Los dones y frutos del Espíritu Santo según la biblia

Los dones y frutos del Espíritu Santo son bendiciones que Dios le ha otorgado a cada uno de sus hijos para su Gloria y su honra. Con ellos demuestra su amor, bondad y misericordia. A través de éstos recibimos las promesas del Señor, tal como lo dice su palabra: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que se nos ha dado” (Romanos 5:5)

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Índice De Contenidos

    Los Dones y frutos del Espíritu Santo y su significado

    La existencia de cada uno de los dones atribuidos por el Espíritu Santo representan una verdad a nivel de la teología, ya que está abalada por la Sagrada Escritura y respaldada por el Magisterio de la Iglesia. Por esta razón se ha demostrado que el Señor les ha dado estos dones a sus Hijos con un propósito determinado.

    Existen muchos testimonios en la Biblia que prueban su existencia, tal como el profeta Isaías lo anuncia en el siguiente pasaje bíblico: “Reposará el Espíritu de Yahwéh, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de entendimiento y de temor de Dios” (Isaías 11:2).

    En este sentido se conoce como don a todo acto de compasión, regalo o donación sin condición alguna. La Sagrada Escritura nos enseña la gracia cristiana como el reflejo del amor de Dios.  El apóstol Santiago nos dice que “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago 1:17).

    Por su parte San Pablo, nos da una referencia sobre la importancia del don de Dios en la vida de un cristiano, la fe y el bautismo. Al respecto nos dice lo siguiente: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efesios 2:8).

    En este sentido El Espíritu Santo representa el primer don y de éste provienen todos los demás dones divinos. En la biblia encontramos muchos ejemplos de ellos y del propósito que tienen en la vida de los Hijos de Dios, ya que a través de ellos Dios se glorifica y dejar ver los frutos de su Santo Espíritu.

    Debemos comprender que los dones son cualidades sobrenaturales, y son muy diferentes a las virtudes que podamos tener en nuestra vida. Con estos dones la persona  dispone de la inspiración del Espíritu Santo para alcanzar o lograr cosas que por sí solos no pueden hacer.

    De esta manera los dones del Espíritu están conectados entre sí, de tal forma que el que está en gracia los posee todos y sin ella no puede obtener ninguno. Además permanecerán en el cielo en su perfección absoluta. Pero los dones de entendimiento y sabiduría son los más perfectos y tienen un impacto en la vida iluminada.

    Cuáles son los dones del Espíritu Santo

    Como se mencionó anteriormente los dones del Espíritu Santo corresponden a algunos hábitos sobrenaturales atribuidos por Dios y poseen un propósito determinado e impuesto por él, a fin de ser glorificado y adorado por la humanidad en su totalidad.

    Por esta razón, las personas se connaturalizan con los actos a que es movido por el Espíritu en orden a la realización de actos sobrenaturales correspondientes a al mundo divino y sobrenatural que solo Dios puede controlar.

    De esta manera los Hijos de Dios que tenemos estos dones espirituales somos movidos por el Espíritu Santo como instrumentos directos de él. Seguimos el mandato especial del Espíritu divino del Señor.

    En el libro de Isaías 11:2-3 podemos presenciar seis dones espirituales: “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová”

    Pero en el libro de Romanos Pablo menciona el don de adopción como un don piedad en su Carta a los Romanos: “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre!” (Romanos 8:16).

    De esta manera los dones del Espíritu Santo, revelan quiénes son los verdaderos Hijos de Dios y tienen el propósito de exaltar el nombre de Nuestro Padre Celestial. Al respecto conoceremos más a fondo cada uno de ellos:

    1.- El Don de la sabiduría

    Este atributo que Dios nos brinda es privilegiado y es la base de la adquisición de un nuevo conocimiento, lleno de compasión, bondad y amor del Señor, y por eso el alma comienza a tener contacto con el mundo espiritual y divino. Así que este conocimiento sobrenatural nos da la capacidad de juzgar todas las cosas pero siempre según la mirada y juicio de Dios.

    En este sentido, el cristiano fiel que tiene el privilegio de adquirir este regalo divino, goza de la facultad de ver  el interior de las realidades de esta tierra, puede además valorar a toda la creación, viéndolos con los propios ojos del Señor. Así que este don representa el más importante de los atributos dados por Dios.

    2.- El don del entendimiento

    Este don nos capacita para “entender” las verdades de la fe en Cristo, según nuestras propias necesidades. Nos da la habilidad para poder comprender a profundidad la Palabra del Señor.

    Este regalo divino no solo agudiza la inteligencia de las cosas divinas y espirituales sino que nos da otra visión de las cosas del mundo y las personas que nos rodean.

    3.- El don del consejo

    Este don nos conduce a seleccionar aquello que nos dará la salvación y a rechazar de la misma manera, todo lo que se opone a ésta.  Además puede iluminar nuestra conciencia para saber tomar las decisiones correctas en nuestra vida cotidiana.

    De esta forma, el don de consejo actúa sobre nuestra conciencia y nos otorga una nueva visión de las cosas. Nos sugiere aquello que es correcto delante de los ojos de Dios, lo que le conviene a nuestra alma.

    Por otro lado, este regalo divino complementa a la prudencia y nos guía en espíritu y en verdad. Nos ilumina sobre aquello que debemos hacer, sobre todo si se refiere a decisiones muy importantes.

    4.- El don de la Fortaleza

    Este atributo divino se refiere a fuerza sobrenatural que nos sostiene para poder hacer de forma valiente lo que Dios desea de nosotros, y poder de esta manera sobrellevar y superar las adversidades de la vida.

    En este sentido, este don nos guía y nos ayuda a combatir con el pecado, con nuestros deseos carnales. También nos ayuda a superar la ira y la timidez.

    5.- El don de Ciencia

    Este don nos proporciona el verdadero valor de todas criaturas en su relación con Dios que es su creador y de todo lo existente sobre la faz de la tierra.

    De esta manera a través de este regalo divino y poderoso podemos conocer aquello que es bueno o es malo para nuestra propia salvación.

    También nos ayuda a descifrar y conocer cuál es el sentido de todo lo creado, observando las cosas como manifestaciones verdaderas y reales, un poco limitadas, de lo que es verdad, de la belleza, del amor eterno que es Dios.

    El hombre, que es iluminado por este don, descifra al mismo tiempo la distancia eterna que divide a las cosas que pertenecen al Creador. Nos da a conocer la intrínseca limitación, la asechanza que puede presentarse si se peca haciendo mal uso de ellas.

    Este don nos permite entonces descubrir lo malo del pecado que nos asecha, las tentaciones de la vida y cómo evitarlas. Nos muestra el camino de luz que debemos seguir, y lograr la plenitud del Señor, conociendo a profundidad todas las cosas de su creación.

    6.- Piedad

    Este don tiene el poder de sanar las heridas de nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre al amor para con Dios como nuestro Padre Celestial. También para con nuestros hermanos que son hijos del mismo Padre. Además nos ayuda a tener una actitud íntima e inocente con Dios.

    Con relación a nuestros hermanos, este don, elimina del corazón aquellos aspectos que nos causan cierta tensión y desunión como son la ira, impaciencia, amargura, y lo nutre con sentimientos de compasión, perdón y tolerancia. Es decir nos llena de misericordia.

    7.- Temor de Dios

    Este don se refiere al temor que tenemos de ofender a Dios con nuestras acciones, pensamientos y espíritu, ya que sabemos que nos puede castigar como el Padre que es.

    Nos proporciona un espíritu contrito delante del Señor, para estar conscientes de nuestros pecados y del castigo divino, pero sabiendo que Dios tiene misericordia y nos puede ayudar en todo lo que le pidamos de corazón.

    Este don hace que nuestra alma se preocupe de no disgustar al Señor, de no ofenderlo en nada de lo que hagamos, pensemos o sintamos en nuestro corazón, ya que él lo escudriña y sabe todo de nosotros.

    Al respecto la palabra hace referencia a este don como uno de los principios que debe tener todo creyente:  “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza” (Proverbios 1:7)

    En este sentido, los atributos que nos da el Espíritu Santo son muestras del poder de Dios en sus hijos, quienes poseen propósitos aquí en este mundo, dando el mensaje de salvación a todas las personas. Cada uno de estos dones son dados con ese propósito y todos se relacionan entre sí.

    De esta manera el don de sabiduría se relaciona con la piedad, y las personas que poseen este atributo ven todo a través de Dios y lo juzgan dentro del plano divino, traspasando las fronteras de lo que conocemos.

    El don de entendimiento se relaciona con la fe, y tiene que ver con los misterios sobrenaturales. El don de consejo se relaciona con la prudencia, de tal forma que nos orienta y nos muestran el camino a seguir.

    Por su parte, el don de fortaleza se refuerza en él mismo,  donde se hace presente el heroísmo, resistiendo ataques y peligros, firmes en el cumplimiento del deber, desafiando todos los obstáculos que se le puedan presentar en el camino.

    El don de ciencia se relaciona con la fe, enseñándola a juzgar correctamente las cosas creadas por Dios. El don de piedad tiene relación con la justicia. Este don de igual forma, eleva y perfecciona el patriotismo realmente.

    El don de temor se relaciona con la esperanza y templanza. No existe nada más efectivo para frenar los deseos carnales que el temor de los castigos divinos.

    Los doce frutos del Espíritu Santo

    Cuando el Espíritu Santo trabaja en nuestra alma y permanece en estado de gracia santificante, se comienzan a ver los frutos de este Espíritu Divino, los cuales son:

    1.- Caridad

    Este fruto nos permite visualizar a Cristo en nuestro prójimo. Es por esto que les ayudamos aunque resulte ser un sacrificio para nosotros.

    2.- Gozo

    Este fruto surge de la posesión del Señor. Nos hace ser personas felices y cordiales, buscando siempre generar alegría en los demás. Este gozo proviene de la presencia de nuestro Señor, quien nos proporciona un gozo inexplicable que va más allá del entendimiento, tal como lo expresa la palabra:

    3.- Paz

    Este fruto nos hace ser personas armónicas, calmadas, tranquilas. Mantiene alegre nuestra alma contra todo lo que se le opone. Por lo cual aleja el temor y toda perturbación.

    Dones y frutos del Espíritu Santo
    Dones y frutos del Espíritu Santo

    Al respecto Jesucristo nos habla en la palabra respecto a este fruto del Espíritu:  “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7)

    4.- Paciencia

    Este fruto nos permite poder controlar nuestro carácter. Saber esperar en Dios y tener la confianza de que el Señor obrará en su tiempo, según su voluntad. Además nos quita la ansiedad, el afán, y nos da la certeza del poder de Dios, por lo cual somos pacientes en él.

    5.- Mansedumbre

    Este fruto nos hace ser mansos en medio de la tempestad. Controla la ira y todas las reacciones violentas ante circunstancias adversas que se nos presenten. Un ejemplo de mansedumbre es Jesucristo, quien tuvo que aguantar humillaciones y golpes.

    6.- Bondad

    Este fruto del Espíritu nos ayuda a nos criticar a nuestro prójimo, a ser bondadosos y tratarlos bien, así como Jesús trató a sus discípulos, siendo bondadoso en todo momento. También la bondad en nosotros nos permite ocuparnos de los demás, ayudándolos en su necesidad, siempre bajo la cobertura del Altísimo, del creador de todo lo existente.

    7.- Benignidad

     Este fruto nos enseña a ser amables y no andar creando contiendas con todas las personas. Nos proporciona una dulzura especial en el trato con nuestro prójimo.

    8.- Longanimidad

    Este don nos ayuda a no estarnos quejando por todos los problemas y sufrimientos que se nos presentes, sino a sobrellevarlos de la mejor manera posible. Nos ayuda a ser perseverantes ante las adversidades.

    9.- Fe

    Este fruto nos ayuda a proteger nuestra fe en público y no encubrirla por vergüenza o temor. Además nos proporciona cierta facilidad para aceptar todo lo que hay que creer, firmeza para apoyarnos en ello, seguridad de la verdad que creemos sin sentir dudas. Al respecto la palabra nos dice lo siguiente:

    “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11: 1-3)

    10.- Modestia

    Este fruto nos enseña a ser cuidadosos y discretos con nuestro cuerpo, evitando ser ocasión de pecado para nuestros hermanos. Nos ayuda a respetar nuestro cuerpo y comprender que es templo y morada del Espíritu Santo, tal como lo expresa la palabra:

     “¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6:19)

    11.- Templanza

    Este fruto del Espíritu Divino nos permite poder controlar nuestras propias pasiones y no dejarnos llevar por éstas. Especialmente refrena nuestra afición de comer y beber, evitando de esta manera los excesos o defectos que se pudieran suscitar.

    12.- Castidad

    Nos ayuda a ser cuidadosos y a tener delicadeza en todo lo referente al uso de la sexualidad, y también de los placeres de la carne.

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