Una vida con propósito en Cristo Jesús es una vida feliz

Una vida con propósito es aquella que está destinada a cumplir una meta, a alcanzar logros, a ser exitosa. Pero el mayor propósito que debes tener en la vida es ser feliz, y solo con Cristo lo podemos lograr, ya que él es nuestro gozo.

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Para muchas personas el propósito que tienen en la vida es estudiar, ser profesionales, conseguir un excelente empleo, tener buenas finanzas, un lindo hogar, hijos sanos e inteligentes, un esposo o esposa maravillosa.

Sin embargo, la realidad es que sin Dios, nada podemos lograr porque él debe ser la base central de nuestra vida, nuestro propósito fundamental debe ser llegar a su presencia, conocerlo cara a cara, tener el privilegio de sentarnos en la mesa a cenar con él.

Aunque esto suene espléndido, cuán difícil es lograrlo, poder tener paz en medio de la tormenta, pasar vicisitudes, pruebas muy duras, reír pero también llorar, vivir en la escasez y en la abundancia. Es decir que la vida es un torbellino, en el cual estás inmerso, desafiando los retos propios de ésta.

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    Una vida con propósito – Qué significa eso en la vida de un cristiano

    La vida con propósito para un cristiano se resume en el hecho de que hemos sido sellados con el espíritu Santo, y nuestro principal propósito es la salvación. Sin embargo la vida de un creyente presenta muchos retos y pruebas que superar.

    No se trata nada más en nosotros, se trata de lo que hacemos en nuestra vida con nuestro prójimo, en nuestro hogar, en la iglesia, y en todos los ámbitos en los que debamos convivir con los demás.

    No podemos encerrarnos en nosotros mismos, buscar nuestra salvación, sin importar lo que pase a mi alrededor. Para eso no hemos sido llamados, no hay duda de eso, porque el mensaje de Dios es claro y contundente, debemos proclamar el mensaje de salvación y procurar que ningún alma se pierda.

    Así que ese es el propósito principal en nuestra vida, y la persona que se reúse a eso, no podrá ser feliz aunque obtenga muchos logros en la vida.

    En la actualidad, las personas han luchado mucho por entender cuál es su propósito aquí en la tierra, ya que al ser humano le gusta mucho indagar y poder entender el por qué de las cosas, de la existencia y la razón de vivir.

    Sin embargo, las respuestas ya están escritas en las Sagradas Escrituras, pero algunas personas se niegan a aceptarlas por su ignorancia y falta de comprensión.

    En este sentido, el Señor nos dio sus verdades a través de su Palabra, en la cual se encuentran todas las respuestas para tener una vida muy feliz y con un propósito, y además nos dio la promesa de compartir una eternidad con Él en el cielo.

    El propósito de la vida según la biblia

    El propósito de nuestra vida puede llegar a ser uno de los deseos más profundos de todas las personas. Existen mucha gente famosa y exitosa que ha declarado que el éxito no tiene sentido, otras a pesar de tener mucho dinero no son felices. Al respecto la biblia nos muestra el propósito de la vida de dos formas:

    1.- Un Propósito general

    Este propósito se aplica a todas las personas, donde pueden  conocer y disfrutar al Señor. Él eligió crearnos para que pudiéramos tener una estrecha relación con él. Antes de que Dios nos creara, él ya sabía que el pecado entraría en la tierra.

    Él ya sabía el gran sacrificio necesario que se tenía que llevar a cabo para nuestra restauración.  Pero concluyó que valíamos la pena, tal como se puede apreciar en el libro de  Isaías 43:10 dice: “ ‘Ustedes son mis testigos’ —afirma el Señor—, son mis siervos escogidos, para que me conozcan y crean en mí, y entiendan que yo soy. Antes de mí no hubo ningún otro dios, ni habrá ninguno después de mí."

    El Señor habló esto a Israel, la cual es su nación escogida, y actualmente se aplica también a la Iglesia, ya que es el deseo de él para que lo conozcamos, confiemos en él y creamos en su palabra.

    Jesucristo hizo una declaración semejante a sus discípulos: "Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mateo 28: 19-20).

    En esta cita se puede apreciar que las instrucciones de Jesucristo estaban enfocadas en estar con Él, obedecerlo y dar testimonio a todos.

    En el libro de Juan podemos encontrar las instrucciones que el Señor daba con respecto a permanecer en su amor, dar el fruto de la justicia, obedecer sus mandamientos, amar a nuestro prójimo, confiar en que somos su amigo y tener gozo:

    "No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros" (Juan 15: 16-17).

    De esta manera Jesucristo nos resalta el hecho de que hemos sido escogidos para dar frutos, mantener una relación con nuestro Padre y tener una relación con los demás.  Además nos dice que esto afectará nuestra felicidad.

    De esta manera, conocer y disfrutar al Señor es un propósito universal en la vida. Una vez que conocemos a Dios, podemos dar testimonio para que otros puedan conocerlo y disfrutar de sus bendiciones.

    2.- Un propósito individual

    En este punto,  Dios también tiene propósitos individuales para nuestras vidas. En el libro de Efesios 2:10 el Señor nos dice lo siguiente: "Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica"

    En este sentido, existen las obras que son universales y que están preparadas para nosotros, tales como la obediencia a Cristo, disfrutar y testificar sobre Dios, de igual forma están las obras individuales.

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    La Biblia está llena de ejemplos acerca del toque personal del Señor en la vida de cada persona. Los profetas fueron llamados de forma individual por Dios con un propósito determinado y esto se hizo en un tiempo estipulado.

    Tal es el caso de Noé, José, Rut, Ester, Abraham, María, entre otros. Éstos fueron escogidos por Dios en sus tiempos, con sus cualidades y para un propósito específico. En 1 Corintios 12: 12-31 se hace referencia a la Iglesia en términos de un cuerpo, donde cada miembro es de suma importancia y desempeña un papel determinado:

    “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo”  (1 Corintios 12:12-31)

    Las opiniones respecto a los propósitos individuales que se tienen, pueden variar. Algunos pueden pensar que el Señor nos ha atribuido algunos talentos y dones para que los usemos en esta tierra en pro de la obra de Dios. Otros consideran que Dios tiene un plan específico y determinado para cada momento de la vida.

    En este sentido, existen muchas opiniones, pero lo que si es cierto es que Dios nos ha llamado a cada uno de nosotros, bien sea que su llamado sea general o que nos dé un propósito individual y más específico.

    Cómo podemos descubrimos el propósito de nuestras vidas

    Existen ciertas herramientas que utilizan los cristianos, para descubrir cuál es su propósito en esta vida, como los  tests de personalidad o tests de dones espirituales.

    Pero la mejor herramienta para tener en claro cuál es nuestro propósito en esta vida es la oración. A través de ella podemos pedirle al Señor que revele su propósito para nuestras vidas, y cuando lo hacemos, debemos escuchar lo que él nos quiere decir.

    Una vida con propósito
    Una vida con propósito

    Es importante escudriñar las Sagradas Escrituras para confirmar que aquello que escuchamos proviene de la sana doctrina y es verdaderamente el mensaje del Señor.  Él no nos va a dirigir a que hagamos algo que esté en contra de su palabra.

    De igual forma, debemos observar diferentes actividades y acontecimientos que se están dando en nuestra vida y estar atentos a nuestras fortalezas, poniendo atención a la sabiduría que viene de lo alto y no a los hombres. Tal como lo señala la palabra: “El camino del necio es derecho en su opinión; Mas el que obedece al consejo es sabio” (Proverbios 12:15)

    En este sentido, encontrar el propósito en la vida es quizás lo más grande que busca el ser humano. Y representa un tema en cualquier etapa de nuestra vida, ya que nuestros propósitos particulares pueden variar, o al menos manifestarse de forma distinta, en etapas diferentes de la vida.

    Para los creyentes el propósito de su vida se encuentra en la palabra de Dios, en la voluntad divina y perfecta de él, porque sabemos que sin él, las cosas obtenidas en este mundo son en vano. Esto se puede apreciar claramente en la palabra:

    “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10)

    En este sentido, somos reconocidos como hijos de Dios porque hacemos sus buenas obras, servimos al prójimo, exaltamos a Dios con nuestro testimonio en todos los aspectos de nuestra vida.

    No solo en la iglesia cuando vamos los domingos, sino que lo santificamos en nuestro hogar, en el trabajo, en donde quiera que estemos. De esto se trata nuestro propósito, en que somos llamados hijos de Dios.

    El propósito de los que creen en Dios

    Como se mencionó anteriormente el propósito de todo cristiano se encuentra en la palabra de Dios, donde encontramos la verdad y la vida que debemos seguir. Ésta se basa en el siguiente principio bíblico: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16)

    En la medida en que entendemos que Jesucristo dio su vida para que nosotros tuviéramos una vida plena, en abundancia, en libertad, podemos hallar respuestas a todas nuestras interrogantes y podemos descifrar el mensaje de la cruz.

    Jesucristo es nuestro camino, nuestra vida, nuestro propósito . Todo lo demás que tengamos es por añadidura, por su gracia y misericordia. Así que una vida con propósito es una vida con Cristo.

    Se puede alcanzar propósitos en la vida, tener sueños, metas, logros, pero todo eso es pasajero, terrenal. Lo meramente importante en forjar nuestro camino a la eternidad donde estaremos en presencia de nuestro Señor Jesucristo.

    Esto no quiere decir que tener una vida próspera y exitosa sea malo, pero debemos estar en conocimiento de aquello que es verdaderamente importante y que tiene un sentido.

    En la actualidad estamos rodeados de banalidades donde lo material es lo más importante para muchos. Pero el pueblo de Cristo ante esto se ha levantado para formar una iglesia, cuyo único propósito sea Cristo.

    Cuál es el significado de “creer”

    Para entender el propósito de nuestra vida, debemos creer verdaderamente en Dios y en su palabra. Los cristianos ciertamente creemos en Jesús y en su sacrificio en la cruz del calvario, en el perdón de los pecados, en la vida eterna, en su amor y misericordia.

     Pero aún así muchos viven en constante angustia, afán y no confían en que Dios tiene un plan en su vida, el cual se llevará a cabo en el tiempo de él.

    Si creemos en Dios, debemos poner todo en sus manos, y saber que nuestro propósito está en su gracia. Al respecto la palabra nos exhorta con el siguiente versículo:

    "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 7:21)

    En esta cita podemos apreciar que el mensaje es claro, debemos obedecer a Dios para acceder al reino de los cielos y ser llamados hijos de Dios. Así que creer significa hacer la voluntad de Dios, no solo pregonar las creencias y exponer nuestras ideas frente a los incrédulos.

    Si verdaderamente crees en Dios, en tu testimonio se notará, en tu estilo de vida, en tus palabras, en tus acciones, ya que cuando somos sellados con el Espíritu Santo comenzamos a ser transformados.

    Es decir, Dios nos manda a que debemos nacer de nuevo porque el pueblo de Dios es una nueva creación, moldeada a imagen y semejanza de nuestro Padre Celestial.

    Así que debemos desechar todos nuestros pensamientos y razonamientos humanos y enfocarnos en seguir los pasos de Jesús como una “nueva criatura“: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17)

    Nuestra posibilidad como creyentes en este mundo es ser una criatura nueva, dejar de limitar el poder del Señor con nuestras dudas y razonamientos humanos.

    Es por eso que este camino para muchos es un rumbo lleno de misterios porque no hemos activado ese poder en nuestra vida y nuestro propósito se ha visto limitado. Las limitaciones son puestas por nosotros mismos, por no permitir que Dios moldee tu vida, por estar renuentes a hacer la voluntad del Señor.

    Ciertamente ser creyentes no es un camino fácil porque vamos a encontrar muchos obstáculos que nos van a perturbar en nuestros propósitos. Esto sucede porque vivimos en el mundo, pero debemos entender que no pertenecemos a esta tierra.

    El propósito de todo cristiano es espiritual, y está enmarcado en la relación que tengamos con el Señor y está en nuestra disposición querer o no seguir los caminos de Cristo.

    Una vida con propósito es aquella que activa el poder de Dios, y las pone de manifiesto en las obras, prodigios y maravillas. Por eso la fe sin obra está muerta, porque como verdaderos hijos de Dios debemos ser hacedores de la verdad y seguir el ejemplo de Cristo.

    Una vida con propósito te convierte en un hijo de Dios que ha sido sellado con el Espíritu Santo para manifestar las buenas obras que él hace con cada uno de sus hijos y para glorificar el nombre de Cristo en cada paso que se da, en cada proyecto que se concreta, en cada alma que acepta al Señor y se entrega a él. De eso se trata tener un propósito en esta vida transitoria, en dejar una huella, en exaltar el nombre del Señor en cada cosa que se haga.

    No se trata de lo que dejamos aquí en la tierra, se trata de lo que hagamos para el reino de los cielos, porque aunque vivimos en este mundo no somos de este mundo, le pertenecemos a Dios y debemos estar preparados para el día final donde accederemos a su reino.

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