Debemos Tener Pensamientos De Bien Y No De Mal. Jeremías 29:11
Todos los seres humanos reflejamos lo que llevamos en nuestro interior, por lo tanto, es fundamental que tengamos pensamientos de bien y no de mal. Todas las cosas (buenas y malas) que suceden son producto de lo que antes estuvo en la mente de alguien.
Por ejemplo, si una persona va a asesinar, primero piensa en el arma que va a utilizar, en el lugar donde atrapará a la víctima y en cómo desaparecerá el cadáver luego del acto. Después de realizar la planificación mentalmente, materializa el crimen.
Lo que quiero dar a entender con esto es que si pensamos en cosas buenas, haremos cosas buenas, pero si nuestras ideas son viles, lo demostraremos con nuestros actos.
Es necesario que nuestra mente permanezca pura ante los ojos de Dios, veamos qué dice la biblia acerca de cómo influyen los pensamientos en nuestra vida.
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Debemos tener pensamientos de bien y no de mal
La vida del hombre funciona de la siguiente manera. Todo comienza con tus pensamientos, que te hacen generar decisiones, que tienen como efecto acciones que te llevan a tener ciertos resultados. ¿Cómo generar buenos resultados? Teniendo buenos pensamientos. O sea, que malos pensamientos generan malos resultados. Proverbios 23:6 dice:
“Porque como es su pensamiento en su corazón, tal es él.”
Hay una frase muy famosa que dice “somos lo que pensamos”. Es una expresión bastante certera, por este motivo, debemos tener pensamientos de bien y no de mal. ¿Qué tipo de pensamientos te dominan? ¿Qué calidad tienen tus pensamientos? ¿Tienes pensamientos buenos o malos? ¿Cuánto te duran esos pensamientos? ¿Qué piensas de Dios? ¿Qué crees que Dios piensa de ti?
Dios nos ama, pero no hará lo que te toca hacer a ti. Tú tienes que hacer lo que está a tu alcance para que Dios haga lo que no se encuentra a tu disposición. Tú haces lo que puedes, para que Dios haga lo que tú no te es posible.
El Señor siempre nos ha dicho lo que tenemos que hacer, lo que nos conviene, y lo que Él hará si nosotros cumplimos lo que dice. Pero siempre nos ha dejado a nosotros la tarea de hacer. Deuteronomio 28: 1-2 dice:
“Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos los mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios”.
Dios nos quiere bendecir
Si hay una realidad en nuestros corazones es que anhelamos las bendiciones de Dios. Sabemos que las recibiremos en la medida que busquemos su presencia. Las bendiciones llegaran por añadidura al buscar Su presencia.
Sin embargo, no debemos buscar las bendiciones sino al Dios que las produce. Algo que hemos aprendido es que Dios anhela bendecirnos a nosotros aún más de lo que nosotros anhelamos, pero nos exige tener pensamientos de bien y no de mal. Jeremías 29:11 dice:
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”.
Otras versiones dicen:
“Pensamientos de bien y no de mal, para darles un futuro lleno de bienestar”.
Dios tiene sólo pensamientos buenos para ti, solo pensamientos de bien. El Señor sólo piensa que a ti te irá bien este año, que recibirás esa bendición pronto y que saldrás de esa aflicción fortalecido, que resolverás ese problema y aprenderás para enseñar a otros.
Dios solo piensa en la puerta que te abrirá, si alguna se te cerró. No existen en Él pensamientos de maldad para ti. Isaías 55:8-9 dice:
Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.
Uniendo las enseñanzas de estos dos versículos: Dios nos dice que sus pensamientos acerca de nosotros son buenos y que son más altos que los nuestros. La palabra más es un comparativo. Si yo digo: este muchacho es más alto que yo, para saber qué tan alto es el muchacho, necesitas saber que tan alto soy yo.
Lo que le estoy tratando de enseñar, es que el punto de partida de los pensamientos de Dios para tu vida, está en los tuyos propios. Dios siempre piensa bien de ti, pero que tan bien piensa de ti, depende de lo que tú mismo estés pensando constantemente.
Él hará más de lo que tú le pidas o esperes
Si estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, quiere decir que Dios siempre piensa las cosas antes de hacerlas. Y como siempre piensa bien, en todo momento las hace bien. En Génesis 1:31 nos encontramos con la siguiente palabra:
“Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”
Ahí están más de 7,000 promesas en la Biblia, muchas de ellas no las has recibido aún, pero Dios ya pensó en dártelas, ¿me explico? Dios, igual que nosotros, primero piensa en algo, lo decide, lo hace y mira los resultados. Tus pensamientos moverán a Dios en gran manera.
Efesios 3:20 dice:
“Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantes de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros”.
Otra versión dice:
Dios se va a mover en la medida que tú tengas buenos pensamientos acerca de ti.
Persevera en tus pensamientos
No se trata de pensar un día bien y seis mal, o un rato bien y 23 horas del día mal, o a veces bien y a veces mal. La Biblia dice que debemos perseverar en los pensamientos que tenemos acerca de Dios. Isaías 26:3 dice lo siguiente:
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
La única manera de vivir en paz, es perseverar en los pensamientos de Dios, y eso sólo se logra confiando en Él. Mantén pensamientos de bien y no de mal con referencia a ti. Y además, por tu entera confianza en Dios. En proverbios 16:3 podemos encontrar el siguiente:
“Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados”.
Tienes que poner todo en manos de Dios. Si tú confías en Él, Él hará que tus pensamientos se afirmen. Eso significa que tus pensamientos serán buenos.
Discierne tus pensamientos con la palabra
Hebreos 4:12 nos dice:
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”.
Discernir es distinguir. La palabra de Dios es la que te puede ayudar a distinguir los pensamientos buenos de los malos, a darte cuenta de los pensamientos buenos y los malos. Si tú tienes constantemente malos pensamientos, leer la palabra hará que los disciernas correctamente como Dios te enseña. Filipenses 4:8 dice o siguiente:
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Debes tener pensamientos de bien y no de mal. Piensa bien de la gente, de lo que estás pasando, de lo que viene, piensa bien de ti y de los que te rodean. Esto es exactamente lo que Dios quiere que hagas.
Aprende a pensar bien
Salmos 1:1-3 dice:
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”.
Cuando le pides a alguien un consejo, le estás pidiendo que intervenga en tus pensamientos. Debes cuidar con quién te relacionas y meditar de día y de noche. Meditar es pensar en algo de tal manera que absorba todo nuestro pensamiento hasta que lleguemos a imaginar que estamos viviendo eso.
Meditar es imaginar algo que nos absorba tanto que lleguemos a sentir que ya estamos viviendo eso. Para tener pensamientos buenos de ti, debes meditar en la palabra de Dios. Si lo haces, todo lo que hagas prosperará.
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Pensamientos finales
Dios nos exhorta a tener pensamientos de bien y no de mal para que seamos bendecidos en gran manera, porque aunque no lo creamos, somos lo que pensamos y proyectamos lo que tenemos en nuestro corazón y en nuestra mente.
Cuando materializamos algo, es porque ya lo hemos pensado, por lo tanto, debemos cuidar lo que guardamos en nuestro interior para que no afecte nuestro yo exterior y la relación que tenemos con nuestro Creador.
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