¿Por qué no me avergüenzo del evangelio? Reflexiones

“No me avergüenzo del evangelio” es una frase que está reflejada en el libro de Romanos 1:16 y que nos muestra que el evangelio es el Poder de Dios que nos da las herramientas para enfrentar las adversidades, ya que en la palabra encontramos la verdad, el camino y la vida, quién es Jesucristo mismo.

En este sentido, este pasaje de la biblia, debe estar siempre en nuestra vida para darnos la fortaleza necesaria de avanzar y crecer como creyentes, ya que no es fácil en un mundo tan corrompido e incrédulo: “No me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree, del Judío primeramente y también del Griego” (Romanos 1:16)

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    ¿Por qué no me avergüenzo del evangelio?

    La respuesta puede parecer sencilla pero en el fondo no lo es. Podemos decir que no nos avergonzamos pero en algunas situaciones podemos sentirnos presionados por la sociedad que no comprende el significado lleno de poder del evangelio.

    Esto puede ser una barrera para alcanzar nuestro desarrollo espiritual, ya que en la palabra dice que seremos probados y que no podemos sentir vergüenza de ser Hijos de Dios, y de creer en el evangelio que es Poder de Dios. Tal como lo dice la palabra:

    “Porque el que se avergüence de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el hijo del hombre cuando venga en su gloria, y en la del padre y de los santos ángeles”  (San Lucas 9:26)

    Nuestras creencias se deben reflejar en nuestra vida cotidiana, y no solamente cuando vamos el domingo a la iglesia. La mayoría de las personas dicen que son cristianos y fieles creyentes, pero cuando se les presenta una situación en la cual de verdad debemos demostrar ante los demás que vivimos la palabra, fallamos y de alguna manera sentimos vergüenza del evangelio porque no nos permite encajar en la sociedad. Tal como lo refleja su palabra:

    “Cuando te encuentres tentado a callar sobre Cristo por la hostilidad de la cultura que nos rodea, te animo a recordar las razones por cuales el apóstol Pablo no se avergonzaba del evangelio. Él es, por la gracia de Dios, un excelente ejemplo para todos nosotros” (1 Cor. 11:1).

    Las Sagradas Escrituras nos muestra que el evangelio es para nuestra salvación, pero si nos avergonzamos ¿obtendremos la salvación? La respuesta está en lo profundo de nuestra alma, mente y espíritu y solo Dios podrá darnos esa respuesta. Pero debemos reflexionar sobre nuestras acciones y obedecer la palabra de Dios para no defraudar a Nuestro Señor.

    5 razones para no avergonzarse del evangelio

    No me avergüenzo del evangelio porque es poder, vida y aliento en los momentos de gran dificultad, porque es la verdad que nos revela el milagro de salvación y vida eterna mediante el sacrificio perfecto de Cristo. En los tiempos de Pablo, la fe cristiana era muy polémica debido a todo lo que significaba y significa en la actualidad.

    De esta forma, este personaje de la biblia nunca se avergonzó del evangelio y nos los enseñó en la palabra. Fue proclamado un apóstata en Jerusalén, y por eso tuvo que huir en secreto de Berea y Damasco, y tuvo que atravesar por muchas cosas duras y dolorosas, fue azotado, encarcelado y estuvo al borde de la muerte en muchas ocasiones.

    Además lo apedrearon y sufrió como náufrago. Fue atacado por judíos, falsos cristianos, ladrones y no judíos. Pasó noches y días sin poder dormir ni comer en los viajes que realizó, también tuvo frío y sufrió la desnudes.  Tal como se puede apreciar en la siguiente cita: “Tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces padecí naufragio; una noche y un día estuve en las profundidades” (2 Cor. 11:25).

    Sin embargo, Pablo deseaba no solamente servir a los cristianos que estaban en ese lugar, sino que además pretendía ver nuevas transformaciones, ya que él sentía que debía proclamarle a todos la palabra.

     Además tenía un espíritu dispuesto a eso y no tenía temor de nada de lo que le pasaría en Roma, ya que él sabía que si moría estaría en el cielo, y si vivía Dios mantendría todo bajo control, ya que él confiaba plenamente en las promesas de nuestro Señor.

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    Así que el apóstol Pablo se mostraba muy dispuesto a agradar a Dios, y fue fiel al predicar la palabra no solo por amor a Dios sino a los demás. Su gozo y agradecimiento no dependía de las situaciones a las que se pudiera enfrentar, sino del Señor, debido a que Jesús era todo para él:  “Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia” (Filipenses 4:11).

    Por esta razón debemos considerar las siguientes razones para no avergonzarnos del evangelio, tal como lo hizo el apóstol Pablo:

    1.- El evangelio es poder de Dios

    no me avergüenzo del evangelio
    no me avergüenzo del evangelio

    El evangelio es Poder del Todopoderoso, del creador de los cielos y de la tierra, de aquel que envió a su Hijo Unigénito para que se entregara en sacrificio por nosotros.

    Y en éste se revela mensaje de Cristo, del camino, la verdad y la vida, del pacto perfecto, donde el único mediador entre Dios y los hombres es Jesucristo, quien intercede por nosotros para que alcancemos el perdón y la vida eterna.

    De manera tal, este personaje bíblico representa un ser muy importante dentro de las sagradas escrituras porque conocía la importancia del evangelio para la vida de todos nosotros.

     

    Por esta razón tuvo la misión de proclamarla y de nunca avergonzarse del evangelio, y a pesar de las vicisitudes que tuvo que enfrentar nunca negó a Cristo.De esta forma que cuando una persona se dice llamar  cristiana pero se avergüenza del evangelio y no habla de él, su fe no es genuina.

    Callar la palabra de Dios es atentar contra el mandato que el Señor les otorgó a todos los creyentes, ya que representa una noticia tan grande que cambia la eternidad de quienes la creen. Tal como lo revela su palabra:

    “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús” (2 Cor. 4:3-5).

    2.- Porque la ira de Dios se revela desde el cielo

    No nos debemos avergonzar del evangelio porque la ira de Dios se revelará desde el cielo y aquellos que sintieron vergüenza del Señor, serán castigados. Así que su ira será justa, ya que todos hemos pecado y la merecemos.

    Sin embargo Dios tiene misericordia de nosotros y ha provisto una forma de salvarnos sin dejar a un lado su Justicia.  Debemos aferrarnos a su evangelio que nos llevará a la vida eterna a través de Jesucristo. Esto se puede apreciar en su palabra:

    “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad; porque lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa. Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido” (Rom. 1:18-21).

    3.- Conocer a Dios

    No me avergüenzo del evangelio porque conozco a Dios y sé su propósito en la vida de cada uno de nosotros, porque conozco su palabra, su plan divino y su amor infinito, tal como lo expresa su palabra “Por lo que también sufro estas cosas, pero no me avergüenzo; porque yo sé en quién he creído, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día” (2 Tim. 1:12).

    De esta forma que Pablo no se avergonzaba del evangelio porque sabía quién era Dios y que Nuestro Padre era fiel y justo por siempre y por eso terminaría lo que empezó con la segunda venida de Cristo a la tierra. “Nada puede separarnos del amor de Dios porque nada es más grande que Dios” (Rom. 8:35-39), y “Nada de lo que pasa en nuestras vidas se escapa de Sus manos” (Rom. 8:28).

    Así que el apóstol Pablo sabía que a pesar de que nuestra visión del mundo es limitada, todo lo que el Señor hace en nuestras vidas es perfecto, y si no logramos verlo en esta vida, podemos estar seguros de que la eternidad está garantizada.

    4.- La gracia soberana de Dios

    Una de las razones por las cuales Pablo no se avergonzaba del evangelio, era porque él sabía perfectamente que Dios tenía sus escogidos para la salvación y que su gracia soberana podía eliminar cualquier resistencia de los demás. Tal como lo podemos observar en su palabra:

    “Y por medio de una visión durante la noche, el Señor dijo a Pablo: No temas, sigue hablando y no calles; porque yo estoy contigo, y nadie te atacará para hacerte daño, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad” (Hch. 18:9-10).

    En este pasaje se puede notar que el Señor nunca abandonó a Pablo en su misión y que siempre le dio palabras de aliento cuando atravesaba momentos difíciles.  Este apóstol nunca tuvo dudas del propósito de Nuestro Señor y nunca se avergonzó del evangelio.

    Por el contrario se armó de valentía para proclamar la palabra de Dios y hacer su voluntad. Sin embargo en algunos momentos se sintió abrumado por ser el escogido para enviar el mensaje de salvación a sus escogidos.

    En este sentido, Pablo tenía la convicción de que la palabra no sería en vano, aunque sabía que no todos recibirían a Cristo, pero tarde o temprano Dios entraría en la vida de sus escogidos para hacer cumplir su palabra, ya que Dios puede otorgar arrepentimiento a las personas, sujetando toda tenacidad y endurecimiento en ellas, tal como lo revela su palabra:

    “que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él” (2 Tim. 2:25-26).

    5.- La salvación y el perdón

    Una de las razones por las cuales no me avergüenzo del evangelio es porque a través de él podemos obtener el perdón y la salvación, ya que su palabra nos muestra el camino que debemos seguir, donde la verdad y la luz admirable se hacen presente.  Tal como lo revela su palabra:

    “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.

    Pero la gracia de nuestro “Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús. Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1 Tim. 1:13).

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    En este sentido Pablo tuvo muchas razones para sentirse desanimado, pero no lo hizo porque conocía la verdad y por eso pudo afrontar las cosas negativas que le pasaban, ya que el sufrimiento de Jesús fue aún mayor, y esto lo reconfortaba a seguir adelante en su camino y a nunca sentir vergüenza por el evangelio, al contrario proclamaba la palabra con devoción y respeto, tal como se lo enseñó su maestro Jesús en la tierra.

    De esta manera que estas razones demuestran que a través del evangelio podemos alcanzar nuestro crecimiento espiritual, reconociendo que el único Dios en nuestras vidas fue el creador del cielo y de la tierra y el que envió a su hijo Jesús para que diera su vida por nosotros y pudiéramos ser perdonados a través de su perfecto sacrificio y resurrección.

    Así que el evangelio es el camino, la verdad y la vida que revela el mensaje divino del sacrificio de Jesús en la cruz del calvario, en la cual derrotó al enemigo.

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