¿La Salvación Se Pierde? Mitos Y Verdades

¿La salvación se pierde o no? Esta es una pregunta que generalmente tiene muchas respuestas infundadas de parte cristianos que solamente se basan en la experiencia, la creencia propia y la fe en sí mismos. Por su parte, los teólogos, han contradicho muchas de las posiciones de los mismos, por lo tanto este tema ha creado bastante polémica, incluso entre los mismos cristianos de diferentes denominaciones. Aquí te mostraremos la verdad acerca del regalo más grande que se le ha entregado a la humanidad desde el principio de los tiempos: “la salvación”.

¿La Salvación Se Pierde?
¿La Salvación Se Pierde?
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    ¿La salvación se pierde?

    La respuesta a esa pregunta bíblicamente es un rotundo, claro, enfático, alegre y glorioso “No”. Una persona nacida de nuevo no puede morir. Dios no dice: “te portaste bien, toma la salvación”, “pecaste, ahora dame mi salvación otra vez”. ¡Se oye hasta absurdo! ¿Cierto? Daré algo de pensamiento bíblico aquí, tratando de ser lo más textual posible para explicar la verdad acerca de si la salvación se pierde o no. Hay tres cosas importantes que debes de tomar en cuenta:

    1. Dios no nos dio vida temporal

    La vida que se imparte en el nuevo nacimiento es precisamente la vida eterna. “Este es el testimonio de que Dios nos dio vida eterna [nos ha dado vida eterna], y esta vida está en su Hijo” (1 Juan 5:11). Entonces no nos dio vida temporal, sino vida eterna. Ya estamos participando en la vida de la era venidera.

    "Si eres llamado, no puedes perder tu salvación"

    2. Los llamados son santificados y son salvos

    El tipo de llamado del que habla Pablo en Romanos 8:30 es la llamada de Lázaro, por Jesús, desde la tumba: “Lázaro, sé que estás muerto. Ahora sal” (ver Juan 11:43). El llamado crea la vida, y eso es lo que le sucedió a todos los cristianos: el llamado soberano de Dios creó la vida. Eso significa que hay una promesa adjunta al llamado.

    Aquí hay algunos textos que muestran esta conexión. Primero Tesalonicenses 5: 23–24 dice: “Que el Dios de la paz mismo te santifique por completo...en la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que te llama es fiel; seguramente lo hará”. Entonces la lógica aquí es: si has sido llamado, Dios es fiel y te guardará para el último día.

    3. Preservación de los predestinados

    Mucha gente piensa que la seguridad eterna es como una vacuna. Piensan: “Cuando tenía 6 años, oré y Dios vacunó mi brazo”. “Por lo tanto, no puedo contraer la enfermedad de la condenación". Así no es como es. Más bien, es más como ingresar a la terapia de por vida con un médico que dice: “Eres mi paciente. Harás lo que te digo y te llevaré hasta el final, completo hasta el último día.

    Aquí está Jeremías 32:40 que dice: “Haré con ellos un pacto eterno, no dejaré de hacerles el bien”. “Y pondré el temor a mí en sus corazones, para que no se aparten". Entonces, el nuevo pacto que Jesús compró con su sangre es un pacto de preservación. No es solo seguridad de alguna manera mecánica. Es preservación de forma activa. Dios está activo en mi vida.

    "La perseverancia en la fe es la evidencia de que hemos sido hechos parte de Cristo".

    Cuando les pregunto a las personas: "¿Cómo sabes que serás cristiano cuando te despiertes por la mañana?" mucha gente está un poco sorprendida por la pregunta. Responden: "Oh, porque, ya sabes, es como ser humano". No, no es como ser humano. Te despertarás siendo cristiano mañana por la mañana porque Dios es fiel. Dios te despertará y despertará en ti su fe.

    El problema del legalismo

    La biblia es muy clara, lo que sucede es que algunas personas se basan aún en la ley, esa ley de la que habla el antiguo testamento, la ley que tenía que ser cumplida a cabalidad para poder obtener la salvación. Las normas impuestas allí eran muy estrictas, es decir, si incumplías con tan solo una de estas no podías ser salvo. Por ejemplo, comer animales ahogados era considerado impuro (pecado), que una mujer no saliera del campamento cuando tenía la menstruación también era considerado pecado.

    Deuteronomio 23: 9 resalta muchas de las cosas que estoy explicando. Algunos dicen que puedes perder la salvación si cometes un pecado, y la realidad es que si fuera así, ninguno de nosotros pudiera ser salvo. Por ejemplo, en los años que tengo yendo a la iglesia, aún no he visto el primer cristiano saliendo de su casa y quedándose una semana por fuera simplemente porque tiene ganas de hacer sus necesidades biológicas o tiene la menstruación (en caso de la mujer). Nada más por este pequeñito detalle ya todo el mundo perdió la salvación.

    El que cree ser salvo por la ley, desecha la gracia de Cristo

    La creencia de que la salvación se pierde es un problema que ha creado el legalismo. El legalismo busca la justicia de Dios por medio de los esfuerzos humanos, mientras que la fe pone la confianza solamente en el sacrificio de Cristo (Romano 5: 6-9). Al buscar la salvación mediante los esfuerzos humanos, estamos desechando la gracia que nos otorgó Cristo. (Romanos 11: 6, Gálatas 5: 4). Solamente la cruz de Cristo puede salvar.

    En el versículo anteriormente mencionado del libro de Gálatas dice que si te justificas con la ley, estás cayendo de la gracia, es decir, estás diciendo que la gracia no sirve. Sí, literal; estás diciendo que la gracia no sirve y que el sacrificio de Cristo tampoco sirvió de nada. El justificarse por la ley no es lo correcto porque si fuéramos salvos por la ley, entonces ¿para qué murió Cristo? ¿Cristo pasó todo eso en la cruz nada más para hacer un espectáculo del cristianismo? No tiene lógica ¿verdad?

    Gálatas 2: 21 dice que si la justicia se obtuviera por la ley, entonces el sacrificio de Cristo fue en vano. Este versículo fundamenta lo que dije anteriormente. La realidad es que Dios fue tan misericordioso que envió a sacrificio a su hijo unigénito porque sabía que con la ley nadie iba a poder ser salvo, era demasiado difícil que alguien lograra obtener la salvación de esa manera.

    Gracias a este sacrificio, hemos sido liberados de la esclavitud y justificados por gracia. Sin embargo, hay personas que aún no quieren deshacerse del legalismo porque creen en la perfección propia y no en la que viene de parte de Dios. El legalismo ha ocasionado jactancia, ha causado que aún los cristianos confíen en ellos mismos y no en el poder de Dios. La humildad ha pasado a un segundo plano porque todos se creen perfectos. Esto a su vez, ha provocado que se juzguen los unos a los otros, y que la gente se olvide de que existe la misericordia y el perdón de Dios.

    En Tito 3: 5-6 nos recalca que el hombre nunca podrá ser salvo por sus buenas obras, porque en él mora el pecado. El hombre será salvo solamente por la misericordia de Dios, por el precio que fue pagado con el derramamiento de la sangre de Cristo en esa cruz que se llevó consigo todos nuestros pecados y nos justificó para hacernos salvos.

    Entonces te pregunto ahora yo a ti ¿la salvación se pierde? ¿Crees que dios siendo perfecto nos daría un regalo para después quitárnoslo? O ¿crees que puedes ser salvo mediante tus “buenas obras o actos de justicia”? ¿Quieres decir que Cristo pasó todas esas cosas espantosas en una cruz simplemente porque Dios quería hacerse notar? Creo que todo está más que claro aquí.

    ¿Entonces las personas que se apartan de cristo aún son salvas?

    La posición que contradice el tema de que la salvación se pierde, crea una pregunta clave que las personas “Bueno”, ¿Qué pasa con las personas que están en la iglesia? Han sido diáconos o ancianos, y parece que se salvaron en la universidad. Cinco años después, y lo han tirado todo. Algunos de ellos mueren en esa condición. “¿Qué hay de ellos?”. Creo que hay dos versos clave en los que la gente debería pensar mucho. Primero de Juan 2:19:

    “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubieran sido de nosotros, habrían continuado con nosotros". "Pero salieron, para que quede claro que no todos son de nosotros".

    La salvación no se gana, es entregada por gracia (es un regalo que se nos da por aceptar a Cristo), y por ende, no se puede perder. Cuando la perseverancia no se cumple, entonces nunca estábamos en la seguridad. Aquí está la clave: la garantía, por lo tanto, no es automática. Es una seguridad arraigada en nuestra confianza en un Dios absolutamente soberano que guarda el pacto, un Dios que dio a su Hijo en nombre de los pecadores para que cuando lo miremos, el Espíritu Santo nos testifique que somos hijos de Dios y que somos salvos por creer en Él.

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