Los dos cimientos : Análisis de esta parábola según la biblia

Los dos cimientos es una parábola que Jesús nos enseña en el evangelio de Mateo donde se señale que debemos estar fundamentados en la roca que es Cristo para que nuestra casa no se derrumbe ante cualquier tempestad. Nos exhorta a no edificarla sobre la arena, ya que en cualquier adversidad fácilmente se derrumbará.

Esto lo podemos apreciar en la Palabra de Dios: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina”. (Mateo 7:24-27)

En este sentido cuando se habla de los dos cimientos, se está haciendo referencia a las dos casas o construcciones que han sido edificadas en diferentes entornos, uno sobre la roca y el otro sobre la arena.

Esto hace alusión al aspecto espiritual de nuestra vida, ya que cuando se habla de casa, hace referencia a nuestro ser en todos los aspectos de la vida, donde debemos estar implantados siempre en Cristo y en sus principios de justicia, verdad y amor.

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Índice De Contenidos

    Análisis de la parábola Los dos cimientos a la luz de la palabra

    La parábola referente a los dos cimientos tal como se expuso anteriormente nos deja una reflexión muy importante acerca de los principios por los cuales nos debemos regir para edificar nuestra casa sobre una base sólida y segura.

    Esta seguridad solo la ofrece Nuestro Señor Jesucristo quien debe ser nuestra roca en todo momento, ya que si estamos bien implantados podremos pasar tormentas, tempestades y adversidades sin derrumbarnos en el intento de mantenernos de pie.

    Jesucristo nos dejó muchas enseñanzas en sus evangelios, donde nos explica de forma clara y precisa las leyes y fundamentos que debemos acatar si queremos permanecer en sus caminos y alcanzar la salvación.

    En este sentido Jesús nos dejó un conjunto de leyes espirituales y morales, donde la base fundamental es el amor sobre todas las cosas, ya que si tenemos un corazón conforme a su imagen, podemos acceder al reino de los cielos para estar en su presencia por la eternidad.

    Sin embargo, estas leyes se deben llevar a la práctica, ya que si no seguimos estos principios nuestra casa se va a derrumbar en cualquier situación difícil que se presente. Siendo esto una consecuencia de la desobediencia.

    Pero si estamos claros en sus estatutos y no nos apartamos nunca de su presencia, de su palabra y de su amor, estaremos seguros bajo las alas del Omnipotente porque nos hemos afianzado en el único que nos puede socorrer en los momentos de gran dificultad.

    Significado de la casa sobre la roca

    Jesús nos muestra a través de esta parábola la importancia de poner en práctica aquellos que se ha aprendido, y para ello se debe obedecer su palabra y hacer la voluntad del Padre.

    En la parábola los dos cimientos encontramos a un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca, y por eso a pesar de que descendió la lluvia y los ríos golpearon la casa, pero ésta no se derrumbó.

    El término que se traduce en esta parábola como prudente es frónimos (φρόνιμος), la cual denota a una persona sabia y juiciosa. Jesús nos señala que el hombre prudente es aquel que primero oye, es decir, tiene la disposición de poner atención a la palabra del Señor, dándole la mayor de la importancia.

    En este sentido, Jesús nos enseña que escuchar la palabra de Dios es fundamental para el creyente. Al respecto el apóstol Pablo dice que esto ayuda a fortalecer nuestra fe: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”, (Romanos 10:17).

    Pero este hombre prudente no solo presta gran atención a la palabra del Señor, sino que además la pone en práctica: “Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”, (Santiago 1:25).

    De esta manera, cuando accionamos y ponemos en práctica la palabra del Señor, ciertamente recibiremos las bendiciones sobreabundantes a nuestra vida porque estamos permaneciendo sobre la roca que es Cristo, quien es nuestra fortaleza y fundamento perfecto.

    Significado de la casa construida sobre la arena

    En la parábola los dos cimientos Jesús hace referencia al hombre insensato que construyó su casa sobre la arena porque no pone en práctica la palabra de Dios.

    En este sentido, cuando arriban las tormentas sobre la casa, ésta se derrumbó y la ruina fue total porque no estaba sustentada en los fundamentos establecidos por Cristo.

    Así que en esta parábola podemos observar la figura de dos hombres que tienen algo en común porque los dos escucharon la palabra de Dios, ambos construyeron sus casas. Pero la diferencia consiste en el lugar donde la edificaron.

    El hombre prudente construyó su casa sobre la roca que es Cristo y que constituye una base sólida y firme en la cual podemos estar seguros. Esta construcción sobre la roca es más trabajada, requiere mayor esfuerzo porque exige más trabajo colocar los bloques sobre una base dura. Pero este esfuerzo fue recompensado, ya que cuando arribaron las aguas, ésta no se derrumbó.

    Al respecto la biblia nos afianza lo siguiente: “Dios trastornará a los impíos, y no serán más; pero la casa de los justos permanecerá firme”(Proverbios 12:7).

    En este sentido, el hombre sabio pone en práctica la palabra que ha escuchado y eso constituye el cimiento más fuerte y seguro en nuestra vida. Pero aquel que a pesar de escuchar la palabra de Dios, no la pone en práctica  es aquel que conociendo la palabra de Dios la pone en práctica, ese es el cimiento más seguro en la vida.

    Sin embargo existe el hombre que escucha el consejo de Dios, y  no lo toma en cuenta, así que su casa está sobre una base débil que pronto se derribará y la consecuencia será su propio fracaso, es por eso que Jesús los denomina los insensatos.

    Al respecto la palabra nos exhorta de la siguiente manera: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.  Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”. (Proverbios 3:5-6)

    Así que Jesús nos enseña de forma muy precisa y contundente que la clave de nuestro éxito se basa no solo en oír la palabra de Dios, sino en obedecerla y ponerla de manifiesto en nuestra vida, dando buen testimonio de lo que constituye ser un verdadero hijo del Señor.

    ¿Cómo podemos lograr estar sobre la roca?

    Tal como se explicó anteriormente en la parábola de los dos cimientos, estar constituidos sobre la roca implica vivir bajo la cobertura del Todopoderoso y en sus fundamentos bíblicos.

    Por otro lado, cuando se habla de estar firme en una base sólida se quiere resaltar el hecho de que debemos dejarnos dirigir por Cristo, y para hacer esto se debe mantener una relación personal con él.

    Los dos cimientos
    Los dos cimientos

    Así que edificar sobre una base fuerte y firme,  sobre la roca que es Cristo significa guardar la palabra y hacer la voluntad de Dios en todo momento, no solo en la iglesia, sino que debemos dar buen testimonio en cualquier lugar donde estemos, bien sea el trabajo, la casa, el mercado, entre otros.

    En este sentido, estar sobre la roca implica muchos aspectos que debemos considerar para no permitir que nuestra casa sea derribada por nuestro desconocimiento.

    De esta manera que no debemos olvidar que no basta con solo escuchar la palabra sino que debemos accionar y poner en práctica todo lo que hemos aprendido en nuestro caminar con Cristo.

    Si caminamos junto a Nuestro Señor Jesucristo obtendremos las bendiciones que nos tiene preparadas. Así que si tenemos nuestra casa sobre la roca, podremos soportar las artimañas del enemigo, los dardos que nos lancen.

    Además podremos pasar las pruebas de forma exitosa porque estamos fundamentados en la palabra y sus hermosas promesas, tal como lo apreciamos en el libro de los salmos:

    “Te glorificaré, oh Jehová, porque me has exaltado, Y no permitiste que mis enemigos se alegraran de mí. Jehová Dios mío, A ti clamé, y me sanaste. Oh Jehová, hiciste subir mi alma del Seol; Me diste vida, para que no descendiese a la sepultura. Cantad a Jehová, vosotros sus santos, Y celebrad la memoria de su santidad” (Salmos 30: 1-4)

    De esta manera que debemos estar enfocados en edificar nuestra casa sobre la roca y no sobre la arena para poder alcanzar las bendiciones de Dios, y para lograrlo debes considerar lo siguiente:

    1.- Vivir en santidad

    Primeramente debemos concentrarnos en seguir la palabra y cuidar nuestra santidad. La palabra nos demanda a ser imagen y semejante a Cristo: “porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy santo” (1 Pedro 1:16)

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    De esta manera, Jesús nos manda a ser santos porque él es santo, él dio el ejemplo y nos mostró la manera correcta de cómo se puede vivir en comunión con el Padre, hacer su voluntad y confiar penamente en él.

    Jesucristo quiere que seas santo para que puedas alcanzar la salvación porque tal como lo dicen las Sagradas Escrituras: “Procuren estar en paz con todos y llevar una vida santa; pues sin la santidad, nadie podrá ver al Señor” (Hebreos 12:14)

    2.- Mantener la comunión con Dios

    La oración es un arma poderosa que nos permite combatir las asechanzas del diablo, porque en la medida en que nos comunicamos con la fuente que es Dios, podremos recibir su Espíritu Santo, a través del cual nos mantenemos protegidos contra cualquier ataque del enemigo.

    De esta manera una de las maneras de estar sobre la roca es mediante la oración sincera, en la cual nos despojamos de toda apariencia y en la intimidad somos fortalecidos y llenos de la presencia del Señor, quien nos guía a toda verdad:

    “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos” (Mateo 6:6-13)

    Es importante resaltar que es importante que oremos unos por otros, pero la oración personal e íntima que tengas con tu Padre es muy importante porque aquí dejas salir todo tu ser y le expones de forma sincera tus preocupaciones, angustias, miedos.

    Si le entregas tus cargas al Señor, él te ayudará, te dará la fortaleza para poder derrotar al enemigo y obtener la victoria. Así que estar sobre cimientos fuertes implica tener una relación íntima con Cristo.

    Al respecto la palabra de Dios nos exhorta de la siguiente manera: “…acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura…” (Hebreos 10:22).

    De esta manera que para poder construir sobre una base sólida debemos orar y limpiarnos de toda maldad, ser sinceros con el Señor y entregarle las cargas. Así podremos permanecer ante la tormenta.

    3.- Dejar que Cristo nos guíe

    Hacer la voluntad del Señor, implica dejarnos guiar en todo momento y para ello debemos escudriñar la palabra para conocer su propósito en nuestra vida y así caminar confiados porque estamos sobre la roca: “…Porque tú eres mi roca y mi castillo; Por tu nombre me guiarás y me encaminarás…” (Salmos 31:3)

    El camino de Cristo es perfecto, es la luz que necesitamos para alumbrar nuestro camino, nos proporciona dirección y nos mantiene firme y tranquilos ante la adversidad. Al respecto la palabra nos dice lo siguiente: “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105)

    En este sentido, la palabra de Dios es nuestra lámpara que nos permite ver la verdad para poder caminar por el camino correcto y establecernos sobre la roca que es Cristo, sobre cimientos fuertes y firmes que puedan soportar las tempestades.

    Pero para perseverar en este camino de luz es necesario un compromiso de santidad, de oración, de lectura de la palabra para así poder vivir de una forma correcta delante de los ojos de Dios.

    En la actualidad podemos encontrar personas insensatas y personas sabias. Pero debemos determinar de qué forma vamos a vivir, decidirnos edificar sobre bases sólidas que nos permitan permanecer hasta el final, hasta que Dios haya terminado su propósito en la vida de cada uno de sus hijos.

    Ciertamente, tu decisión determinará tu vida porque el Señor no te obliga, sino que te da las herramientas para que puedas lograr el propósito establecido. Por esta razón es de suma importancia mantener la comunión con nuestro Padre y no enfocarnos en las cosas del mundo que nos separan de él.

    Si estamos con Cristo, nuestras fuerzas se establecen en los momentos difíciles para edificarnos sobre la roca, sobre Cristo, sobre sus fundamentos, los cuales están basados en su palabra, en su voluntad, justicia, amor y misericordia.

    En este orden de ideas, Cristo representa nuestro cimiento principal en nuestra vida, donde debemos establecer nuestra casa para evitar que se derrumbe cuando se avecine la tempestad, tal como lo anuncia su palabra:  “…porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo…” (1 Corintios 3:11).

    En esta cita podemos notar que lo principal en nuestra vida debe ser estar firmes en los fundamentos establecidos en la palabra, pero no solo debemos conocerla sino que debemos ponerla en práctica y hacerla parte esencial de nuestra vida en cualquier entorno.

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