La Fe En Tiempos De Coronavirus
Los días que estamos viviendo no son nada fáciles. El mundo entero se ha unido por el dolor y la fe; el virus que aún está azotando a la humanidad, ha causado heridas indelebles y ya nada volverá a ser como antes.
No obstante, cuando la noche está más oscura es cuando se acerca el amanecer.
Confiar en Dios es mucho más que orarle y pedirle lo que tanto queremos o necesitamos. Confiar en Dios es tener la plena y absoluta seguridad de que su amor estará siempre con nosotros, pase lo que pase.
Las experiencias negativas que tenemos en la vida muchas veces nos dejan traumas y temores muy difíciles de superar.
Una persona que ha sido traicionada por lo general se vuelve desconfiada y actúa constantemente a la defensiva para evitar que la vuelvan a herir. De igual manera, una persona que ha sido víctima de un atraco o un secuestro muy probablemente desarrolle un miedo incontrolable ante situaciones que le hagan sentir la posibilidad de que esa terrible experiencia pudiera repetirse.
Por ese motivo, la fe de muchas personas falla al ver al mundo sufrir las consecuencias de esta terrible enfermedad.
Una historia de fe
Una vez escuché una historia, que no se sé si realmente sea cierta, pero me parece totalmente posible. Un día, una señora estaba en su casa, preparando la comida, cuando tocaron a la puerta y era un hombre con aspecto de mendigo que le pidió el favor le ragalara un vaso con agua. La señora se condolió de él ya que el hombre parecía muy honesto, inclusive, conversaron un poco, a través de la reja, sobre la inseguridad que vivimos hoy en día.
Al no despertar en ella ninguna desconfianza, la señora le abrió la reja y lo dejó pasar a la sala. El hombre se mostró muy agradecido y le dijo: Dios la bendiga señora, mientras ella lo invitaba a sentarse e iba a la cocina por el agua para el sediento visitante.
Sucedió que al regresar, la señora pudo observar en el hombre una actitud muy sospechosa; en ese momento, éste sacó de su bolsillo un cuchillo muy afilado y lo puso frente a la señora diciendo: lo lamento mucho señora, pero deme todo el dinero que tenga o la mato…
La mujer, que por cierto era cristiana, tomó un fuerte respiro; después, con mucha calma dejó el vaso con agua encima de la mesa y dijo: ”En el Nombre Poderoso de Jesús, te cubro con la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo y ¡te ordeno que sueltes inmediatamente ese cuchillo!” Luego, bendijo al ladrón y comenzó a orar por su alma, pidiéndole a Dios que entrará en el corazón de aquel que, en ese mismo momento, amenazaba su vida…El hombre no pudo soportar y estalló en llanto, luego se sentó mientras dejaba caer al suelo el cuchillo, el cual la señora, rápidamente agarró y arrojó muy lejos.
El hombre arrepentido siguió llorando mientras ella llamaba a la policía y esperó pacientemente, sin decir una sola palabra, a que vinieran por él…
Todo el que ha sufrido la experiencia de tener un cuchillo, o un arma de fuego, apuntando contra su vida sabe que es normal que el temor se apodere de todo el cuerpo; las piernas comienzan a temblar, la lengua pierde su fluidez, y solo se piensa en los seres amados y en cuanto van a sufrir si algo malo llegara a pasar.
Pero la señora de esta historia no se permitió sentir miedo. Por el contrario, confió plenamente y recordó lo que tantas veces había escuchado los domingos en la iglesia: “La sangre de Cristo tiene Poder”. Ese día, la fe de esa mujer pasó la prueba.
Dios no nos pone pruebas
Cuando atravesamos situaciones difíciles es cuando nuestra fe realmente demuestra que tan fuerte es.
Dios no es cómo la mayoría de las religiones nos han hecho creer; él no nos pone pruebas pues conoce muy bien nuestro corazón. Sabe nuestras falla y debilidades, no nos pone trampas ni tentaciones, porque sabe hasta dónde podemos soportar y de qué cosas somos capaces.
Sin embargo, nuestro libre albedrío nos ha permitido, en muchas ocasiones, tomar decisiones equivocadas. Esas decisiones siempre traen consecuencias y es cuando la gente dice: “Es la voluntad de Dios”.
No obstante, en realidad, la voluntad de Dios es buena, perfecta y agradable. Dios no desea que enfermemos, pero muchas veces no cuidamos nuestra salud. Dios no desea que nos traicionen, pero decidimos poner nuestra confianza absoluta en quien no debemos.
Dios no desea que vivamos en pobreza, pero nuestra mentalidad poco diligente nos ha llevado a vivir en una realidad llena de carencias.
Dios no quiere que tengamos angustias, pero nuestra misma irresponsabilidad y la falta de obediencia con las autoridades puestas por Dios en nuestras vidas, nos impide, muchas veces, tener una vida tranquila y libre de preocupaciones.
El por que del coronavirus
Las verdaderas causas de esta terrible enfermedad aún no están totalmente claras. Muchos dicen que nació accidentalmente en los mercados de animales de China, otros opinan que forma parte de algún plan malvado contra la humanidad. Lo que sí sabemos es que mucha gente ha muerto, en condiciones muy lamentables y que se contagia muy fácilmente.
Por ello, los gobiernos del mundo tomaron la decisión de implementar una cuarentena global para evitar más contagios.
Pero aún hay muchas personas que lo toman como algo sin importancia y no guardan la cuarentena, poniendo el riesgo la salud de todos.
Si la solución era tan fácil, si solamente teníamos que guardar distancia con los demás, cabe preguntarse porqué se ha extendido tan rápidamente la enfermedad. La verdad es que el egoísmo y la falta de amor hacia los demás hacen que a la mayoría de las personas que no acatan la cuarentena lo hagan por rebeldía.
Pareciera que no les importa las desgracias ajena por que la ven como algo ajeno, piensan que no les afecta, que no es problema de ellos. Se olvidan que todos somos parte de uno solo, que venimos de la misma fuente, Dios.
Solo cuando la enfermedad toca a sus familiares o seres amados se lamentan y preguntan a Dios por qué permitió que eso pasará.
La Verdadera fe
La fe verdadera es la confianza que tenemos en que Dios no nos va a abandonar. La Biblia dice: “obedece a tu padre y a tu madre para que te vaya bien y tengas larga vida”.
Si queremos salir bien librados de esta pandemia tenemos que acatar las ordenes que nos dan nuestras autoridades. No salir de casa, o salir solo para lo estrictamente necesario; seguir las medidas de higiene dictadas por las autoridades de salud a nivel mundial, como lavarse muy bien las manos y usar tapabocas. Además, debemos confiar en Dios de una manera alegre y optimista.
- Es cierto que nos duele la gran cantidad de muertes y sufrimiento de otras personas, pero cada quien crea su realidad según su sistema de creencias.
- Debemos aprovechar esta cuarentena para acercarnos a Dios y comenzar a verlo como parte de nosotros y no como un ser distante que solo quiere que lo adoremos y reconozcamos su poder.
- Dios quiere que lo amemos, que lo hagamos parte de nuestras vidas, que lo incluyamos en cada cosa que hagamos y lo tomemos en cuenta para nuestras decisiones.
- Dios solo quiere que estemos bien, que tengamos salud y que seamos felices.
- Debemos aprender a confiar verdaderamente en Dios y entender que la fe verdadera que basa en agradecer y no en pedir.
- Si agradecemos a Dios, con todo nuestro corazón, por la comida que tenemos veremos el milagro de ver llena nuestra alacena, aunque no tengamos un solo centavo.
- Si agradecemos a Dios por nuestra salud y la de los nuestros se activará una protección especial sobre nuestras casas y ni los virus ni las enfermedades podrán hacernos daño.
- Primero se agradece de corazón y luego nuestros ojos verán los milagros…así funciona.
- Que Dios bendiga la vida y la salud de cada persona que lea estas lineas y bendiga también a todos sus seres amados. Amén.
Carlos Sánchez Martínez
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