Cómo ser un verdadero adorador. Claves para lograrlo

El verdadero adorador siente plena devoción por Dios en todo momento y no solo de forma temporal. Además permite, comprende y acepta que el Espíritu Santo trabaje en el interior, y así el exterior será transformado en un reflejo de paz, compasión y absoluta belleza, ya que la verdadera adoración proviene de adentro hacia afuera.

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En este sentido, Dios merece lo mejor de nosotros, por lo cual debemos tener un corazón humilde en nuestra vida cotidiana, en nuestra familia, en el trabajo, en todo momento, ya que nuestras actitudes dan testimonio de lo que Dios puede hacer en nuestra vida y es una de las cualidades de un verdadero adorador.

De esta manera que ser un verdadero adorador de Dios es tener un estilo de vida que es nutrida constantemente por nuestro Padre a quien debemos glorificar no solo cuando estamos en la iglesia, sino en nuestro diario vivir.

Índice De Contenidos

    Cómo ser un verdadero adorador de Dios

    Desde el inicio, el Señor nos formó con el propósito de que seamos nos verdaderos adoradores, por lo que la adoración debe ser siempre una parte  natural de nuestra vida.

    Cuando ocurrió la caída estuvimos separados de Dios. Con Adán y Eva, la naturaleza de nuestra adoración de igual forma cayó, así que no podíamos conectarnos con Nuestro Padre de forma íntima y total.

    Pero cuando nos alineamos en nuestro corazón, alma y espíritu, y obedecemos la voluntad de Dios, nos estamos preparando para ser un verdadero adorador. De esta manera que el impacto que ejerce nuestra adoración corresponde a nuestra comunión con Dios, de cómo nosotros le dedicamos nuestro tiempo a él.

    En la actualidad priorizamos otras cosas materiales porque forman parte de nuestras necesidades, pero cuando somos verdaderos adoradores, entendemos que primeramente debemos buscar a Dios y su reino para luego mediante nuestra devoción y adoración glorificar su nombre.

    “Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos” (Juan 4:19-22

    En este sentido, debemos adorarle solo a él, al creador del cielo y de la tierra, a quien nos creó a su imagen y semejanza y entregó a su único hijo en sacrificio perfecto para que nosotros pudiéramos ser justificados ante él.

    De esta forma, si no le entregamos nuestra vida a Dios y dejamos morir lo carnal en nosotros, la adoración será en vano, tal como lo dice la palabra: “Porque los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu” (Romanos 8:5)

    Características de un verdadero adorador

    La Biblia es el único libro que nos revela la verdad de nuestro Dios, y la que nos puede inspirar y alentar cuando tengamos alguna dificultad en la vida. A través de ella podemos conocer a Dios y su propósito para con nosotros y a pesar de que en algunos momentos podamos sentir incertidumbre, él nos da la sabiduría para entender su palabra.

    De esta forma podremos mantener la comunión con Nuestro Padre. Además la oración debe formar parte de un verdadero adorador, ya que es el medio mediante el cual podemos hablar directamente con él y buscar cada día su rostro. Sin la palabra y sin la oración, no podremos sentir la conexión con lo espiritual.

    En la biblia además encontramos la inspiración divina de Dios que nos da valor para continuar nuestra vida con gozo. Nos muestra el verdadero camino a seguir que a pesar de ser angosto, nos proporciona la paz que sobrepasa todo entendimiento.

    En este sentido, las sagradas escrituras es el único libro que puede darnos la verdadera sabiduría que viene de lo alto, también nos proporciona esperanza y bendición a nuestro hogar. Nos asegura el acceso a la vida eterna si hacemos la voluntad de Dios, ya que las personas que obedecen la palabra se convierte en un verdadero adorador lleno de la presencia de Dios.

    Es importante resaltar que existen diferentes características fundamentales que moldean el corazón de un adorador, y éstas nos permiten gozarnos todo lo que Jesucristo conquistó en la Cruz del Calvario. Dentro de estas características encontramos las siguientes: “Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios” (1 Juan 3:21)

    1.- El verdadero adorador tiene un corazón sincero

    Cuando se habla de tener un corazón sincero, pensamos en diferentes términos que lo definen, tales como compromiso, lealtad, compromiso, entre otros. De esta manera el Señor quiere que el verdadero adorador posea un corazón digno de él, que sea sincero y que no se deje llevar por la religiosidad.

    Verdadero adorador
    Verdadero adorador

    Tal como se revela en su palabra: “Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura” (Hebreos 10:22)

    De esta manera, Dios espera que nosotros le demos todo el control de lo que somos a su soberanía, por lo cual debemos ver lo que hay en nuestro corazón para que nos limpie de todo pecado y nos quite todo lo malo, ya que el señor escudriña los corazones y conoce todo de nosotros:

    “Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras” (Jeremías 17:10)

    En este sentido debemos ser sinceros con el Señor y no pretender ocultarle nada a él porque él conoce todo de nosotros, y observa la disposición que tengamos en cambiar nuestros malos hábitos para así ser mejores personas y mejores adoradores, donde le demos toda la gloria a Dios.

    2.- Tiene una fe inquebrantable

    No podemos agradar a Dios si no tenemos fe, así que es fundamental que como adoradores podamos confiar en Dios y en las cosas que él puede hacer en nuestra vida ponemos nuestra vida en sus manos, ya que Cristo es ese camino que debemos andar, para estar en la luz y no en las tinieblas. Tal como lo revela su palabra:

     “Por eso estimé rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas, y aborrecí todo camino de mentira” (Salmos 119:128)

    3.- Tiene un corazón purificado

    Una de las armas que usa el enemigo cuando quiere atacarnos y debilitar nuestra fe, es la culpa por nuestros pecados del pasado. Por lo cual debemos arrepentirnos constantemente de forma sincera para estar limpios cuando este enemigo pretenda amedrentarnos y quitarnos fuerzas:

    El verdadero adorador debe entender que no es perfecto, pero que puede fortalecer su relación con Dios mediante la oración y la lectura de la palabra, ya que son armas poderosas para vencer el miedo y el sentido de culpa.

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    Si por el contrario queremos obtener la gloria y nos llenamos de egocentrismo y altivez, seremos blanco para nuestro adversario y podemos caer más fácilmente.

    No debemos subestimar al enemigo, manteniendo nuestro corazón puro como nuestro Señor Jesucristo lo hizo en la tierra, a pesar de atravesar por una muerte tan dolorosa en la cruz del calvario. De esta forma somos justificados por la sangre del cordero que fue inmolado por nuestros pecados: “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Romanos 5:9)

    En este sentido, debemos dejar de sentirnos culpables y recordar que a través del pacto divino somos salvos y estamos justificados por medio de Jesucristo cuando fue sacrificado: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1)

    Por otro lado, el verdadero adorador debe mantener una comunión con Dios y arrepentirse de todos sus pecados, ya que solamente estando limpios podremos adorarle en espíritu y en verdad: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9)

    4.- El verdadero adorador le da valor a Dios

    Para ser un verdadero adorador debemos darle el valor que se merece Dios y ponerlo como prioridad en nuestra vida. Así que nunca debemos pensar que lo que estamos haciendo por Dios no tiene un impacto en los demás.

    El valor de ser adoradores va más allá de nosotros mismos. Mientras le demos más valor a Dios, estaremos más firmes en nuestras convicciones y sabremos que él se merece toda la gloria y toda la honra.

    Jesucristo pagó con su sangre por nuestros pecados y es algo que tiene un valor incomparable. Por lo cual nosotros debemos a cambio entregarle nuestra vida para que él nos moldee, nos guíe, nos ayude en todo momento a sobrellevar las adversidades que nos presenten en la vida.

    De igual modo, debemos darnos valor a nosotros mismos, ya que somos la creación de Dios y ofrecer nuestros cuerpos en santidad, manteniéndonos puros y dignos de él. Tal como lo revela su palabra:

    “Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1)

    En este sentido, nuestro valor puede llevarlos a tener niveles más profundos con Dios, donde lo conozcamos realmente y el propósito que tiene en nuestra vida.

    Así que cuanto más valor le otorguemos a Dios, más poderosa será nuestra vida como adoradores del Señor, respetándolo y honrándolo cada día, y así nuestra adoración tendrá mayor significado.

    Por otro lado, nuestra adoración debe medirse por el valor que le damos a Dios, y no por no el valor que le damos a los bienes materiales y cosas del mundo. Por lo cual debemos vivir en rectitud, buscando siempre la espiritualidad y el contacto con nuestro Dios, dejando a un lado lo terrenal. Tal como lo expresa su palabra:

     “Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos” (Juan 12:1-8)

    5.- El verdadero adorador consagra su cuerpo

    Para ser un verdadero adorador debemos preservar nuestros cuerpos en santidad, ya que somos templo y morada del Espíritu Santo. Muchas veces exponemos nuestro cuerpo y no le damos el cuidado que se merece, y eso no le agrada al Señor, ya que somos instrumento de bendición y de adoración.

    Por lo tanto Dios quiere que lo consagremos a él con cuerpos santos y dignos de su gloria. Así que debemos apartarnos de las cosas del mundo y mostrarnos como verdaderos hijos de Dios.

    Mediante el sacrificio de Jesucristo en la cruz del calvario podemos cancelar toda acta de decretos donde en el hicimos malas acciones, y cometimos excesos. Tenemos la oportunidad de limpiarnos a través de la sangre de Cristo y consagrar nuestro cuerpo, capacidades, talentos solo a él, sirviéndole solo a él. Al respecto su palabra nos exhorta de la siguiente manera:

    “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna” (1 Corintios 6:12)

    6.- El buen adorador tiene una actitud correcta

    La adoración no se basa en nosotros, sino en Cristo. De esta manera nuestra adoración tiene que ver con nuestra actitud hacia nuestro Padre, ya que representa la expresión interna de devoción y amor de nuestro corazón.

    Hacemos esto teniendo siempre una actitud de reverencia, amor, oración, respeto, sacrificio, devoción, honor, obediencia y confesión a Dios como una manera natural de la vida.

     Cuando vemos todos los aspectos desde nuestro interior,  estamos en el camino correcto hacia la adoración verdadera, haciendo siempre la voluntad del Señor y teniendo como arma de doble filo, la palabra, que nos da las herramientas para combatir las tentaciones y poder mantenernos firmes en sus caminos.

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    En este orden de ideas, la adoración proviene del espíritu humano, de la misma naturaleza de Dios, que es Espíritu. La adoración viene del corazón, del interior, de nuestra comunión con Dios.

    1. Paterno Obama Engono Abogo dice:

      Que Jehová bendiga el trabajo tan grandioso que estáis haciendo, espero que al menos en mi correo me puedan ayudar con bosquejos que puedan a ayudarme a poder evangelizar a otros. Que la paz de nuestro Señor Jesús les cubra. Amén

    2. daniel mendez dice:

      En verdad es algo q me impacto y me gusta gracia porque esto me va a ayudar mucho q dios los bendiga grandes mente

    3. Anuncios
    4. Juana dice:

      Como ayudar a otros a conocer a Dios.ya que piensan no lo vimos como a Jesús,que estuvo con gente.

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