Explicación De Hebreos 12:14: Sin Santidad Nadie Verá Al Señor

En Hebreos 12: 14 se refleja que sin santidad nadie verá al Señor, pero ¿de qué santidad estamos hablando? ¿Acaso podemos ser santos de la manera que Dios lo es? ¿Qué significa ser santo y de qué manera podemos alcanzar la santidad para Dios? Descubre las respuestas a todas estas preguntas a lo largo de este artículo.

Sin santidad nadie verá al Señor
Sin santidad nadie verá al Señor
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    ¿Qué significa ser santos?

    La gente generalmente confunde la santidad con perfección, pero ciertamente no son lo mismo. La palabra santo significa apartado para Dios, y alcanzamos la santidad en el momento en el que recibimos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador. Esto lo reitera en Juan 3: 16 al decir “para que todo aquel que en Jesús crea no se pierda más tenga vida eterna”.

    ¿Se contradice Dios en la biblia? Pues no, Dios no miente. Si nos dedicamos a ver todos los versículos que hablan sobre la santidad y el sacrificio de Cristo nos podremos dar cuenta de que lo que quiso decir el Señor al expresar que “Sin santidad nadie verá al señor” fue que “sin Jesús nadie verá al Señor”.

    De hecho, lo demuestra cuando dice que Jesús es la verdad, el camino y la vida, y nadie puede venir al padre sino es por él. Después lo confirma también diciendo en Gálatas 2:21 que si la justicia viene de parte de la ley el sacrificio de Cristo fue en vano. Es decir, ¿para que murió Cristo si somos salvos es por nuestras obras?

    Dios no pudo haber sometido a su hijo a algo tan fuerte solamente por llamar la atención. Él tenía un propósito en todo esto, y ese propósito fue la salvación de la humanidad. Podemos ser santos, mas no somos perfectos como Dios, es casi imposible alcanzar la perfección porque siempre hay algo que nos hace pecar hasta sin darnos cuenta.

    La biblia dice que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios “EN TODO MENOS EN EL PECADO”. Casi nadie toma en cuenta este último pero muy importante detallito del versículo. Dios es sin mancha de pecado, nosotros no. Por esta razón tuvo que enviar a su hijo único en sacrificio para el perdón de nuestros pecados, porque por la ley NADIE podría ser salvado, somos demasiado imperfectos para esto.

    Sin santidad nadie verá al señor: debemos caminar con Dios

    Después de haber entendido el concepto de santidad, también es necesario entender que aunque es imposible alcanzar la perfección, siempre debemos buscarla haciendo cosas que sean agradables ante los ojos de Dios. El hecho de que seamos santos o apartados para Dios después de aceptar a Jesucristo, no significa que tenemos el derecho a pecar deliberadamente ¿por qué?

    No hay que confundir tampoco la libertad con el libertinaje, y si andamos por allí haciendo cosas a diestra y siniestra y burlándonos de Dios basándonos en que Cristo ya nos salvó entonces estamos caminando mal, porque Dios no puede ser burlado. El Señor conoce nuestros corazones y sabe si nuestro arrepentimiento es real o no, también sabe si le servimos por amor o por hipocresía.

    ¿Cómo vivir en obediencia a Dios?

    Como dije anteriormente, es imposible alcanzar la perfección, porque el único ser perfecto y sin pecado es Dios. Sin embargo, debemos tratar de caminar como él quiere que lo hagamos. Esto sería el equivalente a tratar de alcanzar la perfección. A continuación te damos algunos consejos que te ayudarán a llevar una vida apartada para Dios:

    1. Honra a Dios

    Si queremos ser santos, debemos honrar y reverenciar a Dios. Sin reverencia al Padre, no podremos vivir en santidad. Las personas cristianas deben tener un temor reverente de Dios, y hacer las cosas que le agradan. Esto implica buscarlo siempre en oración y en su palabra que es la verdadera leche diaria.

    Una relación con el Padre es imprescindible para aquellos que quieren caminar hacia la perfección. Como somos sus hijos y miembros de su familia, debemos parecernos a él. Deberíamos seguirlo. Si no somos parte de su familia, si no somos sus hijos, no podemos ser santos, por lo tanto es importante confesar a Jesucristo como Salvador.

    2. Muestra amor

    En 1 Corintios 13 nos habla del amor que Dios quiere que tengamos. El amor es la base sobre la cual se construye todo lo demás. Este capítulo de la biblia enseña que sin amor, el trabajo que hacemos no es rentable para nosotros. Por lo tanto, el amor es esencial para la vida santa.

    El amor que fluye de los cristianos debe ser puro, sin hipocresía, un bálsamo curativo que alivia el alma cansada, enojada y agotada. Los hombres y mujeres santos deben tener corazones perdonadores llenos de compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia (Colosenses 3: 12-13).

    Aquellos que son santos y caminan rectamente ante el Señor, deben estar en guardia contra albergar la falta de perdón, la ira y el resentimiento en sus corazones. Deberíamos ser rápidos para perdonar y difundir el amor de Cristo donde quiera que vayamos. Si vamos a ser santos como Él es santo, eso significa que tenemos que mostrar amor y perdón incluso cuando el receptor no merece nuestro amor o perdón.

    3. Honra a tus padres

    Jesucristo era la Palabra de Dios en carne (Juan 1:14), e incluso honró a sus padres continuando "en sujeción a ellos" (Lucas 2:51). Los cristianos deben honrar a sus padres tanto como sea posible, sin seguir ningún comportamiento inmoral, ilegal o pecaminoso que puedan mostrar.

    Honrar a nuestros padres significa amarlos y ayudarlos tanto como podamos. Honrar a nuestros padres significa darles testimonio de Jesucristo y recordar que no estaríamos en la tierra sin ellos. Amar a nuestros padres y perdonarlos, a pesar de sus defectos, es una excelente manera de agradar a Dios.

    4. Sirve a otros

    Jesucristo sirvió a los demás. Y como Jesús sirvió a las personas, también nosotros podemos hacerlo. Podemos servir a cualquiera usando nuestros dones, talentos y recursos para compartir las buenas nuevas del Evangelio de Jesús, alimentar a los hambrientos y proporcionar refugio a las personas sin hogar.

    Podemos servir a los demás creyentes edificándolos, exhortándolos y consolándolos a lo largo de su camino cristiano. Servimos al Señor obedeciendo Su Palabra y glorificándolo en la tierra.

    5. Deja de pecar lo más posible

    Nuestros cuerpos son los templos de Dios (1 Corintios 6:19). Necesitamos mantener nuestros templos santos porque el Espíritu de Dios permanece en estos. Las mujeres cristianas deben vestirse modestamente, para no llamar la atención sobre sí mismas. Queremos atraer personas a Dios, no a nosotros mismos.

    Aunque el mundo nos dice lo contrario, los cristianos debemos defender la verdad de la Palabra de Dios y mantenernos alejados de las lujurias del mundo. Romanos 12: 1 nos enseña a presentar nuestros "cuerpos como sacrificio vivo, santo, aceptable para Dios", porque así es nuestro servicio razonable.

    La Biblia también nos dice que "evitemos la fornicación" (1 Corintios 7: 2). Un punto interesante sobre el pecado es que la Biblia nos dice que evitemos la apariencia misma del mal (1 Tesalonicenses 5:22). Entonces, no solo debemos evitar el pecado, estamos llamando a la santidad para evitar la apariencia del mal.

    6. Da un buen testimonio

    Aquellos que desean vivir en santidad serán aquellos que desean que su conducta donde quieran que vayan (2 Pedro 3:11). Por lo tanto, ser santos incluye nuestra conducta o comportamiento en los lugares que visitamos con mayor frecuencia: las tiendas y nuestros trabajos.

    Debemos respetar a nuestros gerentes y compañeros de trabajo. También debemos mostrar respeto por aquellos en el mercado. No deberíamos ser vistos en tiendas que usen lenguaje grosero, de en comportamientos pecaminosos (como robar).

    7. No seas un falso cristiano

    Habrá muchas personas que estarán ante Cristo en el Día del Juicio, pero muchas escucharán lo más impactante de su vida. Porque muchos creen que conocen al Señor, pero Jesús no los conoce, y eso tiene consecuencias trágicas. Algunos piensan que están viviendo en Cristo, pero en realidad no están haciendo las cosas que Él ordenó específicamente (es decir, Mateo 25: 35-36).

    “Como resultado, Jesús dice: les declaro; nunca los conocí; apartaos de mí, trabajadores de la anarquía” (Mateo 7:23). A Jesús no le importa si dices que lo conoces. Lo que es de importancia eterna es que Él te conozca. Confiaron en sus obras para ser salvos (Efesios 2:10), en lugar de Cristo para salvarlos solo por gracia.

    8. Apártate de tu naturaleza vieja

    Nuestra vieja naturaleza pecaminosa no solo desaparece de la noche a la mañana o el día en que somos salvos, sino que la nueva creación en Cristo y nuestra vieja naturaleza luchan. Después de que recibimos una nueva naturaleza como hijos de Dios, al viejo todavía le gusta venir a tocar a nuestra puerta y sentirse como en casa. Es una batalla que todos pelearemos, hasta llegar a la tumba.

    9. No resistas al Espíritu Santo

    La santificación es por el Espíritu Santo es parte de nuestra conversión (1 Padro 1: 2). En esta forma, conocida como santificación definitiva, el Espíritu nos separa en Cristo para que podamos ser salvos. El Espíritu también obra en nosotros para que podamos ser obedientes a Cristo, un proceso conocido como santificación progresiva.

    En este último papel santificador, el Espíritu: (A) expone nuestro pecado para que podamos reconocerlo y alejarnos de él, (B) ilumina las Escrituras para que podamos entender su significado, y (C) nos ayuda a ver la gloria de Cristo. El Espíritu siempre está dispuesto a hacer esto por nosotros, por lo que no debemos "resistir" (Hechos 7:51) o "apagar" (1 Tes. 5:19) el Espíritu.

    10. Persigue a Jesús, no al moralismo

    A medida que nos volvemos santos, naturalmente nos volveremos más morales. Pero ese no es el objetivo principal. Nuestra búsqueda es de Jesús, no del moralismo. "La santidad no se trata en última instancia de estar a la altura de un estándar moral"; "Se trata de vivir en Cristo y vivir de nuestra unión real y vital con él".

    El significado de sin santidad nadie verá al señor es muy simple; Jesucristo nos hace santos a través de la aceptación de su sacrificio, y sin el nadie puede ser salvo, ni que sea la persona más perfecta del mundo “cosa que además es imposible”. Para ser apartados para Dios, debemos arrepentirnos de nuestros pecados y confiar en Cristo.

    Una vez que eso sucede, nos convertimos en nuevas creaciones en Cristo y nuestra naturaleza cambia. Ahora deseamos vivir vidas más santas y evitar esas cosas que solíamos hacer antes de ser salvos. Ahora, podríamos caer en el pecado, pero no es como era antes, donde nos sumergiríamos en el pecado y beberíamos las aguas.

    Hoy todavía pecamos, pero no seguimos pecando deliberadamente, porque el Espíritu Santo nos convence de nuestros pecados y los confesamos a Dios, y nos arrepentimos de ellos. La nueva creación confiesa y se arrepiente, mientras que el viejo hombre incluso negó que haya tal cosa como el pecado, pero el que admite que es un pecador y confiesa sus faltas ante Dios será perdonado.

    1. Jaime dice:

      Me encanta la página es de bendicion.

    2. Flor milla dice:

      Dios es mi fortaleza , de mucha ayuda esta pagina , cómo cristianos,siempre firme en nuestra fe en el aeñor

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