Estilo de Vida del Creyente. 10 formas para ser un verdadero cristiano

El estilo de vida del creyente corresponde a las cosas en las que se debe centrar, tales como la majestuosidad de Dios, la conversión personal, el poder que tiene el evangelio, la autoridad de las Sagradas Escrituras, la predicación de las buenas nuevas y a lograr hacer una diferencia en la sociedad.

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De esta manera el estilo de vida del creyente se basa fundamentalmente en lo que establece la biblia, en los preceptos dados por Dios, en el plan divino, en el sacrificio perfecto de Jesucristo en la Cruz del Calvario. En eso se centra el verdadero cristiano, en practicar aquello que nos enseña Dios mediante su palabra, su testimonio, sus milagros, sus profecías.

Por lo cual cuando una persona toma la decisión de aceptar a Cristo como su único y verdadero salvador, el Espíritu Santo comienza a obrar y a manifestarse en la vida del creyente de una forma sobrenatural.

En este sentido ser un cristiano evangélico tiene que ver con tener un compromiso real con Cristo, con el evangelio. Es buscar siempre la justicia social,  la renovación cultural, la justicia racial, el ministerio en el poder del Espíritu, la acción política, el cuidado de la creación, buscar la pacificación y la reconciliación. El evangelio que tenemos es generoso e incluyente, y es más fiel al evangelio y a la presencia de Jesucristo.

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    Estilo de vida del creyente. 1o formas para ser un verdadero cristiano

    La Biblia representa la máxima autoridad en la vida del creyente, y las personas necesitan la salvación otorgada solo mediante el evangelio y la persona de Jesucristo; y Dios nos llama a proclamar el nombre de Cristo y su salvación en todas las maneras posibles. Por esta razón debemos tener buen testimonio y existen diferentes maneras para lograrlo, tales como:

    1.- Acceder a un evangelio más completo

    Los creyentes evangélicos deben considerar todo el testimonio bíblico y todo el evangelio en general, ya que no existe evangelio sin la historia bíblica en su totalidad.

    De esta manera, el Señor nos llama al arrepentimiento y al discipulado, donde se estudie la historia de Dios, considerando la creación de todo lo existente hasta el juicio final, donde se da la batalla y se accede al reinado de Jesucristo. Tal como lo dice la palabra:

    “Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor” (Hechos 3:19)

    Así que Dios nos hace un llamado para que nosotros respondamos a toda la historia bíblica (desde la creación al fin del mundo). En este sentido, el evangelio sería el punto culminante de esa historia, como se manifiesta en la persona y obra de Jesucristo.

    La historia bíblica total y definitoria detalla nuestro ser, nos muestra nuestra identidad. Revela nuestro propósito en la tierra. Nos otorga nuestra misión. Y manifiesta nuestra esperanza y convicción. Esta historia nos enfoca la visión de comunidad y revela de esta forma nuestra meta como cristianos comprometidos con la obra del Señor. Pero esta historia debe estar basada fundamentalmente en infundir, enmarcar y dar forma a todo lo que proclamamos y ponemos en práctica.

    Así que el evangelio nos hace un llamado a cuidar nuestra salvación personal y a transformar todas las cosas en Cristo. El evangelio constituye una invitación a unirse a la historia de la trinidad del Señor, del Israel bíblico, del Jesús judío y del reinado de Dios. Una gran historia enmarca nuestra visión para el discipulado, la ética, la misión y la comunidad en general. Y el evangelio es el punto crucial de esa historia.

    La comprensión más amplia del evangelio nos lleva a mantenernos firmes en nuestro propósito, a cuidar nuestra salvación personal, la justicia, la creación, la construcción de la reconciliación, entre otros aspectos. Por lo cual, el testimonio bíblico entero y la historio nos llaman a darle valor a todas estas cosas.

    2.- La Biblia como instrumento fundamental

    La Biblia es fundamental para la vida del creyente, ya que nos proporciona una visión clara sobre la obra de Dios, desde la creación hasta los últimos días. Ésta exhorta, nutre, inspira, y constituye la palabra autoritaria de Dios, la cual es inspirada por el Espíritu Divino de Dios. Así que los creyentes evangélicos no deben dejar a un lado la autoridad bíblica, ya que las Sagradas Escrituras corresponden a los preceptos propiamente de Dios.  Tal como lo expresa la palabra:

    “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12)

    3.- Permanecer unidos en el propósito de Dios en la tierra

    Dios tiene un propósito en la tierra y es procurar que ningún alma se pierda, y para ello la iglesia que somos todos, debe estar unida, ya que la misión de Dios tiene que ver además con la restauración de todas las cosas que tienen que ver con Dios y nuestro objetivo debe darse en función de eso.

    Por lo cual el creyente debe estar unido a esa misión del Hijo, del Padre y del Espíritu Santo, ya que sin unidad no se puede llevar a cabo la obra de Dios en la tierra como iglesia. Asimismo el cristiano debe rechazar toda falsa doctrina, división, injusticias sociales, entre otras. Por lo cual debe estar firme sobre la roca que es Jesucristo, instruyéndose siempre con la palabra de Dios que es y debe ser nuestro alimento diario, con el cual podemos practicar el evangelio y proclamar las nuevas de salvación.

    De esta manera que el estilo de vida del creyente tiene que estar enfocado en la justicia, proclamación, maravillas, restauración, señales y prodigios. Esto es lo que identifica a un verdadero cristiano, que trabaja en unidad para glorificar el nombre de Nuestro Señor Jesucristo.

    4.- Promover el discipulado en comunidad

    Los creyentes deben enfocarse no solo en la conversión personal e individualista. La comunidad es fundamental para los corazones e iglesias transformados. Las iglesias deben centrarse en la ortodoxia que se refiere a las creencias renovadas; en la ortopraxis que son aquellas prácticas transformadas y la ortokardia referida a los corazones renovados. Los tres deben darse de forma dinámica, transformadora e integral. Estos se basan en la transformación personal y corporativa.

    Estilo de Vida del Creyente
    Estilo de Vida del Creyente

    Jesucristo mediante su palabra nos invita a descubrir el discipulado dentro de la comunidad, a la comunión con los hermanos cristianos. Debemos compartir la comunión con la Trinidad y con todos los pueblos del Señor. De esta manera nos convertimos en verdaderos discípulos cuando estamos juntos, y no de forma individual.

    5.- Saber escuchar y aprender de los demás

    La mayoría de las veces los cristianos evangélicos se consideran muy arrogantes, ya que siempre piensan que tienen la razón y que ya no necesitan aprender. Pero en la vida siempre hay algo que aprender cada día, y cuando se trata de escudriñar las escrituras siempre encontraremos algo para edificarnos y algo que no sabíamos.

    Por lo cual un verdadero cristiano debe ser humilde y aprender a escuchar a los demás hermanos y aprender de ellos, ya que no lo sabemos todo. Además resulta muy regocijante poder intercambiar ideas y poder edificarnos con las enseñanzas de alguien más que pueda instruirnos en la palabra o darnos lecciones de vida. Tal como se aprecia en la palabra:

    “Esto, hermanos, lo he aplicado en sentido figurado a mí mismo y a Apolos por amor a vosotros, para que en nosotros aprendáis a no sobrepasar lo que está escrito, para que ninguno de vosotros se vuelva arrogante a favor del uno contra el otro” (1 Corintios 4:6)

    6.- Ensamblar la palabra, justicia y el espíritu

    El cristiano debe estar enfocado primeramente en el propósito de Dios en la tierra y para ello debe unir palabra, justicia y espíritu. Esto se trata de estudiar la biblia, manifestar el poder del Espíritu a través de sus maravillas y señales.

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     Además se trata de hacer la paz y la justicia y el Ministerio de la reconciliación. Tal como le expresa la palabra: “Todo esto es de Dios, quien nos reconcilió consigo a través de Cristo, y nos ha dado el ministerio de la reconciliación” (2 Corintios 5:18).

    De igual forma el estilo de vida del creyente se trata de la lucha contra la injusticia, es hacer frente a la explotación, cuidarnos unos a otros, mostrarnos amables con los demás, dar buen testimonio de las buenas obras, entre otros aspectos que reflejen el amor de Dios y su propósito en la tierra.

    7.- Buscar la paz en un mundo dividido

    En la actualidad estamos viviendo una era de divisiones y conflictos, y los creyentes desempeñan un rol importante implementando y proclamando la paz en todos los rincones del mundo. Sin embargo los hechos hablan más que las palabras. Por esta razón es importante realizar buenas obras en función a eso y buscar la conciliación entre hermanos, entre pueblos, entre naciones enteras. Tal como lo expresa la palabra:

     “Lo que también habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practicad, y el Dios de paz estará con vosotros. Dios llama a la iglesia para ser un pueblo de paz y reconciliación” (Filipenses 4:9)

    En este sentido, Jesús invita a la iglesia para proclamar la paz y la unidad, como una comunidad pacífica. Y además llama a su iglesia para que sea constructores de paz en un mundo donde prevalece la maldad, la guerra, la violencia y la falta de valores.

    8.- Reintegrar la justicia

    Un verdadero creyente busca en todo momento reintegrar la justicia en la sociedad, que actualmente se haya sumida en cosas banales, carnales que nada tienen que ver con Dios. De igual forma cuando hablamos de justicia, debemos ponerla en práctica en nuestro diario vivir, en nuestra comunidad, en nuestro hogar, en la iglesia, en todo momento y en todo lugar porque la justicia es de Dios.

    En este sentido, restaurar la justicia tiene que ver con el hecho de hablar de forma amplia acerca de los problemas. Hablar de las discriminaciones, injusticias, muertes y atrocidades. Consiste de igual forma en escuchar las preocupaciones y pensamientos de los demás, incluso cuando éstos parecen enfocar problemas que no nos afectan directamente a nosotros.

    De esta manera, se refiere a la defensa de los derechos y el bienestar de los demás a pesar de que su prosperidad o crecimiento están relacionados al nuestro. Se trata entonces de aplicar la empatía.

    Así que cuando se trata de buscar la justicia, se trata de seguir a un Dios justo y permanecer como una iglesia justa, ya que Dios odia la injusticia porque él es justo. La iglesia debe representar una comunidad alterna, así que Dios llama a esta iglesia a proclamar, encarnar y manifestar una justicia restaurada.

    9.- Cuidar la creación y el medio ambiente

    La iglesia debe tener cuidado de la creación y la naturaleza, ya que todo lo que existe fue formado por Dios y nosotros como creyentes tenemos la responsabilidad de contribuir a la sanación del planeta y que ningún alma se pierda.

    De este modo que aquellos cristiano que no sienten interés por la humanidad y por el planeta, están rechazando y negando el evangelio, ya que la palabra nos exhorta a hacer buenas obras, proclamar la justicia social, cuidar todo lo creado, para así dar buen testimonio de lo que hace Dios por cada uno de nosotros.

    10.- Mostrar un evangelismo humilde, amoroso y bondadoso

    Los cristianos deben estar comprometidos a proclamar el evangelio y a vivirlo dentro de su cotidianidad. Predicar el evangelio es el propósito principal que tenemos como iglesia, como creyentes de un Dios vivo.

    Por lo cual el verdadero cristiano valora el poder de la conversión, el señorío de Cristo, la autoridad de la palabra, la gloria del evangelio y acepta con responsabilidad el llamado de hacer discípulos y predicar el evangelio en todas las naciones. Tal como lo dice la palabra:

    “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” (Marcos 16:15-18)

    En este sentido el estilo de vida del creyente se basa entonces en derribar las falsas divisiones, proclamar las buenas nuevas de Cristo, hacer buenas obras conforme a la justicia de Dios, revelar las maravillas y prodigios de Dios y su poder, ayudar a la comunidad, ser solidarios, instruirnos cada día en la palabra, ser humildes, aprender a escuchar al otro, dejar a un lado el individualismo, aceptarnos, respetarnos y amarnos, entre muchas cosas que debemos aplicar en nuestro diario vivir para dar buen testimonio de lo que ha hecho y hace nuestro Dios en nuestra vida como creyentes.

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