6 Versículos de guerra y victoria
Los versículos de guerra y victoria que encontramos en las Sagradas Escrituras nos dan las herramientas para poder pelear contra el enemigo y obtener la victoria, ya que ésta es una de las promesas de nuestro Padre Celestial. Por lo cual debemos tener la confianza de que él obrará en cada aspecto de nuestra vida y que las pruebas solamente son temporales y sirven para llevar a cabo el propósito de Dios.
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En este sentido, cuando obtenemos la victoria sobre el pecado nos muestra el resultado de una lucha personal contra nuestro pecado personal, aquel que se refleja en nuestra vida cotidiana y que pone en riesgo nuestra salvación. De esta manera es importante colocarnos la armadura de Cristo para vencer al enemigo y proclamar la Victoria de nuestro Rey, porque esa victoria solo le pertenece a Dios y no al hombre.
06 Versículos de guerra y victoria
Cada batalla constituye una lucha personal e individual donde somos tentados diariamente a pecar y a romper con los mandamientos de nuestro Padre. Pero cuando vencemos la tentación de pecar, has vencido una batalla y es muy probable de que ganes la guerra. Pero ésta es espiritual y no carnal, y puedes llevarla a cabo considerando los siguientes versículos:
1.- Mateo 4:1-11
“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, entonces tuvo hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”
Este versículo nos muestra que Jesucristo, siendo el Hijo de Dios, también fue tentado por el diablo cuando comenzó a tener hambre en el desierto. Pero él confiaba plenamente en su Padre y por eso venció ante el enemigo y pudo hacerlo mediante palabras llenas de sabiduría.
De esta manera que para derrotar al enemigo tenemos que estar preparados y conocer a profundidad la palabra de Dios, ya que ésta es un arma poderosa que podemos usar para defendernos de las huestes espirituales que nos atacan constantemente.
La oración también es fundamental, y así como Jesucristo oraba con frecuencia en soledad, de esta manera debemos orar nosotros en la intimidad, exponiendo nuestros sentimientos al Señor para que él nos de fuerzas como las del búfalo, y así poder vencer como lo hizo Cristo.
2.- Romanos 6:11-14
“Así también vosotros, consideraos muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús. Por tanto, no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal para que {no} obedezcáis sus lujurias; ni presentéis los miembros de vuestro cuerpo al pecado {como} instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”
Este pasaje nos exhorta a no dejarnos llevar por el pecado, dejar atrás el lado carnal y darle lugar al lado espiritual, para que de esta manera reine en nosotros la luz admirable de Cristo. Debemos recordar que somos templo y morada del Espíritu santo, quien nos da las herramientas para vencer al maligno y nos brinda una cobertura especial y sobre natural contra todo principado y hueste de maldad.
3.- Tito 2:11-13
“Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres, enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús”
Para poder vencer frente a nuestro adversario más fuerte que es Satanás debemos dejar los deseos de la carne y poner nuestra vista en Cristo Jesús, que representa la luz admirable que guía nuestros senderos de justicia. Por lo cual debemos tener esperanza en todo momento de que Dios obrará a su tiempo y nos dará la victoria.
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4.- Apocalipsis 21:1-3
“Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo. Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y El habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos”
La mayor victoria que un creyente puede tener es entrar en la presencia de Nuestro Dios Todopoderoso, quien nos tiene preparados un lugar hermoso donde ya no habrá tristeza ni llanto y donde Dios será Glorificado siempre.
Estar en la nueva Jerusalén es la victoria frente al enemigo porque ahí seremos transformados en cuerpos espirituales y le brindaremos loor y Gloria al creador del Cielo y de la Tierra, al Rey de Reyes y Señor de Señores.
Pero para poder estar en ese lugar resplandeciente tenemos que pasar por muchas pruebas, vencer muchas batallas y dejar morir nuestra carne. Vestirnos con la armadura de Cristo para presentar nuestros cuerpos con vestiduras limpias y blancas ante la presencia de Nuestro Dios. Esto no es fácil porque somos débiles, pero Dios se glorifica en nuestras debilidades y nos da fuerzas para impulsarnos y vencer.
5.- Efesios 6:10-12
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”
Los creyentes debemos tener presentes que cuando se habla de luchas y batallas espirituales, no estamos hablando de peleas o contiendas con el hombre, sino que estamos batallando contra el mundo de las tinieblas donde entes poderosos quieren deshacer la obra de Dios aquí en la tierra.
Por lo cual no todos los creyentes son escogidos para la misión de guerreros espirituales porque se debe estar muy preparado y tener la unción especial de nuestro Señor, así como los diferentes personajes bíblicos la tuvieron como David, Daniel, entre otros.
6.- Colosenses 1:16
“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él”
Este pasaje nos revela que Dios es el creador por excelencia de todas las cosas, tanto de las cosas buenas como de huestes y principados de maldad.
Por lo cual él ejerce autoridad sobre éstos y permite que en algunos casos pueda amedrentarnos, así como le aconteció a Job, quien fue expuesto a muchas calamidades, pero al final obtuvo la victoria porque siempre se mantuvo firme y leal a Dios.
Sin embargo, debemos pedirle siempre al Señor que nos proteja y que nos aleje de todo lo malo para no tener que pasar por calamidades tan dolorosas, porque todo lo que se pida con fe y con un corazón dispuesto, se dará conforme a la voluntad de Dios, ya que la misericordia de Dios es para siempre, y él no nos da pruebas que no podamos soportar.
De esta manera a través de estos versículos de guerra y victoria podemos dar fe del poder que tiene Dios para vencer al enemigo en cada una de las batallas que se hacen presentes en nuestra vida.
Pero debemos tener claro que esta lucha no es contra nuestros hermanos, sino contra el enemigo y las huestes espirituales que van a hacer lo posible para robarte tu paz, esa paz que solo Cristo te puede dar.
Así que a través de estos versículos encontramos un refugio ante las adversidades que a diario tenemos que experimentar, ya que este mundo le pertenece a Satanás. Pero debemos habitarlo hasta que Cristo venga por segunda vez y se lleve a su hijos.
Como creyentes debemos tener claro que la salvación no es un juego y que debemos estar alertas porque el enemigo no descansa, y si nos desviamos del camino correcto, podemos tropezar y perder el maravilloso regalo que Dios nos ha otorgado.
En la actualidad las iglesias tienen como tema principal la prosperidad, las riquezas que Dios nos puede dar, la buena vida del cristiano. Pero debemos tener los pies en la tierra y saber que como cristianos padeceremos calamidades en este mundo, pasaremos por pruebas muy difíciles para así ser moldeados por Cristo y estar preparados para la batalla final, donde seremos arrebatados por el Señor y llevados a su luz admirable. Tal como lo podemos observar en este hermoso pasaje:
“Y entonces será revelado ese inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida” (2 Tesalonicenses 2:8)
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