La Recompensa del ser Dadivosos: 3 Promesas para Apropiarnos

La recompensa del ser dadivosos viene  a ser las bendiciones y promesas con las que Dios ha de tratar al dador alegre. El creyente muestra su inmadurez en este aspecto de su vida: Cree que ser dadivoso es un poco peligroso, porque puede quedarse sin recursos que necesita. Muchas veces no participa en las ofrendas de amor de la iglesia esperando que otros lo hagan por él. Y luego desconfía del destino de la dádiva.

Esto trae como consecuencia que no madura en amor, al contrario, empieza a desarrollar un egoísmo sutil solapado en una serie de excusas y justificaciones para no practicar el acto der ser dadivosos.

Dios nos dice en su palabra lo contrario. Nos reta a ser dadivosos poniendo delante de nosotros las promesas y bendiciones que él ha de dar a quien practica la dádiva. Veamos como apropiarnos de la recompensa del  ser dadivosos:

Índice De Contenidos

    ¿Qué es ser dadivoso?

    En el estudio de la recompensa del ser dadivosos, primero definiremos ¿Qué es dádiva? Dádiva: regalo o cesión que se hace a otro, especialmente con fines humanitarios o benéficos. Ser dadivoso es aquel que hace regalos, cesiones u ofrendas con fines benéficos o humanitarios.

    El ser dadivoso es una característica del creyente,  que se repite abundantemente en las Escrituras. La Palabra de Dios habla de ser dadivoso en el acto de dar alimento y vestido al extranjero, mostrando así el amor que Dios demanda para éste (Deu 10.18).

    Repetitivamente habla ser dadivoso con los pobres (Pro 22.9; 28.27), en la actitud de ser dadivoso con el hambriento (Eze 18:7), de satisfacer a los que piden y de la manera más humilde ser dadivoso en el acto de regalar un vaso de agua fría (Mt 10:4).

    Para recibir la recompensa del ser dadivosos debemos conocer sus características o principios.

    La Recompensa del ser Dadivosos: 3 Promesas para Apropiarnos

    La recompensa del ser dadivosos dependerá fundamentalmente de las características y/o principios de las personas y  del acto de dar:

    ¿Cuáles son las características de las personas dadivosas? Lo primero que debe mostrar el que va a recibir la recompensa del ser dadivosos, es la misericordia de Dios (Sal 37.21).

    El creyente dadivoso es misericordioso y justo, ambos atributos de Dios que se deben reflejar en él. Al contrario del impío que no paga ni aún lo que debe.

    Por lo tanto este creyente debe practicar el ser dadivoso y dar sin hacer demostraciones de generosidad ante los demás, Dios dice que eso es hipocresía (Mat 6.1-4).

    Debe dar de gracia, desinteresadamente, lo que de gracia recibió de Dios (Mat 10.8). El ser dadivoso implica ser generoso y hacer dádivas más allá de sus fuerzas Ro 12:8; 2 Co 8:2; 9:5 (cp. 2 Co 9:6); Ga 6:7–8.

    Debe ser dadivoso cuidando el sentido de la administración de los  recursos, en proporción a los ingresos, es decir, no debemos dar irresponsablemente, dejando de cubrir nuestras propias necesidades. (1 Co 16:2; 2 Co 8:12–14) (cp. Deu 16:17).

    No debe haber discriminación o distinción de clases al momento de ser dadivoso, la dádiva debe ser  para todos:  ricos y pobres (2 Co 8:1–3, 12–15). Se debe hacer dádiva u ofrenda con alegría, porque Dios ama al dador alegre (2 Co 9:7) (cp. 8:2) . El ser dadivoso sirve para probar la sinceridad del amor (2 Co 8:8), sin ningún tipo de  obligación (2 Co 8:8; 9:7) y debe hacerse en obediencia a la fe cristiana: 2 Co 9:13.

    Debemos ser dadivosos en toda ocasión. El ejemplo de la iglesia de Filipos es bastante claro con respecto a ello. Los miembros de la iglesia estaban solícitos y diligentes, buscando la oportunidad para hacer llegar la ofrenda al apóstol Pablo, y aprovecharon la visita del hermano Epafrodito al apóstol para hacerle llegar su ofrenda de amor.

    El creyente dadivoso programa entre sus prioridades la práctica de la dádiva. (1 Co16.2) y lo hace de manera regular, haciendo del acto de ser dadivoso un hábito y una práctica, y mostrando en dicho acto la imagen de amor, misericordia y bondad implantada en el dadivoso  por nuestro Padre Celestial.

    Para recibir la recompensa de ser dadivosos debemos saber con quien practicamos el acto de dar

    Es importante destacar el objetivo de las ofrendas y dádivas, es decir, a qué personas se les debe hacer dádivas prioritariamente. El Señor Jesucristo nos insta a "no echar las perlas a los cerdos" (Mat 7.6) , por lo que no debemos dar a quien no lo necesita o no lo aprecia adecuadamente. Vamos a destacar aquí con quien o quienes debemos practicar el hábito de dar para apropiarnos de la recompensa de ser dadivosos:

    Ser dadivosos para con Dios:

    No debemos pensar en nosotros mismos, sino pensar que el acto de la dádiva se hace para con Dios. No buscando nuestra propia gloria, sino la gloria de Dios, y que sea él quien recompense nuestros actos de dádivas (Lc 12.21). Buscar hacer tesoros en el cielo y no acumular en la tierra. La iglesia de Corintio da un ejemplo de ello cuando Pablo les reconoce que se dieron a sí mismos a Dios y luego dieron la ofrenda para ellos. (2 Co 8.5)

    Ser dadivosos primeramente con los de la familia de la fe.

    Las iglesias de Macedonia, Acaya, Corinto y Galacia, tanto  de Europa como de  Asia, tenían como reto hacer llegar sus ofrendas a los mas necesitados de la iglesia de Jerusalén, corroborando el principio bíblico de hacer dádivas y ofrendas a los mas necesitados de la familia de la fe.

    Ello contribuye a que los receptores de la ofrenda testifiquen del amor de sus hermanos y continúen con ánimo la vida cristiana que Dios trazó para ellos. Recibiendo el apoyo moral y material de sus hermanos (Ro 15.26; 1 Co 16.1-4)

    Ser dadivosos para con los que se dedican al ministerio:

    El apóstol Pablo dice que el predica el evangelio debe vivir del evangelio, es decir, los ministro de la iglesia deben ser sostenidos por la membresía de la misma. También dice que "no pondrás bozal al buey que trilla" y que "el obrero es digno de su salario".

    No es malo hacer dádivas a nuestros pastores. No sabemos cuán oportuno es un regalo para pagar alguna cuota o mensualidad para el colegio de sus niños. Para una medicina de algún miembro de la familia, obligaciones de habitación o transporte. Nunca está demás ser dadivoso con aquél  que te sirve con su trabajo en el evangelio administrándote  las bendiciones espirituales que provienen de la Palabra de Dios (1 Co. 9.6-14)

    Ser dadivosos para los misioneros y su obra.

    La Biblia nos enseña que ser dadivoso también significa el apoyo a las misiones. Los misioneros son personas dedicadas completamente al servicio del Señor en países donde van a predicar el evangelio y ampliar el reino de Dios en la tierra. Muchas veces no tienen trabajo secular y deberían recibir el apoyo de sus iglesias o denominaciones.

    Las iglesias de Macedonia, y sobre todo la de Filipos, fueron diligentes en prestar al apoyo financiero a Pablo porque comprendían de la importancia de su trabajo, y que debía dedicarse por entero a él.  Debemos ser dadivosos una y otra vez con la obra misionera, encargada de ser luz del mundo para los que todavía no conocen a Cristo. Debemos apoyar en tan tamaña responsabilidad a nuestros misioneros (Fil 4.15-16).

    Debemos ser dadivosos ejerciendo los ministerios de misericordia de la iglesia  para los pobres en general.

    El hacer dádiva en los ministerios de misericordia da amplitud a la iglesia, la expande en la comunidad y muestra la misericordia  y la bondad de Dios para con los mas necesitados (Gal 2.10). Es el testimonio del amor de Dios con los pobres, las viudas, los huérfanos y los desamparados. Dios es Dios de todos, por lo tanto el hacer dádiva es responsabilidad del creyente para con todos.

    Fue un ministerio que ejerció con diligencia la iglesia del primer siglo, y que debe mantenerse como distintivo de la iglesia en la sociedad, porque esto agrada a Dios (Heb 13.16)

    Tales características deben estacar a los que practican el acto de dar  y que aspiran obtener la recompensa del ser dadivosos, lo que agrada a nuestro Padre Celestial.

    Para recibir la recompensa del ser dadivosos debemos aceptar lo que Dios promete para nosotros.

    Dios promete su bendición como la recompensa del ser dadivoso.

    Dios considera una bendición dar al pobre, y bendito al que da al pobre.  La recompensa del ser dadivoso proviene de la gracia de Dios y su misericordia superabundante en quien practica el acto de dar (2 Co 9.16).

    Dios es glorificado en el acto de dar ya que en se muestra el amor y la generosidad con que debe comportarse el creyente y se mostrará la bondad y la misericordia de Dios en la persona que recibe la ofrenda. Verdaderamente Dios se glorifica en la acción de dar.

    Dios promete su prosperidad como la recompensa al ser dadivoso

    La generosidad y el cubrir la generosidad del prójimo son retribuidas por Dios en generosidad y en la satisfacción de las necesidades como la recompensa del ser dadivosos (Pro 11.25). Dios promete en su Palabra aumentar la capacidad de dar en el dadivoso y que eso servirá para suplir la necesidad de los santos.  Dios hará abundar toda gracia en el dador alegre para que su justicia se vea en la abundancia de su generosidad con los necesitados (2 Co 9.7-11).

    Es una promesa diferente a los que plantean las iglesias que proponen la doctrina de la prosperidad, ellos hacen un pacto o negocio con Dios dependiendo del monto de la ofrenda para ser devuelta en abundancia para beneficio del oferente. Eso no es bíblico, eso es  contrario a la gracia de Dios y a la humildad y sencillez de corazón con la que el dador alegre debe realizar su ofrenda en beneficio de su prójimo.

    Dios promete reconocimiento como la recompensa al ser dadivosos

    La Palabra de Dios dice que debemos reconocer a los que trabajan en el reino de Dios ( 1 Tes 5.12). Y aún nos insta a sujetarnos a ellos. (1 Co 16.16). Es la promesa de reconocimiento por parte de Dios a la persona que es dadivoso. Esa actitud le llevará a ser grande en el reino de Dios (Pro 19.6) y muchos buscarán de su favor, porque Dios siempre estará bendiciéndola para el cumplimiento de su ministerios.

    A estos, también Dios tiene reservada la corona de vida en el reino de los cielos  con que ha de bendecir su actitud de ser dadivoso. Lo cual redundará en abundantes acciones de gracia por la misericordia de Dios para con todos.

    Tomemos el reto con que  Dios nos incita a ser Dadores alegres, tomemos la recompensa del ser dadivosos practicando el dar en actos de misericordia para que Dios derrame sus promesas en nosotros en múltiples bendiciones, para gloria del Padre. Hagámoslo. No esperemos para ser dadores alegres. ¡Que Dios nos bendiga con abundancia!

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