Sed llenos de luz - Qué significa para nuestra vida en Cristo Jesús

Sed llenos de Luz se basa en el hecho de que Dios es la luz del mundo ante toda oscuridad. Para todo creyente esa luz representa la esperanza en medio de las tinieblas que nos asechan en este mundo, la cual es vencida a través precisamente de esa luz.

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    Análisis de la frase Sed llenos de luz según la biblia

    En las Sagradas Escrituras se nos revela el mensaje que anuncia que el Señor es la luz de nuestra vida, la cual nos guía por sendas de justicia y a pesar de que este camino es angosto y presenta adversidades, tenemos la certeza de que él nunca nos dejará solos.

    Esto se puede apreciar en la siguiente palabra: “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él” (1 de Juan 1:5)

    En este sentido Dios es nuestra luz porque en él no hay oscuridad alguna, en él encontramos la paz que sobrepasa todo entendimiento, encontramos el camino que debemos seguir siempre.

    Sed llenos de luz
    Sed llenos de luz

    Por esta razón es que como cristianos tenemos que ser llenos de esa luz, llenos del Espíritu Santo que nos limpia, nos renueva y nos guía día a día.

    Y es nuestra responsabilidad como fieles creyentes de Dios predicar el evangelio, donde se revela que Cristo es la luz, es nuestro camina y nuestra vida.

    Debemos proclamar que solo mediante Jesucristo podemos acercarnos al Padre y ser justificados mediante su santa sangre, la cual fue derramada en la Cruz del Calvario para nuestra salvación.

    Pero cuando vayamos a predicar el mensaje del Señor, debemos hacerlo a la luz de la verdad, argumentando con la palabra de Dios. No podemos actuar por impulso sino que debemos pedirle dirección a él para que podamos hacerlo conforme a su voluntad que es perfecta. Tal como lo señala la palabra:

    “Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20)

    Cada vez que predicamos estamos obedeciendo su palabra, y cuando lo hagamos debemos hacerlo para la Gloria de Dios y no para nuestra propia vanidad. Nosotros solamente somos un instrumento del Señor, y debemos servirle con humildad.

    En la actualidad existen muchos pastores que enseñan falsas doctrinas que no están fundamentadas en la Palabra de Dios, sino que se basan en su propia sabiduría, cuando Dios es la luz que nos proporciona su sabiduría y nos da los talentos para servirle.

    De esta manera que cuando se señala en la biblia que Dios es la luz y en él no existen tinieblas, hace alusión a diferentes facetas. Esa luz nos señala muchas cosas y resulta todo un reto mencionar todos estos atributos de la luz.

    Por otro lado, la luz además nos habla de la blancura del Señor, Él es justo, su santidad sin mancha. La luz de Dios resplandece muy fuerte cuando se acerca a ti y puede hacerte visualizar las tinieblas que hay dentro de ti, y los pecados que hay en la humanidad.

    Por esta razón, esa luz tiene que permanecer en cada uno de nosotros, hasta lograr que todo sea luz del Señor en nosotros.

    El significado de “Dios es luz”

    Como se mencionó anteriormente en el libro de 1 Juan 1:5 se nos señala que "Dios es luz". La luz es una metáfora habitual en la Biblia. Igualmente podemos esclarecer el significado de lo que representa la luz a través del libro de Proverbios 4:18 donde se simboliza la justicia como "la luz de la aurora". Por otro lado, el libro de Filipenses 2:15 compara a los hijos del Señor que son "intachables y puros" con las estrellas en el firmamento.

    De igual forma Jesucristo usó el término de “la luz” como una descripción de buenas obras: "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras" (Mateo 5:16). Asimismo el Salmo 76:4 hace referencia a Dios: "Estás rodeado de esplendor".

    En este sentido, queda claro que cuando se nos habla acerca de sed llenos de luz se refiere a la luz del Señor. Nos invita a acercarnos a Dios y a ser llenos de su luz, de su presencia, de su amor, misericordia, bondad, justicia.

    En contraparte la oscuridad y las tinieblas representa el mal y el pecado. Tal como lo revela el libro de 1 Juan 1:6 "Si decimos que tenemos comunión con Él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad”.

    El versículo 5 del libro de 1 Juan dice, "Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en Él". En esta cita el mensaje es claro y nos revela que la luz de Dios es sin reservas, completa y manifiesta su santidad. No tiene contaminación, mancha, ni injusticia.

    De esta manera que si no tenemos la luz, no hemos conocido a Dios. Por lo cual aquellos que han conocido al Señor, que andan en sus caminos, provienen de la luz y están en los caminos de la luz: "habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia" (2 Pedro 1:4).

    El Señor es luz y también lo es su hijo Jesucristo: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Juan 8:12). "Caminar" significa avanzar, por lo cual, podemos intuir que este versículo nos invita a seguir el camino de Cristo, el camino de la luz. Pero los cristianos deben andar en santidad y crecer en la fe.

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    Nuestro Señor es luz y su propósito es que los creyentes hagan destellar su luz, llegando a ser más como Jesucristo cada día. "Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas" (1 Tesalonicenses 5:5).

    De esta manera que el Señor es el creador de la luz física,  así como también nos dio la luz espiritual, mediante la cual podemos ver la verdad. La luz revela aquello que se oculta en la oscuridad, en las tinieblas.

    Muestra las cosas como son verdaderamente. Caminar en la luz denota conocer a Dios, comprender la verdad y procurar vivir en justicia.

    Como creyentes fieles a Dios debemos exponerle nuestros pecados, iniquidades, transgresiones, incluso confesar aquellos pecados ocultos, para que de esta forma resplandezca la luz de Dios en nosotros.

    El propósito de Jesucristo en la tierra: Dar luz a las tinieblas

    En el libro de Juan 8:12-20 Jesucristo nos señala lo siguiente: "Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.

    Los cristianos no pueden estar desapercibidos y observar como las personas están en las tinieblas, sumergidos en sus pecados, en su oscuridad, separados de la luz que es Cristo.

    Cuando se lleva la luz de Cristo al mundo y se predica el evangelio, debemos revelar cosas sobre las personas que ellos quisiera ocultar, pero debemos hacerlo con sabiduría, con dirección de Dios.

    Esta luz que se transmite a través de la proclamación de la Palabra resulta incómodo para aquellos que viven en oscuridad, tal como se revela en la palabra:

    “Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas” (Juan 3:20).

    De esta forma que Jesucristo, Hijo del Señor es "la luz verdadera" (Juan 1:9). Así que como hijos de Dios debemos reflejar su luz en un mundo lleno de maldad y oscuridad.

    Nuestra meta principal cuando le testificamos a los inconversos sobre el evangelio de Jesucristo es "abrir sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios" (Hechos 26:18).

    En esta cita se nos muestra que a través de Cristo podemos tener su luz que nos aparta de las tinieblas. Jesucristo ilumina nuestra mente para clarificar nuestros pensamientos y comenzar a tener discernimiento y huir del mal.

    Al respecto Zacarías nos profetizó que Jesucristo venía "para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz" (Lucas 1:79). De esta forma el Señor nos libra de toda la potestad de las tinieblas y nos conduce al reino de los cielos donde él gobierna.

    De esta manera que cuando Jesucristo nos enseña que a través de su camino, podríamos alcanzar la luz, apartándonos de todo lo que  le es contrario.  Tal es el caso de la mujer adúltera que fue perdonada con la advertencia de que no pecaría más, dejando atrás la vida de inmoralidad. Esto se puede observar en el libro de Colosenses 1:13:  “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”

    El Señor es el único que tiene el poder de proporcionarnos la luz que nos aparta de toda oscuridad, y esto hace alusión al pecado en nuestra vida, ya que al apartarnos de las tinieblas, nos está alejando también de nuestra inmundicia.

    En este sentido, Dios nos purifica y nos limpia mediante la luz de Cristo porque él nos justifica delante de él, debido al pacto divino en la Cruz del Calvario, donde Satanás fue derrotado. Es decir, que ahora tenemos la posibilidad de recurrir al Padre mediante Jesucristo para que nos perdone de todas nuestras iniquidades.

    No solo nos apartamos de la oscuridad mediante la luz, sino que hay una transformación en la vida de la persona que es llevada a esa luz, porque ahora es nueva criatura en Cristo Jesús: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17)

    De igual forma el Señor nos revela su voluntad para que la sigamos, de la misma forma en la que guiaba a su pueblo por medio de la columna de fuego durante su peregrinaje en el desierto. Así que este fuego representa la luz del Cordero que debemos seguir en todo momento. Tal como se puede apreciar en la palabra:

    “Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero” (Apocalipsis 14:4).

    Sin embargo para poder seguir este camino de luz, debemos poner como Prioridad al Señor y estar siempre cerca de él para seguir sus huellas. Para poder seguirlo debemos dejar los deseos carnales y las cosas del mundo. Así que es necesario morir para que Jesucristo viva en nosotros, tal como lo expresa la palabra:

    “Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará” (Marcos 8:34-35)

    De esta manera que para seguir la luz de Cristo debemos dejar nuestra vida y vivir para él, dejando todo atrás, dejando una vida desordenada, una vida llena de cargas, de miedos, de angustia, de oscuridad y de muerte.

    La luz de Cristo representa nuestra salvación, ya que la única manera en la que podemos acceder al reino de los cielos es mediante el arrepentimiento de nuestros pecados. Por lo cual debemos limpiarnos y santificarnos para poder seguir verdaderamente al Señor.

    No se trata de pedir perdón y seguir nuestra vida como antes, con las costumbres del mundo. Jesucristo rescató a la mujer adúltera de la muerte, la perdonó pero le dijo con voz clara: “Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más”  (Juan 8:10-11)

    A través de Cristo veremos su Gloria y la niebla será quitada y las nubes comenzarán disiparse y podremos ver claramente cual es el camino que debemos seguir. Es decir que a través de Cristo nuestros ojos son abiertos y la verdad sale a la luz: “Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron” (Lucas 24:31)

    Sin embargo, en la actualidad hay muchos pastores que no predican acerca de este mensaje de salvación, donde a través de la luz de Cristo podemos apartarnos de la oscuridad y de las tinieblas.

    Pocos hablan de la verdad y se enfocan en resaltar temas sobre la abundancia y prosperidad porque eso le proporciona más audiencia. Es muy lamentable que los hombres prefieran tapar la verdad y dejar que las tinieblas se apodere de su Ministerio. Al respecto la biblia nos exhorta de la siguiente manera:

    "Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas" (Juan 3:19)

    Jesucristo: La luz de la vida

    Jesucristo representa la luz del mundo entero que le proporciona vida a aquellos que están muertos espiritualmente y lo hace de forma personal, ya que él toca a la puerta, hace el llamado y cada persona escoge abrir o no esa puerta que le da acceso al reino de los cielos mediante el arrepentimiento sincero.

    En el libro de Juan 1:4 se nos confirma que definitivamente Jesucristo es la luz de nuestra vida:  “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”

    Por otro lado, Dios nos señala que cuando hace referencia a la luz no implica una iluminación externa sino que esta luz ilumina también nuestro interior, nuestro espíritu. Y esto va más allá de las capacidades humanas, porque no tiene una explicación natural sino que es un hecho sobrenatural.

    En esta sentido los términos “luz” y “vida” se presentan asociados, ya que esta luz proporciona vida. Así como cuando una flor florece en el jardín. Pero si no se le proporciona la luz necesaria, se marchita.

    Por esta razón es fundamental que todo cristiano comprenda que para acceder a esa luz, debemos estar dispuestos a dejar la oscuridad, a abrir nuestro corazón y arrepentirnos sinceramente, porque esta luz nos da vida y vida en abundancia.

    Esta luz nos trae las bendiciones de lo alto, purifica nuestra alma, nos indica el camino que debemos seguir. Abre nuestros ojos espirituales para apartar toda tiniebla y toda oscuridad de nuestra vida. Como creyentes fieles a Cristo debemos dejar que esta luz resplandezca en todo lugar donde vayamos, llevando esa luz a toda criatura que esté perdida, porque esa es nuestra misión, dar a conocer el mensaje de salvación a toda criatura y a las naciones del mundo.

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