Oración para calmar el enojo según la biblia
La oración para calmar el enojo es una de las herramientas que nos puede ayudar a controlarnos en situaciones que se pueden salir de control. El enojo revela la falta de misericordia y tolerancia hacia nuestro prójimo e indica la presencia de orgullo, altivez y falta de agradecimiento hacia nuestro Señor.
El enojo se refiere a la falta de compasión y además muestra falta de madurez que se tiene tanto en el aspecto emocional como en el espiritual.
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Este enojo es producido por cualquier oposición que hallamos en lo que queremos hacer, donde nuestros planes no se pueden llevar a cabo por diferentes motivos, y esto nos genera malestar y es allí cuando caemos en el enojo, y nos airamos.
También este sentimiento se puede generar cuando nuestros pensamientos e intereses chocan con los de otras personas, y esto provoca una disyuntiva. Es aquí cuando podemos caer en el error de dejarnos llevar por nuestro enojo y difícilmente podemos rectificar.
Oración para calmar el enojo. 5 Aspectos que se deben considerar
Para calmar el enojo debemos primeramente reconocer nuestra falla y pedirle ayuda a nuestro Señor para que él obre y pueda controlar nuestras emociones. De igual forma la palabra nos puede dar las herramientas para combatir con este mal, atendiendo al consejo que nos deja el salmista: “Deja la ira y desecha el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo” (Salmos 37:8).
De igual manera podemos tomar el consejo del sabio salomón que nos dice: “La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor” (Proverbios 15:1). Así que debemos buscar la ayuda de nuestro Señor y seguir el ejemplo de Cristo, quien estuvo en situaciones difíciles pero pudo controlar sus emociones y hablar siempre con sabiduría.
Así que vivamos como él para vencer el enojo y controlarnos cuando las cosas no salgan como queremos. En la medida en que hacemos la oración para calmar el enojo de forma constante, podremos hallar las maneras constructivas para manejar las emociones.
De esta manera, debemos confiar en el Señor y siguiendo siempre el camino correcto que es Cristo, nutriéndonos de la palabra y orando para ser como él, tal como lo dice la palabra:
“Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia. No contenderá para siempre, Ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.” (Salmo: 103:8 )
En este orden de ideas es importante señalar aspectos muy importantes para calmar el enojo y manejar con sabiduría nuestras emociones. Tales como:
1.- El enojo conlleva a más enojo:
Nuestra relación con nuestro Padre va a determinar nuestra relación con nuestro prójimo y pareja, ya que cuando no tenemos las cuentas claras con los demás, puede resultar ser un gran obstáculo para que Dios pueda aceptar nuestra ofrenda, que se refieren a la alabanza, predicación, cántico, profecía, ministerio, enseñanza, adoración, oración, entre otras. Lo cual nos aparta de la comunión con nuestro Padre Celestial.
Debemos comprender que el cristianismo se basa en la tolerancia y en el perdón. Por esta razón, quien se llame cristiano, pero se deje llevar siempre por el enojo, manifiesta que el cristianismo aún no ha llegado a su corazón.
Por su parte, la Biblia nos habla sobre ser como un niño para así poder acceder al reino de los cielos. El enojo es lo contrario a la paz. Y nuestro Señor nos llamó a tener paz. Así que estaríamos desobedeciendo su palabra y haciendo nuestra propia voluntad y justicia.
Pero la justicia es de Dios, él nos protege, nos justifica, así que si ni tenemos noción de eso, nunca mejoraremos como cristianos y personas. Tal como se puede apreciar en su palabra: “Porque el Señor ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles. El Señor los protegerá para siempre, pero acabará con la descendencia de los malvados” (Salmos 37:28)
El cristiano debe cuidarse de abrirle las puertas espirituales al enemigo a través del enojo, ya que cuando estamos airados solemos expresarnos de mala manera sin cuidar nuestras palabras, lo cual nos puede traer consecuencias en nuestra vida como la pérdida de amistades, de empleo, entre otros. Así que debemos pedirle la dirección a Dios y no perder la cordura: “El que fácilmente se enoja hará locuras; Y el hombre perverso será aborrecido.” (Proverbios 14:17)
2.- El enemigo usa tu enojo para confundirte
Aunque podemos encontrar un número casi ilimitado de circunstancias que nos pueden llevar al enojo, la mayoría se centran en el miedo, frustraciones y heridas, y estas cosas nos hacen sentir indefensos y vulnerables.
Por lo cual el enojo es un mecanismo de defensa. El enojo va creando un muro entre las personas que contienden y esto llega a confundirlos, siendo un arma que usa el enemigo para alejarnos de nuestro prójimo y de Dios.
El miedo que sentimos va relacionado con nuestra debilidad de afrontar diversas situaciones y algunas personas se sienten más cómodos si dejan salir todo su enojo, en vez de mostrar tristeza o debilidad, revelando su estado de ansiedad.
3.- El enojo de Dios es Justo
El único que tiene la potestad para enojarse es Dios, ya que su enojo es justo, por el contrario, el enojo del hombre es muy dañino. Dios tiene muestra enojo con el pecador porque no le busca, no confía en él y se muestra desobediente. De esta manera, Dios estuvo enojado con el pueblo de Israel debido a su falta de lealtad pero aún así tuvo misericordia porque la misericordia del Señor es para siempre y nos protege de todo mal.
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4.- Expresa el enojo de manera amorosa
Sentir enojo es algo propio del ser humano porque tenemos sentimientos y emociones que nos invaden. Pero podemos examinarnos para saber si lo que sentimos es dolor, miedo, angustia o enojo. En caso de que estemos airados debemos ser conscientes de ello para poder pensar claramente, reflexionar acerca de lo que hemos hecho, y qué tan frecuente estamos enojados.
Debemos de esta manera controlarnos y no actuar hasta que hayamos analizado bien nuestra situación, y ejercer el autocontrol, tal como nos muestra el libro de los Proverbios 29:11 “El necio desfoga toda su pasión, el sensato acaba por aplacarla.” Así que si no tenemos la certeza debemos darnos un tiempo para pensar bien las cosas acerca de nuestra situación.
Cuando nos sentimos sofocados por el enojo y el estrés se recomienda salir a tomar aire fresco, caminar o practicar una actividad que nos agrade.
El enojo, tal como se expresó anteriormente es algo natural y definitivamente hay cosas en la vida que nos pueden llegar a enojar, sobre todo si vemos actos de injusticias o si alguien nos quiere perjudicar o hacer cosas malas.
Es natural querer defenderse. Pero nuestro principal protector es Jehová de los ejércitos, el Rey de reyes y Señor de Señores, así que él se encargará de nuestras luchas y cargas. Por lo cual debes relajarte y confiar plenamente en que él hará su obra en nosotros, tal como no los ha prometido en su palabra:
“Ordené también a Josué en aquel tiempo, diciendo: Tus ojos vieron todo lo que Jehová vuestro Dios ha hecho a aquellos dos reyes; así hará Jehová a todos los reinos a los cuales pasarás tú. No los temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros” (Deuteronomio 3:21-23)
De igual forma resulta algo positivo preguntarnos si nuestro enojo está justificado, o simplemente es un enojo por algo del pasado que no hemos liberado aún y eso nos hace daño, ya que nuestra percepción por lo general está errada y debemos reflexionar al respecto y darnos cuenta que estamos tomando las cosas de forma muy personal.
Por otro lado, existe una tendencia a culpar a los demás y no aceptar nuestros errores y de esta manera no podremos manejar las situaciones porque siempre vamos a pensar que todo fue culpa de los demás y no asumimos la responsabilidad de nuestros actos. Así que no estamos obedeciendo la palabra de Dios.
De esta manera al aceptar nuestra culpa, estamos siendo humildes y cuando nos equivoquemos, pedir perdón nos libera del pecado y de seguro nos sentiremos mucho mejor.
La oración para calmar el enojo nos puede ayudar a aclarar nuestros pensamientos y reconocer nuestros errores, reflexionar, pedir perdón de corazón y procurar no cometer los mismos errores. Al respecto la palabra de Dios nos exhorta a hacer lo siguiente en caso de que el enojo se apodere de nosotros contra un hermano:
“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra” (Mateo 18:15-16) De esta forma Dios nos demanda a que confrontemos a la persona que ha causado nuestro enojo pero en privado y expresarle lo que pensamos con amor y no de manera hostil ni para atacarlo de forma violenta.
5.- Cómo ser un modelo para nuestros hijos
Por lo general las personas no piensan conscientemente en su propia forma de manejar su enojo hasta que se dan cuenta de la respuesta que tienen sus hijos ante el enojo, ya que los hijos tienden a reflejar lo que han aprendido de sus padres.
Los padres están esperando que sus hijos tengan un nivel de madurez que ellos mismos no han logrado. Lo cual es una contradicción. En la medida en que los padres aprendan a escuchar mejor, sus hijos se irán sintiendo mucho mejor porque se sienten comprendidos y escuchados por sus seres amados. Lo cual es sumamente importante para ellos.
De igual forma no se deben acumular las ofensas para luego cuando estemos enojados, explotar y ofenderlos sin pensar. Nuestro enojo se va acumulando en nuestro interior de forma dañina.
Así que es importante la comunicación entre padres e hijos para evitar que episodios violentos se puedan presentar, ya que las palabras pueden herirnos mucho y eso va fragmentando la relación entre los miembros de la familia.
Por esta razón se recomienda realizar actividades en familia que edifiquen como orar, leer la palabra, alabar y adorar a Dios. De esta forma nuestro hogar estará bendecido y protegido de todo pecado que atente contra la paz y felicidad de nuestro hogar.
El enojo desde un visión bíblica
El enojo da lugar a muchos aspectos negativos como la ira, las ofensas, la violencia, entre otros. Por lo cual es importante resaltar los principios o verdades básicas sobre el enojo, para así poder controlarlo:
• El enojo no corresponde a la voluntad de Dios para nuestras vidas, ya que nuestro Padre quiere que controlemos nuestras emociones y no pequemos contra nuestro prójimo y contra él: “si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15)
• El enojo demuestra tu vanidad, si estás centrado en el “YO” o en Dios: "y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos" (2 Corintios 5:15)
• El enojo es una característica del viejo hombre: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente” (Efesios 4:22-23)
• El enojo debe ser visto como pecado: “Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo” (Salmos 37:8)
• El enojo es la puerta hacia otros pecados: “idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:20-21).
5 Versículos sobre el enojo:
1.- Mateo 5.22
“Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego”
2.- Santiago 1:19-20
“Esto sabéis, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, lento para hablar y lento para la ira; pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios.”
3.- Efesios 4:26-27
“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo”
4.- Salmo 37:8
“Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo.”
5.- Colosenses 3:8
“Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.”
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