Las lágrimas conmueven a Jesús - Testimonios del amor de Dios por ti
Las lágrimas conmueven a Jesús y él no rechaza a un corazón quebrantado y contrito porque ciertamente él conoce todo de nosotros, sabe nuestros padecimientos, tristezas y preocupaciones.
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Las lágrimas conmueven a Jesús – Testimonios bíblicos
De esta manera Jesús no es indiferente a lo que estás sintiendo en un momento determinado, y esto lo podemos encontrar en muchos pasajes de la biblia donde la misericordia de él se hace presente, tal como lo podemos apreciar en el libro de Lucas 7:13-17:
“Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo. Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor”
En este pasaje Jesús sintió compasión por las lágrimas de la mujer que lloraba desconsoladamente por la muerte de su hijo, él conocía que su corazón estaba quebrantado y al ver su humillación ante la situación por la que estaba pasando, él sintió misericordia y manifestó su milagro.
Cuando conocemos a Cristo y llegamos a sus pies y comenzamos una nueva vida en sus caminos, somos llamados hijos de Dios y se nos otorga el poder de manifestar sus maravillas, tal como lo podemos apreciar en el libro de Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”
Sin embargo, el camino del evangelio, no siempre es color rosa, ya que en la vida tendremos pruebas que superar, pero todas éstas están respaldadas por Dios, ya que él no nos dejará solos.
Debemos comprender que aunque el camino con Cristo está lleno de dificultades, ciertamente tendremos su presencia en nuestra vida y tendremos paz en medio de la tormenta y los problemas serán visto de forma diferente.
Así que las lágrimas forman parte fundamental de cada victoria obtenida, quizás tendremos que soportar rechazo, deslealtad, maltrato, críticas, entre muchas cosas más.
Pero el respaldado de nuestro Dios es inminente porque él nunca nos dejará, tal como se realza en la palabra:
“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38-39)
Por otro lado, la palabra nos reitera que en medio de la desolación seremos consolados porque Dios es nuestro refugio y él se conmueve de nuestras lágrimas y dolor, esto se puede visualizar en el libro de Mateo 5:4“bienaventurado son los que lloran por que ellos recibirán consolación”
De igual forma, podemos apreciar la misericordia de Jesús ante la tristeza del prójimo, porque desde el instante en que Jesús ve a uno de sus hijos llorar él desea consolarlo, y por eso te da la paz que necesitas.
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En el libro de Juan cuando había muerto su amigo Lázaro, hermano de María Magdalena y Marta, quienes eran amigas de Jesús, éste se compadeció del sufrimiento y manifestó su milagro y lo revivió:
“Conmovido una vez más, Jesús se acercó al sepulcro. Era una cueva cuya entrada estaba tapada con una piedra. —Quiten la piedra —ordenó Jesús. Marta, la hermana del difunto, objetó: —Señor, ya debe oler mal, pues lleva cuatro días allí. —¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús. Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo: —Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste. Dicho esto, gritó con todas sus fuerzas: —¡Lázaro, sal fuera! El muerto salió, con vendas en las manos y en los pies, y el rostro cubierto con un sudario. (Juan 11: 38-44)
En este sentido, Jesús siente misericordia de tu tristeza y cuando clamas a él de corazón, se manifestará el amor y poder de Dios ante tu situación. Es allí donde comienzan a aparecer los milagros en tu vida y comienzan a llover bendiciones.
Las lágrimas conmueven a Jesús y debes entender que no es característica de debilidad porque ciertamente cuando el Espíritu nos redarguye es cuando estamos siendo limpiados y purificados. Además Dios nos da fortaleza en medio de nuestra desolación.
Qué le dice Jesús a tus lágrimas
En este mundo siempre tendremos situaciones difíciles por las cuales tendremos que atravesar porque aunque no pertenecemos a este mundo, vivimos en él y tenemos que convivir con las personas que en él habitan.
Sin embargo, tenemos un camino que seguir en el cual encontraremos las respuestas a nuestras inquietudes. Nuestro Señor nos ha hecho promesas hermosas que aparecen en la biblia, la cual debemos escudriñar para comprender los designios de nuestro Padre, para comprender su propósito en nuestra vida.
1.- Jesús ve tus lágrimas
Jesucristo puede ver tu tristeza, él conoce tu corazón y tiene control de todas las cosas: “Ni un pajarillo cae a tierra sin que Dios lo note” (Mateo 10:29)
En este sentido, Jesús ve tus lágrimas, ve tu corazón y se compadece de tu tristeza. En la palabra de Dios podemos ver algunos ejemplos:
- Cuando Agar clamó en el desierto de Beerseba, Dios la escuchó: “Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está” (Génesis 21:17).
- Cuando Ana lloró con el alma fuera del templo del Señor, él lo notó y la tomó en cuenta: “con gran angustia comenzó a orar al Señor y a llorar desconsoladamente” (…) “—Vete en paz —respondió Elí—. Que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido” (1 Samuel 1:10, 17).
- Cuando el rey David se cansó de clamar, Dios no se cansó de oírlo: “Jehová ha oído mi ruego; Ha recibido Jehová mi oración” (Salmos 6:6–9).
El Señor está pendiente de ti en todo momento, no pienses que él no ve tu lamento, porque él recoge cada una de tus lágrimas, tal como lo dice su palabra: “Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová” (Salmos 56:8)
Como podemos ver en las diferentes citas bíblicas, Dios tiene cuidado de cada uno de sus hijos y escucha las peticiones de su corazón. Recuerda que no estás solo en tu tristeza, Dios te ve.
2.- Jesús se preocupa por tus lágrimas
Por lo general a muchos no les gusta llorar delante de los demás porque es motivo de vergüenza y en algunos momentos puede significar debilidad. Sin embargo cuando lloramos delante del Padre es diferente porque él recoge nuestras lágrimas y se preocupa por nosotros.
Llorar no es debilidad porque todo aquel que es humillado será exaltado en gran manera. Nuestra fortaleza está en Cristo Jesús y no en las opiniones adversas. Jesús es quien nos proporciona la fuerza para avanzar y seguir adelante.
Puede resultar incluso, motivo de rechazo porque se considera que las personas que lloran son depresivas, pesimistas. Pero cuando exponemos nuestro lloro delante de Dios sentiremos su misericordia en gran manera y él levantará nuestra cabeza, tal como lo señala su palabra:
"Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza." (Salmos 3:3)
En esta cita, Dios nos muestra que las lágrimas no son en vano porque él tiene cuidado de todas las cosas que nos están pasando, porque cuando una persona expone sus lágrimas, expone de esta manera su corazón y muestra además su humildad porque no guarda lo que siente.
En la palabra, las lágrimas no son muestra de debilidad sino de humildad de corazón, y esto es agradable ante los ojos de Dios y por eso te ayuda, te consuela, escucha tu petición y se manifiesta en ti. Al respecto la palabra señala: “Bienaventurados los que ahora lloráis” (Lucas 6:21)
Sin embargo, cuando exponemos nuestras lágrimas desde nuestro corazón, eso no significa que podamos utilizarlas con otros fines, para quejarnos de todo, para hacernos la víctima, para pedir por cosas banales o incluso para adorar a otros dioses. Así que no debemos perder la dirección de Dios porque él escudriña los corazones y no podemos engañarlo.
Hay que considerar que el Señor no mostrará compasión por aquellos que lloran para lamentarse por aquellos ídolos que él nos ha quitado, tal como sucedió con el pueblo de Israel, quien prefirió la carne de Egipto por sobre la presencia del Señor:
“Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: !!Quién nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos” (Números 11:4-6).
En esta cita podemos observar a un pueblo que anhelaba su vida pasada y no veía las bendiciones que tenía adelante y que venían de parte de Dios. Esto no es del agrado de Dios porque nadie que mire atrás, podrá alcanzar el reino de los cielos.
3.- Jesús convertirá tus lágrimas en gozo
Ciertamente el gozo del Señor es nuestra fuerza, lo que nos impulsa a continuar a pesar de las adversidades. Antes de que Jesús fuera traicionado, golpeado, humillado, y molido por nuestros pecados, le dijo a sus discípulos lo siguiente:
“En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, pero el mundo se alegrará; estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría” (Juan 16:20).
Así que Jesús les estaba hablando a sus discípulos que a pesar de la tribulación por la que pasarían a raíz de su muerte en la cruz, estarían gozosos luego de su resurrección donde la majestuosidad de Jesucristo se haría notar en todo su esplendor.
De este modo tu tristeza y gemido se irán y tus lágrimas se irán secando cuando sientas el gozo del Señor en tu vida. Y esto pasará de la misma manera en la cual los discípulos disiparon las sombras de su corazón cuando Jesús resucitó al tercer día.
4.- Jesús enjugará tus lágrimas
Nuestro llanto puede ser el reflejo de una prueba que estamos atravesando, de la pérdida de un ser querido, de una herida que aún no ha sanado, entre muchas aflicciones que nos pueden sumergir en la tristeza.
Por otro lado, nuestras lágrimas pueden limpiar nuestra vida porque el Espíritu Santo nos redarguye y toca nuestro corazón. Esto es parte de un proceso por el cual los hijos de Dios deben pasar para estar preparados para las cosas grandes que vienen para tu vida.
Al respecto la palabra nos señala lo siguiente: “El Dios de toda consolación está atento a tu llanto. Él recoge todas nuestras lágrimas y las pone en su redoma” (Salmos 56:8).
Esta es una promesa muy hermosa porque debemos comprender que toda lágrima es tomada en cuenta por nuestro Señor. En el libro de Apocalipsis se nos señala que cada una de nuestras lágrimas tendrá recompensa: “Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado” (Apocalipsis 21:4)
De esta forma, cuando estemos en la presencia del Señor estaremos regocijados en su misericordia y en su amor. Seremos llenos de su gozo y nuestra tristeza será cambiada en alegría porque estaremos en las manos de Dios: “Pues tú has rescatado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, mis pies de tropezar. Andaré delante del Señor en la tierra de los vivientes” (Salmos 116:8–9).
En este sentido comprende que eres hijo del Dios Altísimo, quien conoce todo de ti, quien se compadece de tu tristeza y cambia toda tristeza en gozo porque él no deja en vergüenza a ninguno de sus hijos, él se conmueve de tus lágrimas y te las seca con su manto sagrado.
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