Análisis de la oración de Jabes ensancha mi territorio
La Oración de Jabes ensancha mi territorio se encuentra en la biblia en 1 Crónicas 4:9-10: “Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: !!Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió”
Jabes quizás fue un descendiente de los ceneos y después fue que se incorporó a la tribu de Judá. Por esta razón, él no pertenecía al pueblo de Dios. Así que éste estaba alejado de la ciudadanía de Israel y era ajeno a los pactos de la promesa. Pero gracias a la misericordia de Dios pudo obtener un lugar en la tribu de Judá.
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Análisis de la oración de Jabes ensancha mi territorio
En la oración de Jabes ensancha tu territorio podemos notar que este personaje alaba a Dios, a ese Ser Supremo que había encontrado. Como se lee en su palabra, él clama al Dios de Israel. Lo cual confirma que siendo extranjero se había unido a la nación de Dios y había obtenido refugio en ese Dios.
Tal como en tiempos remotos sucedió con Rahab y Rut. Así que Jabes había comprendido con claridad que estaría resguardado bajo la protección de este Dios verdadero, por esto se encomienda completamente a él. Y la oración de Jabes representa un gran testimonio de su infinita fe.
Por otro lado, la historia de Jabes se inicia con tristeza y dolor. Por eso su madre le colocó ese nombre, ya que ella lo había dado a luz con mucho sufrimiento. La oración de este personaje clama para ser liberado del mal, a pesar de haber nacido en esas condiciones tan dolorosas para su madre.
El dolor y el sufrimiento son parte del castigo del pecado del hombre, tal como lo podemos apreciar en Génesis 3:16 “A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido y él se enseñoreará de ti”
Sin embargo luego de tanto sufrimiento viene la gloria de Dios que se manifiesta en toda la tierra, y esa gloria se encuentra ahora a la diestra de Dios, mediante el pacto divino con Jesucristo, quien nos ha liberado de las ataduras del pecado.
De esta manera, el padecimiento de Jesucristo en la cruz del calvario fueron seguidos por la victoria de Cristo, estando a la diestra de Dios en los cielos, y otorgándole al hombre el tesoro más preciado que es la salvación y acceso al reino de los cielos.
De esta manera que como creyentes estamos llamados a participar de los sufrimientos de Cristo, y debido a que el Espíritu santo permanece en nosotros tenemos la certeza de que un día vamos a ser glorificados junto con nuestro Señor. Esto se puede apreciar en la palabra:
“Sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado” (1 Pedro 4:13-14)
5 Características resaltantes de la oración de Jabes ensancha mi territorio
La oración de Jabes ensancha mi territorio es muy profunda y tiene un significado muy importante que nos enseña el valor de la oración y lo valioso que es alabar al Señor en cualquier circunstancia. Esta oración presenta las siguientes características, las cuales están divididas en cinco partes:
1.- Jabes pedía la bendición del Dios de Israel y le fue concedida
Cuando Jabes dice: “¡oh, si me dieras bendición” es porque reconocía al Dios de Israel como la fuente principal de su bendición, ya que él comprendía el poder que tenía su petición para así obtener una gran bendición de parte del Todopoderoso.
Jabes tenía fe y eso logró que Dios pudiera bendecirlo en gran manera. Así que nosotros como cristianos debemos poner esta oración en práctica, ya que la gracia de Cristo nos ha dado vida y vida en abundancia, y hemos sido bendecidos espiritualmente en los lugares celestiales en Cristo, tal como lo expresa la palabra:
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3)
2.- Jabes oraba para que Dios ensanchara su territorio
Cristo se hizo pobre para que todos nosotros fuéramos enriquecidos. Así que tenemos un rico campo lleno de bendiciones espirituales y eternas en los lugares celestiales, un hogar que es mucho mejor que la tierra de Canaán. Los creyentes con su fe son hacendados que esperan un ensanchamiento de su territorio.
De esta manera que la oración de Jabes debe servir de estímulo para nosotros los creyentes y decidirnos a luchar y conquistar la tierra prometida y reclamar la herencia que nos ha sido dada por medio de Jesucristo.
3.- Jabes ruega a Dios para que no lo desampare
Cuando Jabes dice en su oración “y si tu mano estuviera conmigo” nos quiere dar a entender que él no confiaba en sus propias fuerzas ni en su sabiduría, sino que necesitaba de Dios, de su ayuda, de su mano. Así que descansaba y se apoyaba en el Señor, en su ayuda divina.
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Jabes deseaba con todo su corazón ser llevado de la mano de Dios, para que su pie no tropezara. Él tenía conocimiento acerca de los milagros que Dios podía hacer, ya que esas manos poderosas habían liberado al pueblo de Israel de la esclavitud y llevado a la tierra prometida.
Tal como se puede apreciar en la palabra: “Jehová respondió a Moisés: Ahora verás lo que yo haré a Faraón; porque con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los echará de su tierra” (Éxodo 6:1; 14:8)
En muchos casos Dios no obra en nuestra vida porque no tenemos fe, somos incrédulos y dudamos de lo que nuestro Dios puede hacer, y aunque digamos que le dejamos todo en sus manos, siempre nos sentimos afanosos y llenos de dudas e incredulidad. Por lo cual debemos disponer nuestro corazón y confiar plenamente en su propósito para con nosotros.
4.- Jabes le pide a Dios que lo libre del mal
Cuando Jabes dice en su oración “Y me libraras de mal” es porque sabía que el único que lo podía proteger de todo mal era el Dios de Israel. Así que como discípulos y creyentes de Cristo debemos pedir en oración que seamos alejados y guardados de la tentación, y pedirle al Supremo que nos aparte de todo mal.
De igual forma debemos poner nuestra vida en sus manos para que no cometamos actos impuros que no son agradables a él. Aunque también es nuestra responsabilidad evitar lugares que no nos proporcionan ningún beneficio, y que nos pueden hacer caer en tentación.
Dios nos ha dado muchas bendiciones espirituales en Jesucristo, otorgándonos la Gracia y el perdón por nuestros pecados. Pero existen bendiciones que se obtienen a través del ejercicio y de la fidelidad, dedicándonos a las cosas de Dios, ya que cuando nos esforzamos para agradarle a Dios, él nos bendice por ser diligentes.
En este sentido, Jabes anhelaba el ensanchamiento de su territorio, y lo pidió de corazón, y por eso Dios se lo concedió y fue bendecido en gran manera. Pero una cosa era entrar en la tierra, y otra muy distinta poseerla. Dios le dijo a Josué que fuera valiente y saliese a poseerla, tal como se puede apreciar en la palabra:
“Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas” (Josué 1:6-7).
De esta manera, era la tierra de ellos porque Dios se la había otorgado, sin embargo tenía que vencer a los enemigos y eliminarlos antes de que la disfrutaran. Así que existía una intención implícita, la cual se refería a la imposición de un diezmo para retornárselo a Dios. Por lo cual en respuesta a él, había que darle los primeros frutos de la tierra.
5.- Jabes le pide a Dios que el mal no le haga daño
Cuando Jabes dice en su oración “Para que no me dañe” significa que él sabía que el mal podía hacerle daño y causarle dolor, a pesar de que su nacimiento había sido doloroso, él pidió esto con fe y fervor.
Resulta muy doloroso que algunas personas que viven en desobediencia tengan que pasar por cosas malas, dándole lugar al diablo por no acatar la voluntad de nuestro Padre. Nadie es perfecto, pero podemos dejarnos guiar por Dios y buscarlo siempre, no solo cuando estemos en problemas o en momentos de gran tribulación. La palabra lo señala de la siguiente manera:
“porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1 Timoteo 6:10).
De esta manera, Dios quiere resguardarnos de todo mal y quiere que busquemos primeramente el reino de Dios y su justicia, que no le demos valor a las cosas materiales antes que a nuestro Señor, ya que debemos fortalecernos espiritualmente para poder enfrentar las adversidades de la vida y salir victoriosos, dándole siempre la gloria a él, apartando toda vanagloria y altivez, ya que esto no agrada a Dios.
Debemos ser como Jabes y confiar plenamente en el poder que tiene Dios para protegernos del enemigo que quiere causarnos mal, dejar a un lado la duda e incredulidad y dejar que Dios tome el control total sobre nuestra vida.
De esta manera estaremos apartando las cosas que no son de Dios y enriqueciéndonos con la presencia de ese Ser Supremo que nos sacó de lo más vil para darnos vida en abundancia, dándonos el regalo más precioso de la salvación. No reconocer eso, es pecado y nos aleja del propósito divino que tiene con cada uno de sus hijos en la nueva Jerusalén. Tal como lo revela su palabra:
“Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido. Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios” (Apocalipsis 21:2-3)
De esta manera, Dios quiere que todos entremos en su morada celestial, con vestiduras blancas sin mancha, quiere que seamos semejantes a él y que lo busquemos en espíritu y en verdad. Pero para ello debemos tener un corazón dispuesto, humillado para servirle a Dios con nuestra vida, dejando las cosas del mundo y viviendo solo para él.
Jabes tenía la certeza de que si le pedía a Dios, él obraría en su vida, y así lo hizo porque Dios escudriña los corazones y sabe realmente si eres genuino en lo que pides. Así que nosotros como creyentes debemos ser humildes y reconocer nuestras debilidades, evitar caer en tentación y alejarnos de aquello que no nos edifica ni bendice, ya que como cristianos tendremos muchas tentaciones, obstáculos y adversidades que enfrentar porque somos probados con fuego para ser moldeados por nuestro Padre y poder, de esta manera acceso al reino celestial.
La mayor parte de los cristianos, tienen la costumbre de orar por fortaleza, para así poder soportar las tentaciones del enemigo, y por la victoria luego de los ataques del enemigo. Sin embargo resulta de mayor beneficio para nosotros, orar para que las tentaciones no llegarán y que el Señor no permitiera que el mal nos tocara, así como Jabes lo pidió en su oración.
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