

    En la vida hay personas a las que les interesan las cosas de Dios y otras simplemente no, por lo general este último tipo de personas viven de apariencias, pero en nuestra cotidianidad tenemos y convivimos con ambos tipos de personajes, y la pregunta es, cuál de los dos personajes soy, me interesa Dios o no, lo tengo de verdad en mi corazón.

    Con relación a las personas que no tiene a Dios en su corazón al conversar con ellas si logras descifrar su situación que solo lo verá a nivel espiritual, y si logras abordarlos, suele decir que cada quien cree en Dios su manera, pero a Dios se le quiere y busca de una sola manera, y es en espíritu y verdad.

    Este tipo de abordaje genera una especie de enfrentamiento, ya que las personas se sienten atacadas o descubiertas al no saber de verdad, si Cristo está en su corazón, es interesante preguntarnos si de verdad tenemos a Cristo en nuestro corazón, qué frutos he generado para la construcción del Reino de Dios y si soy ejemplo de ser un imitador de Cristo.

    Cuando usted se hace estas preguntas y desde el principio la respuesta es no, entonces debe, si así lo desea seguir analizando si las propuestas que planificó han sido victoriosas. Si su respuesta es que todo es una lucha y a veces desea tirar la toalla, es necesario que en la intimidad, en donde solo estén usted y Cristo, ore y pídale que le ayude.

    Las derrotas cuando Dios no está en nuestro corazón
    Las derrotas cuando Dios no está en nuestro corazón

    Sí, debe detenerse porque todo aquel en el que Cristo está en su corazón, la vida le sonríe diferente y evidentemente usted necesita a Jesucristo no solo en su corazón, lo necesita en su vida, en su diario vivir, en todo y para todo lo que planifique porque solo con él usted podrá tener paz y tranquilidad.

    Un corazón con Dios vida en victoria

    Cuando Dios mora en nuestros corazones, la vida es igual que la de toda la gente, pero completamente diferente en esencia y los resultados nunca son iguales, la felicidad que se tiene e irradia es algo sobrenatural, lo importante es que todos podemos vivirla, las luchas y los por menores van a estar allí a la vuelta de la esquina y Dios también.

    Tenga siempre presente que tener a Dios en su corazón y vida no es religión, es una comunión que usted se merece, y una vez que lo tenga en su corazón. Pero quizás usted se pregunte cómo logro hacer que Dios esté en mi corazón, hable con él pídale a Jesucristo que usted lo acepta como su único Señor y Salvador.

    En la biblia hablan de profetas que le dieron su corazón y amor a Dios, uno de ellos fue Samuel y este profeta nos dio ejemplos de cómo ministra con Dios, ósea le daba alabanza, adoración, respeto y obediencia a Dios, sin mirar atrás en ningún momento, es decir, Samuel honraba a Dios en todo momento y esa fidelidad fue recompensada

    Dios nos ha demostrado no solo en la historia de Samuel sino en la de personas que conocemos en la actualidad, que a este tipo de seres no les falta nada, y la sabiduría de Dios, los acompaña siempre, tener a Cristo en su corazón hacer la voluntad de Dios, te conlleva a tener una vida buena agradable y perfecta.

    Obsérvese que en ningún momento le he mencionado que su vida estará sin problemas, solo le digo porque Dios así lo dijo, que al usted tenerlo en su corazón y hacer su voluntad que es buena, agradable y perfecta, su vida será retribuida, no se preocupe por los problemas porque en el Salmo 91 dice que el enviara a sus ángeles para cuidarnos

    Obteniendo la victoria en la batalla

    Hay situaciones en la vida que se convierten en una batalla campal, y que nos llegan atribular, cuando nos sintamos así, independientemente de la situación, oremos a nuestro Padre que está en nuestro corazón, no nos dejemos minimizar por el maligno, presentemos nuestro caso a Jesucristo y él estará delante de nosotros como gigante guerrero, y esa batalla terminará en victoria.

    Cuando vas a una batalla, ya sea un problema personal, familiar, de comunidad lo que sea y como sea, pero Jesucristo va delante de ti, tenga por seguro que esa batalla está ganada, es decir usted tendrá la victoria segura porque Dios está con usted y nada le faltará, confié en el que está en su corazón que es real y que nunca miente.

    Para concluir me permito dejarle sembrado, en su mente y corazón varios puntos: Primero Cristo le ama infinitamente y desea que usted, le acepte como su único Señor y Salvador, él nunca lo obligará a hacer nada que usted no quiera hacer o aceptar, Cristo no es religión, Cristo es la verdad y la vida y nadie llegara a Dios Padre si no es por él.

    Segundo no es decir, tengo a Cristo en mi corazón y asisto a tal o cual iglesia, tener a Cristo en su corazón es hacer la voluntad de Dios, cumplir con sus mandamientos, amar a su prójimo en donde está incluido su enemigo, si, su enemigo porque cuando Dios está en tu corazón, todo lo dejamos en sus manos, porque de él es la venganza.

    Tercero en el reino de nuestro Dios, hay disciplina, orden, juicio, envuelto todo en un amor infinito, cada uno sabe su posición y a qué enfrentarse y cómo enfrentarse, usted está mandado a esforzarse y ser valiente, pero usted también es inteligente, a cualquier batalla que vaya hágalo con el Rey de Reyes que es Jesucristo nuestra roca firme.

    Cuarto si usted ha conocido a nuestro Señor y Salvador, y piensa todos los días que Dios está en su corazón, pero no porque examine sus pasos, sino porque un día lo recibió y piensa que con eso es suficiente, evalué como están sus victorias, doble rodilla pídale perdón por sus pecados y regrese al camino que conduce a Dios, que es Jesucristo.

    Por último deseo que la paz de Dios Todopoderoso, este con nosotros hoy y siempre que su hijo Jesucristo reine en nuestros corazones y vida, porque solo así salvaremos nuestras almas y tendremos una vida terrenal digna, llena de paz, amor, y buena voluntad.

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    Dra. Mercedes Pérez Sarrameda.

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