Matrimonio Entre el Mismo Sexo. La Posición Bíblica en 4 Argumentos.
Si quieres levantar polémica en una reunión, toca el tema del matrimonio entre el mismo sexo. Es uno de los debates más polémicos en la sociedad que vivimos actualmente.
El matrimonio entre el mismo sexo tiene como base un reinterpretación de la ética a través de la promoción de valores que determinan una nueva moralidad, contrastante con la que se ha sostenido durante milenios en torno a es te punto. Debemos analizar con cuidado tales valores para tomar una posición a respecto.
Vamos a tratar a la luz de la razón los cuatro argumentos bíblicos que definen la posición dela Palabra de Dios, y que debe servir de guía para rechazar legalmente al matrimonio entre el mismo sexo. Veamos:
La posición bíblica con respecto al matrimonio entre el mismo sexo.
La Biblia nos da la guía de su posición de rechazo con respecto al matrimonio entre el mismo sexo mostrándonos los siguientes argumentos:
1.- El argumento semántico. Dios los creó varón y hembra.
Entendemos como semántica el estudio del significado de las expresiones de la lengua. Lo primero que debemos determinar es qué significa que Dios creó al hombre a su imagen, varón y hembra los creó (Gen 1.27) Dios creó al hombre a su imagen, es decir, que puso atributos que Dios tenía en el hombre.
No todos los atributos son comunicables, Dios no nos dotó de omnipotencia, omnipresencia ni omnisciencia. Esos son atributos que pertenecen intrínsecamente a Él. Pero si nos dotó de amor, justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24). Estos atributos fueron dados tanto al hombre como a la mujer (por eso se dice que ambos son a imagen de Dios).
Sin embargo, la creación de los humanos difiere en género, al igual que cualquier especie. Dios hizo parejas de animales como varón y hembra (Gen 1.25); y también repitió esa práctica en la creación del hombre. El varón fue creado con características físicas, biológicas y emocionales diferente a la hembra, y viceversa. De tal manera que la conformación natural de cada uno lo lleva a definir el sexo que manifiesta.
El hombre tiene unas características de género y personalidad totalmente diferentes a las de la mujer. Y ambos fueron unidos por Dios en la relación matrimonial con funciones marcadamente diferentes, y de hecho complementarias, pero con un fin único: La unidad física, espiritual y emocional perfecta entre ambos.
Así que, el argumento semántico de la posición bíblica coincide con el código civil cuando define al matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer.
La argumentación de las diferentes organizaciones que defienden el matrimonio entre el mismo sexo (Los LGBT que significa, Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (de estas ideologías de género hablaremos mas adelante)), usan para el debate el terreno político y jurídico.
Ellos aducen que todos somos iguales ante la ley y tenemos los mismos derechos ante ella, y que definir al matrimonio como una unión legal solamente entre un hombre y una mujer priva a otros tipos de unión de los derechos y beneficios del mismo; y que esto es una forma de discriminación.
Sin embargo, hablar del matrimonio entre el mismo sexo estrictamente, también es una forma de discriminación, porque no habla de las uniones heterosexuales, lo cual convertiría a la excepción en la regla. Decir matrimonio igualitario produciría el mismo efecto anteriormente citado.
Y decir matrimonio entre seres humanos independientemente de cualquier restricción, permitiría la unión entre familiares consanguíneos directos (Padres e hijos, hermanos y/o hermanas), con los consecuentes peligros genéticos demostrados en los descendientes de estas relaciones directas entre familiares consanguíneos cercanos y una relativización de la moral bastante peligrosa.
Las leyes también deben ser para el orden y el bien común, que permitan la estabilidad física, mental social y emocional que deben privar en la sociedad. De tal manera que se debe determinar una forma legal que no sea discriminante para beneficio del bien común y no solo modificar la ley para favorecer una u otra posición.
Hoy día mas de 30 países permiten el matrimonio entre el mismo sexo, y una cantidad considerable de congregaciones religiosas también. Sin embargo, el argumento de los LBGT no ha sido consistente en otros aspectos, que vamos a seguir dilucidando en el matrimonio entre el mismo sexo.
2.- El argumento procreativo
La Biblia enseña que el matrimonio heterosexual es la base de la procreación y el mantenimiento de la especie humana (Gen. 1.28). ¿Qué sentido tendría una unión matrimonial que no tiene posibilidades de procreación?
Los defensores del matrimonio entre el mismo sexo dicen que este argumento es inconsistente legalmente, porque no prohíben el matrimonio entre personas ancianas o con incapacidad para procrear.
Tampoco tendría sentido que estas personas se casen , pero la ley permite su matrimonio y no permite el matrimonio entre el mismo sexo. Es una forma de discriminación y negar el mismo derecho y beneficio a todos no hace honor a la justicia.
Lo que escapa a los que defienden el matrimonio entre el mismo sexo es la posibilidad de procreación. Una pareja heterosexual con disfunciones puede ser tratada clínicamente para estimular los procesos procreativos que se han perdido en ellos, de tal manera que tengan la posibilidad de continuar con la procreación de la especie dentro de los cánones del matrimonio. Es difícil probar que entre dos personas del mismo sexo haya posibilidades biológicas de procreación, a menos que una de ellas cambie de sexo, y ya dejaría de ser un matrimonio entre el mismo sexo.
La Biblia da ejemplos de mujeres que eran estériles y luego por voluntad de Dios pudieron concebir: Sara concibió en su vejez luego de la menopausia (Gen 17.15-17), Raquel fue bendecida por Dios, concediéndole hijos (Gen 30.22) Y Ana fue escuchada en sus oraciones, y Dios le concedió hijos aún cuando era estéril (1 Sam 1.15-20).
De tal manera que lo que arguyen los que defienden el matrimonio entre el mismo sexo, se cae, porque no consideran la posibilidad de la procreación que está latente en los matrimonios entre un hombre y una mujer, y que es nula en los matrimonios entre el mismo sexo. Y no desestima el argumento procreativo que propone la Palabra de Dios para oponerse al matrimonio entre el mismo sexo.
3.- El argumento tradicionalista
El matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer ha existido como tal desde el mismo inicio de la humanidad. Esta definición ha existido por miles de años y tomada así, la humanidad se ha desarrollado en la unión de un hombre con una mujer durante todo el desarrollo de la historia.
El Señor Jesucristo acudió a este argumento en cierta ocasión cuando se trataban con los juristas de su época en Israel la cuestión sobre el divorcio y lo utilizó para defender para defender el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer (Mat 19.4-6).
La historia de la humanidad ha defendido este tipo de unión como única válida en su tipo y esto debe ser contundente a la hora de rechazar la legalidad del matrimonio entre el mismo sexo.
Los defensores del matrimonio entre el mismo sexo dicen que esta posición se desliga de los principios éticos y sociales admitidos actualmente por la sociedad y que se desconecta de esta realidad. Las cosas han cambiado, y como tal, debe aceptarse el matrimonio entre el mismo sexo.
El punto es: ¿Qué es lo que éticamente ha cambiado? ¿Cuáles son esos principios? ¿Son nuevos valores que antes no existían, o lo que hay es una relativización de los valores morales?
Si vemos la moral como el conjunto de normas adoptadas por una sociedad o grupo, y la ética como la ciencia del deber ser, que evalúa ese conjunto de normas en base a un parámetro, entonces podremos dilucidar lo que realmente están proponiendo los que defienden el matrimonio igualitario.
Dios es el agente moral absoluto tal como lo caracteriza su santidad con la cual se nos revela en las Escrituras. Él nos exige un parámetro moral digno de su honor, a nosotros como criaturas de su universo. De ahí la base del argumento tradicionalista.
Entonces bajo esta premisa, vamos a definir la relación entre el mismo sexo (La relación homosexual) para verlo como norma de conducta aceptada y adoptada por la sociedad. La relación homosexual se define como la atracción entre personas del mismo sexo, que además de buscar la felicidad del otro, y una retribución implícita por parte del otro, también incluye erotismo, lujuria y placer entre ambas personas del mismo sexo.
El amor entre dos personas del mismo sexo no es criticable en sí. Es bueno que nos interesemos por la felicidad del prójimo, lo que raya en el vacío es cuando ese amor incluye pasión, erotismo, lujuria y placer sexual entre personas del mismo sexo.
¿Cuál es el parámetro moral que va permitir esta norma como aceptable en la sociedad? Es difícil saberlo. La ética, por dogmática, (esto lo veremos en el próximo punto), rechaza la relación homosexual desde siempre, y por lo tanto, no tiene sentido legal.
4.- El argumento iusnaturalista
El argumento iusnaturalista es una parte del derecho que postula de alguna manera los derechos fundamentados en la naturaleza humana. (Ro 2.14). Este argumento ha sido usado para defender los derechos fundamentales basados en nuestra naturaleza, tales como los derechos humanos.
Se puede decir que la raza humana, por naturaleza, tiene derecho a procrearse, y el medio natural es el uso de la unión heterosexual. Acá, los defensores del matrimonio entre el mismo sexo han tomado este argumento para proponer que bajo esta premisa el ser humano tiene derecho a escoger su inclinación sexual.
Ellos prefieren usar la palabra género y no sexo, ya que eso les da una gama de posibilidades en cuanto a la orientación sexual. Han propuesto que las personas tienen la libertad de comportarse sexualmente como quieran y de acuerdo a las circunstancias.
La cuestión está en determinar si la intención sexual define el sexo, o lo define su naturaleza sexual. Ellos diferencian sexo de género, ya que el sexo biológico lo definen los genitales con los que nacen , y el género es la construcción social que se otorga en base a los genitales, pero las personas pueden no sentirse identificados con ellos porque esta identificación es algo establecido por la sociedad aparentemente de manera arcaica y que hoy no tiene ya vigencia.
Este argumento propuesto por los que defienden el matrimonio entre el mismo sexo pierde su validez en la naturaleza intrínseca del la definición iusnaturalista. Por que se pierde la esencia de la misma naturaleza humana, dejándola a merced de las construcciones sociales y lo que la sociedad decida sobre ello. Eso es inconsistente con el concepto primitivo de verdad.
Decimos que algo es verdad cuando lo que pensamos coincide con la cosa pensada. Un caballo no deja de ser un caballo solo porque lo llames de otra manera. Es su naturaleza. Es imposible escapar a la identidad de género: Varón y hembra.
Esto es verdad. No podemos relativizar esta verdad sin forzar la naturaleza de la misma. La Biblia dice que hacer lo contrario es actuar en contra de esta naturaleza, y que es producto de una mala comprensión sobre el ser y la voluntad de Dios para con nosotros y una corrupción de nuestra propia naturaleza (Ro 1.21-32)
No podemos inventar ni sexos ni géneros alternativos solo por construcciones sociales o modismos de épocas. Así que el rechazo al argumento iusnaturalista no puede ser refutado por la ideología de géneros. Nunca podrá superar la barrera de la verdadera naturaleza humana, y por lo tanto, es inconsistente. Se sigue sosteniendo la posición bíblica de rechazo al matrimonio entre el mismo sexo.
Así, las Escrituras proponen como matrimonio la unión legítima entre un hombre y una mujer con fines procreativos, relativos a la conservación de la especie humana durante toda la historia de la humanidad, dando como base el derecho natural de la persona de escoger pareja para ello en el sexo opuesto, en base a su identidad sexual proveniente de su misma naturaleza biológica. Ningún argumento jurídico, ético, biológico o natural puede establecer una realidad diferente. No existe en la posición bíblica la permisión del matrimonio entre el mismo sexo.
Dios es el agente moral absoluto, su santidad así lo caracteriza. El en su voluntad nos da el patrón moral a seguir, y que el cumplimiento del mismo por nuestra parte sea digno de su honor. Cambar la esencia del matrimonio es contradecir los planes de Dios, este es el poder detrás de la institución.
El homosexualismo es un pecado como cualquiera, y Dios odia el pecado. Ya fue condenado por Dios desde épocas muy antiguas (Lev 20.13) como una desnaturalización de la sexualidad humana. Y como cualquier pecado ha de ser condenado por Dios (1 Co 6.9).
Este es un punto claro. Ahora, la iglesia debe tener un trato justo y amoroso con estas parejas. Ayudarles al arrepentimiento de sus pecados y sus conductas de orientación sexual, al igual que los adictos o cualquiera que tengan conductas públicas que no esté de acuerdo con la Palabra de Dios.
La iglesia no pude hacer que el Estado prohíba el matrimonio entre el mismo sexo. Es una cuestión del Estado de dilucidar hasta donde la ley puede permitir lo que éticamente reprobable; pero si puede sentar posición rechazándolo en su papel de conciencia de una sociedad necesitada de valores y orientación con respecto a esta problemática.
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